Durante
el siglo XX, Homo sapiens se transformó en Homo
hydrocarbonus (gráfica expresión que ha utilizado en alguna
ocasión Jacques Grinevald), o más concretamente en Homo
petroliensis. En pocos decenios dilapidó un precioso regalo
fósil heredado de miríadas de antepasados biosféricos, quemando la
energía condensada en el petróleo con una imprevisión e
inconsciencia que impresiona.
Construyó
así una “civilización de alta energía” basada en un exuberante
derroche de energía fósil; y de alguna forma se engañó a sí
mismo pensando que podría mantener siempre ese costoso tren de vida.
Pero el petróleo es un recurso finito que hemos derrochado a manos
llenas, el “capitalismo fosilista” será un breve experimento en
términos históricos, y ahora llega el momento de un doloroso
despertar.
¿Qué
viene después de la Era del Petróleo? La necesidad de rehacer
nuestras economías, nuestras sociedades y nuestras culturas, y las
muy malas condiciones de base para hacerlo. Interviniendo en el vivo
debate actual sobre modelos energéticos, el catedrático de la
Universidad de Barcelona Mariano Marzo argumenta: “Los ecologistas
no pueden seguir defendiendo el cierre de las nucleares. Se han
quedado anticuados porque si no se cuestiona el modelo actual de
crecimiento socioeconómico, las renovables no cubren la demanda
existente. Y cambiar el modelo económico es imposible...”
¿Cambiar
el modelo económico es imposible?
El
modelo económico está destruyendo a marchas forzadas las
perspectivas de que perdure una humanidad libre en un planeta
habitable, ¿y cambiarlo va a ser imposible? Pero ¿acaso no ha
cambiado, muchas veces, en el curso de la historia? ¿No ha cambiado
en tiempos recientes -- desde el capitalismo keynesiano hacia el
neoliberal? ¿Acaso no está cambiando ahora mismo –pero no hacia
una mayor sustentabilidad y justicia? ¿Por qué el capitalismo
neoliberal sería el único régimen socioeconómico de la historia
humana que se congelaría en un Reich de los mil años? ¿Quién
defiende posiciones de verdad anticuadas –por no decir nihilistas—
en ese debate? Después de haber visto a George W. Bush y su equipo
de economistas neoliberales nacionalizando –parcialmente— el
sistema bancario estadounidense en el otoño de 2008, ¿vamos a
seguir pensando que no se puede transformar ese insostenible sistema
socioeconómico?
No
olvidemos nunca que lo que no resulta posible en tiempos
“normales” –cambiar el modo de producción y consumo, por
ejemplo--, es posible en tiempos extraordinarios. Nuestro
tiempo no es “normal”: hace falta que esa verdad llegue a las
conciencias de nuestras conciudadanas y conciudadanos.
No
se puede seguir engañando a la gente. No se les puede seguir
diciendo: “somos omnipotentes, nuestra tecnología lo puede todo”.
La responsabilidad de las elites políticas y los “creadores de
opinión” es enorme.
Extraído de 'La habitación de Pascal' de Jorge Riechmann
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