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Libertad y límites


Se hace necesario definir un espacio en el cual se puede actuar con independencia y libertad y en el cual se pueda dar un desarrollo humano.

Vivir significa estar limitado, los límites forman parte de la vida. Nuestro propio cuerpo está protegido del exterior por la piel.

Apenas existen entornos adecuados para el desarrollo sano de los seres humanos, lugares como las carreteras y sus vehículos, fábricas y oficinas para desarrollar un trabajo del que no nos sentimos complacidos, hospitales masificados donde somos la enfermedad que padecemos, barriadas sin el calor del sol.

Vivimos en una sociedad donde se valora más la adaptación que la consideración de personas en desarrollo. El poder de los más fuertes sobre los más débiles, y la lucha por obtener las mejores oportunidades.

Hemos experimentado los límites como medio de coacción para hacer o dejar de hacer según lo que otros esperaban de nosotros. Debemos olvidar el significado de los límites han tenido en nuestra tradición cristiana: prohibiciones, advertencias, amenazas, requerimientos para respetar los derechos de los demás, llamadas a nuestro ‘yo’ mejor.

A veces se inventan límites porque se está convencido de que ejercen una influencia positiva en el desarrollo, pero si los límites no son realmente necesarios y se erigen únicamente para obtener determinados resultados tienen resultados demoledores ya que no se respetan los auténticos procesos vitales.

Nadie se comporta ‘mal’ (no percibir los límites o menospreciarlos) cuando se siente bien. En la realidad debe haber límites para nosotros cuyo objeto es que podamos sentir cierto ‘orden’. Los límites y las normas se aplican y están vigentes en la convivencia social de toda cultura.

La alegría de vivir debe impregnar las relaciones con nosotros mismos y con los demás, nuevas formas de relacionarse para compartir, cooperar y respetarse mutuamente.

Libertad y límites están íntimamente relacionados con dos conceptos: ‘amor’ y ‘respeto’.


Para saber más: Libertad y límites. Amor y respeto. Rebeca Wild.

¿Somos libres?


-Mi querida Teresa –me dijo- , lo más ridículo que hay en el mundo es querer discutir, contrariar, condenar, o castigar los gustos de cada hombre, si no están de acuerdo con las leyes o convenciones sociales del país en que vive ... ¿Es posible que el ser humano sea incapaz de entender que no existe ningún tipo de inclinación, por extraña que parezca o criminal que se la considere, que no dependa de la constitución que nos ha dado la naturaleza?... Y, planteando esto, yo pregunto: ¿con que derecho puede un individuo atreverse a exigir de otro que reforme o moldee sus instintos siguiendo un orden social establecido?... Las propias leyes, hechas exclusivamente para el bienestar de los hombres, no tienen ninguna potestad para atreverse a dañar a aquel de entre ellos que no puede corregirse o solo lo lograría perdiendo esa felicidad que ellas mismas están llamadas a conservarle... Porque, aunque alguien deseara cambiar de gustos, ¿podría hacerlo?... ¿Está en nuestra mano refundirnos o transformarnos en un ser distinto?... ¿Osaríais pedírselo a un contrahecho?.. ¿Y, acaso la irregularidad de nuestras inclinaciones no representa lo mismo en el aspecto moral que la imperfección de tal hombre en el físico?..."

Justina o los infortunios de la virtud. Donatien-Alphonse-François de Sade. 1787.


Tener elección implica poder optar por una práctica o bien por otra con pleno conocimiento de lo que está en juego. Es examinar, comparar, calcular y después elegir un comportamiento en lugar de otro.

Todos nosotros procedemos de una serie de determinaciones que, en su mayor parte, buscan transformarnos en modelos sociales: buenos esposos, buenos niños, buenos trabajadores, buenos ciudadanos... Somos producto de nuestro medio, la resultante de combinaciones múltiples y difíciles de distinguir de influencias educativas, coacciones mentales o afectivas, convivencias familiares, los mensajes de la televisión. Nos convertimos en lo que somos.

El ser humano como evolución


La idea básica sin la que el fenómeno humano resulta inexplicable es la evolución. La evolución es la característica fundamental de todo lo vivo.

La atmósfera de la tierra primitiva era una mezcla de hidrógeno, metano, amoníaco y vapor de agua. Esta densa atmósfera, sometida a las radiaciones del sol, pudo originar moléculas orgánicas que son la base de las macromoléculas constitutivas de los seres vivos.

Los mamíferos no han existido siempre. Han surgido de especies inferiores en proceso lento a lo largo de millones de años. La biología explica la evolución como resultado de las mutaciones que se producen en los genes portadores de la herencia. La selección de los individuos más aptos produce la evolución de las especies.

El hombre, por su constitución orgánica no es excepción del proceso evolutivo, y, como tal, se le clasifica en el orden de los primates, suborden de los atropoides y grupo de los homínidos, que comparte con los símidos (orangután, chimpancé y gorila).

Si observamos la serie de animales atendiendo a su progresiva complicación, nos encontramos con que, paso a paso, las relaciones de los organismos con su medio son cada vez más complejas, y paralelamente se da mayor desarrollo del sistema nervioso. Al recibir más información y al ser capaz de mayor actividad, el medio se va estructurando progresivamente.

Se da el hombre cuando la bipedestación y la liberación de las manos permitió a algunos homínidos percibir los utensilios empleados por otros congéneres, y reproducir sus actividades. Esta imitación y reproducción de una misma actividad de un comportamiento colectivo, hizo posible la representación.

Cuando unos homínidos percibieron mutuamente sus comportamientos y fueron capaces de reproducirlos, empezaron a poder representarse ante sí mismos su comportamiento futuro, y los utensilios empezaron a ser objetos con valor de actuación, con significado. La representación del propio ejercicio anticipado es justamente la conciencia vinculada a un fin. En ese mismo momento, los objetos pudieron ser simbolizados. Con lo que el lenguaje empezó a estructurar lo que era medio de estímulos y señales en un mundo de objetos.

La reproducción de acciones instrumentales ajenas, y la representación de los objetos de unos sujetos por otros sujetos, hizo posible la estructuración de un mundo de objetos para un sujeto, y con ello la inauguración de un nuevo proceso evolutivo típicamente humano: la evolución cultural en sus dos aspectos: material (fabricación de herramientas) y formal (lenguaje simbólico).

Para saber más: Dialéctica Ricardo y Manuel Sánchez Ortiz de Ubiña


El ser humano según Nietzsche


Friedrich Nietzsche (Alemania 1844 – 1900). Enfermo durante toda su vida, fue recuperado por el nazismo – a causa de un falso libro publicado por su hermana para complacer a Hitler - . Invita a pasar la página a dos mil años de pensamiento occidental, afirmando una pasión desenfrenada por la vida ‘más allá del bien y el mal'. Ateo y anticristiano.

“¿Cuál puede ser nuestra única doctrina?. Que al ser humano nadie le da sus propiedades, ni Dios, ni la sociedad, ni sus padres y antepasados, ni él mismo (el sinsentido de esta noción que aquí acabamos de rechazar ha sido enseñado como ‘libertad inteligible’ por Kant, acaso ya también por Platón). Nadie es responsable de existir, de estar hecho de este o de aquel modo, de encontrarse en estas circunstancias, en este ambiente. La fatalidad de su ser no puede ser desligada de la fatalidad de todo lo que fue y será.

El no es la consecuencia de una intención propia, de una voluntad, de una finalidad, con el no se hace el ensayo de alcanzar un ‘ideal de hombre’ o un ‘ideal de felicidad’, o de un ‘ideal de moralidad’, es absurdo querer echar a rodar su ser hacia una finalidad cualquiera. Nosotros hemos inventado el concepto ‘finalidad’: en la realidad falta la finalidad...”

“... El concepto de ‘Dios’ ha sido hasta ahora la gran objeción contra la existencia. Nosotros negamos a Dios, negamos la responsabilidad en Dios: sólo así redimimos al mundo.”

Frente a toda perspectiva de igualdad y de uniformidad, Nietzsche propugna el valor del individuo. Tal es uno de los mensajes esenciales de Zaratustra. Y el superhombre será, ante todo, un individuo orgulloso de su propia singularidad. Tiene en él mismo su propia realidad, el sentido de su verdad y será él el que imponga una moral nueva.

El superhombre tiene en sí mismo la fuente de todo valor y de toda verdad. Posee el sentido de la tierra, ajeno a toda moralidad de esclavos e impone sus propios juicios. Al no poseer una moralidad determinada por los conceptos de bien y mal, se comporta como un ser amoral y tiene, en ese sentido, la inocencia del niño. Se aparta totalmente de la multitud y es capaz de crear su propia moral.

“¿Qué significa vivir?. Vivir significa esto: apartar continuamente de sí mismo algo que quiere morir. Vivir significa esto: ser cruel e inexorable hacia todo aquello que se convierte en débil y viejo en nosotros. Vivir, por tanto, significará quizá esto: no tener piedad de los que mueren, de los que son desgraciados y de los que son viejos. ¿significará quizá ser constantemente un asesino?

- Y, sin embargo el viejo Moisés dijo: ¡No matarás!.”

Nietzsche señala el camino de la afirmación de la vida frente a todo lo que es viejo y decadente.

Para saber más: Selectividad. Ignacio Izuzquiza.

Para saber más: Nietzsche en castellano

El ser humano según Tomás de Aquino


Tomás de Aquino (Italia 1224-1274), escribió Suma Teológica, libro que responde a todas las cuestiones que un cristiano puede plantearse: la naturaleza de los ángeles, las condiciones del pecado de lujuria, la manera de estar en el paraíso, las formas de probar la existencia de Dios, las definiciones del Espíritu Santo...


En primer lugar, es inherente al hombre la inclinación –que comparte con todas las sustancias- al bien según su naturaleza, en cuanto apetece la conservación de su ser según su naturaleza; y según esta inclinación, pertenece a la Ley natural todo aquello que contribuye a la conservación de la vida del hombre, y prohibe lo contrario.

En segundo lugar, es inherente al hombre la inclinación a cosas más especiales según la naturaleza en la que comunica con los otros animales; y, según esto, decimos que son de la Ley Natural aquellas cosas que la misma naturaleza enseña a todos los animales, como son la unión del varón y la mujer, la crianza y educación de los hijos y cosas semejantes.

De un tercer modo, le es inherente al hombre la inclinación a lo bueno según la naturaleza de la razón que le es propia; así como el hombre tiene natural inclinación a conocer la verdad acerca de Dios y a vivir en sociedad; y, según esto, pertenece a la Ley natural todo lo relativo a este género de inclinaciones, a saber, que el hombre evite la ignorancia, que no ofenda a otros con los que debe convivir, y todas las demás cosas de este género que se refieren a esto.”


La naturaleza humana posee unas líneas de conducta orientadas hacía el bien, hacia Dios, que solamente el ser humano es capaz de conocer. Como ser racional, el hombre, conoce la ley natural (que es evidente, inmutable y universal), y puede determinar unas reglas de conducta acordes con dicha ley.


Esta ley natural, en cuanto principio ordenador de la conducta humana, no es algo desconectado del orden general del Universo en el que el hombre se haya inserto - ley eterna - que es definida por Aquino como "la Razón de la sabiduría divina en tanto que rectora de todos los actos y movimientos".

Estas teorías constituyen aún el eje fundamental de la doctrina moral católica. En ellas el sentido de totalidad prima sobre lo que compone lo real en un momento concreto. Nuestra sociedad occidental está impregnada con esta visión de lo humano.

Para saber más: Historia de la filosofía. Juan Tomás Navarro Cordon y Tomás Calvo Martínez.

La llegada del tren

Atardecer