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Entropía y evolución

El segundo principio de la termodinámica, nos dice que es imposible la máquina del movimiento perpetuo, se refiere a la inevitable realidad de que a lo largo de la cadena de transformaciones de la energía se va perdiendo la capacidad de realizar trabajo útil.

La teoría evolutiva dice que primero existieron los animales más simples, menos estructurados, y luego fueron evolucionando hacia formas cada vez más complejas.

Los organismos vivos son sistemas abiertos que están importando y exportando energía constantemente, son capaces de mantenerse en estado de desequilibrio químico y termodinámico y, creciendo y evolucionando hacia una mayor heterogeneidad y complejidad.

Ilya Prigogine nos habla de la Termodinámica No Lineal de los Procesos Irreversibles, donde describe como en situaciones lejos del equilibrio, se forman nuevas estructuras disipativas, que permiten definir diferentes trayectorias (Ciencia del Caos y los Sistemas Complejos), y pueden aparecer nuevas estructuras y pautas de organización.

La vida es irreversible: del nacimiento a la muerte. No se avanza rectilíneamente pero sí irreversiblemente; la destrucción de la vida, es sustrato de vida siguiente.

Para saber más: Reflexiones sobre el pensamiento de Ilya Prigogine. Denise Nagmanovich
Para saber más: Dialéctica caos – conciencia. Agustín de la Herrán Gascón.

Para saber más: Energías. Una guía ilustrada de la biosfera y la civilización. Vaclav Smil.

Karl Polanyi: Crítica del mercado

La economía de mercado no es un sistema económico sin más. Es siempre, por su propia esencia, un sistema político-económico: porque es una forma de organizar la producción y la distribución de bienes que exige una organización social y política adecuada a su estructura y a su funcionamiento.

Una institución social cuya "estructura de apoyo" son la propiedad privada, la atomización de quienes participan en ella (individuos desocializados), la articulación de todos esos individuos a través de relaciones de compraventa (oferta y demanda) y su movilización y desplazamiento a través de los precios resultantes sometidos en permanencia a fluctuaciones y que exige un comportamiento orientado hacia la maximización calculada (y calculada necesariamente en dinero) del lucro de sus agentes, es una institución social que sólo tienen un sentido: el de organizar la producción y distribución de medios para la satisfacción de necesidades materiales; en ello empieza y en ello acaba. "La subsistencia se asegura fundamentalmente mediante instituciones económicas que actúan por móviles económicos y se gobiernan por leyes económicas. Las instituciones, los móviles y las leyes son específicamente económicas"

Si toda sociedad necesita organizar de alguna manera la producción y distribución de medios materiales para su subsistencia y la forma de hacerlo en la sociedad moderna es a través de una economía de mercado, esa sociedad deberá configurarse política y socialmente de modo y manera que sea posible aquélla, es decir, en tanto que sociedad para el mercado, en tanto que sociedad de mercado. De otro modo no podría disponer de los medios necesarios para su subsistencia. La configuración de la sociedad habrá de hacer posible así el cumplimiento de las "leyes económicas" y someterse a ellas sean cuales sean sus consecuencias sociales y políticas o, al menos, situando a éstas en un segundo plano frente a aquéllas

"Las mercancías son (...) objetos producidos para la venta en el mercado"; sin embargo, la tierra y el trabajo ni son producidos para la venta ni pueden serlo. "El trabajo no es más que la actividad económica que acompaña a la propia vida - la cual, por su parte, no ha sido producida en función de la venta, sino por razones totalmente distintas -, y esta actividad tampoco puede ser desgajada del resto de la vida, ni puede ser almacenada ni puesta en circulación. La tierra por su parte es, bajo otra denominación, la misma naturaleza, que no es producida por el hombre". Al no ser producidas para la venta, ni el uno ni la otra son mercancías en sentido estricto. Y, sin embargo, ninguna economía de mercado funciona sin su mercantilización. La combinación de estas dos características lleva a Polanyi a definirlas como mercancías ficticias. Y "la ficción en virtud de la cual esto tenía que ser así se (convierte) (...) en el principio organizador de la sociedad"

Para saber más: 'Karl Polanyi: Crítica del mercado, crítica de la economía. Carlos Prieto.'

La reapropiación de la naturaleza y sus significados culturales




En la era de la economía ecologizada la naturaleza deja de ser un objeto del proceso de trabajo para ser codificada en términos del capital. Mas ello no le devuelve el ser a la naturaleza, sino que la transmuta en una forma del capital –capital natural– generalizando y ampliando las formas de valorización económica de la naturaleza. Es en este sentido que, junto con las formas ancestrales de explotación intensiva que caracterizaron al “pillaje del tercer mundo”, hoy se promueve una explotación “conservacionista” de la naturaleza. La biodiversidad se ha revelado como un enorme banco de recursos genéticos que son la materia prima de los grandes consorcios de las industrias farmacéuticas y de alimentos.

Frente al proceso de globalización regido por la racionalidad económica y las leyes del mercado, está emergiendo una política del lugar, del espacio y del tiempo movilizada por los nuevos derechos a la identidad cultural de los pueblos, legitimando reglas más plurales y democráticas de convivencia social. La reafirmación de la identidad es también la manifestación de lo real y de lo verdadero frente a la lógica económica que se ha constituido en el más alto grado de racionalidad del ser humano, ignorando a la naturaleza y a la cultura, generando un proceso de degradación socioambiental que afecta las condiciones de sustentabilidad y el sentido de la existencia humana.

El territorio es el lugar donde la sustentabilidad se enraiza en bases ecológicas e identidades culturales. Es el espacio social donde los actores sociales ejercen su poder para controlar la degradación ambiental y para movilizar potenciales ambientales en proyecto autogestionados generados para satisfacer necesidades, aspiraciones y deseos de los pueblos que la globalización económica no puede cumplir. El territorio es el 'locus' de las demandas y los reclamos de la gente para reconstruir sus mundos de vida.

El nivel local es donde se forjan las identidades culturales, donde estas se expresan como una valorización social de los recursos económicos y como estrategias para la reapropiación de la naturaleza.

El reto de la sustentabilidad es pensar las singularidades locales y construir una racionalidad capaz de integrar sus diferencias, asumiendo su inconmensurabilidad, su relatividad y su incertidumbre, reconociendo el derecho a la supervivencia, a la diversidad cultural y la calidad de vida de los pueblos; una política del devenir y la transformación, que valoriza el significado de la utopía como el derecho de cada individuo y cada comunidad para forjar su propio futuro.

Surgen así los nuevos movimientos sociales de reapropiación de la naturaleza. De esta manera, las poblaciones indígenas están afirmando sus derechos culturales para recuperar el control sobre su territorio como un espacio ecológico, productivo y cultural para reapropiarse de un patrimonio de recursos naturales y significados culturales.

Para saber más: La geopolítica de la biodiversidad y el desarrollo sustentable. Enrique Leff

La obscena transparecia

 
Mientras diez millones de turistas contribuyen cada año al crecimiento de la economía canaria –es decir, a los beneficios privados de las empresas constructoras y turísticas, a la creación de empleo precario y a la destrucción del territorio y sus ecosistemas -, una avalancha de treinta mil inmigrantes africanos se presenta como una grave amenaza para las Islas. Como estos últimos no son solventes, hacen su trayecto en embarcaciones precarias y eligen rutas cada vez más peligrosas para evitar encontrarse con los buques de guerra con que les reciben los gobiernos europeos; cuando no mueren ahogados en el intento, sus hoteles son Centros de Internamiento de Extranjeros (CIES), permanentes o improvisados en los sótanos de las comisarías. En estas cárceles encubiertas las personas inmigrantes pueden pasar hasta cuarenta días. Como no son turistas, a la salida de estas prisiones su destino es la repatriación o una orden de expulsión que les condena a trabajar en la economía sumergida, aceptando condiciones de trabajo semiesclavas ante la permanente amenaza de expulsión.



“Que los africanos vengan a pedir socorro a los mismos que les roban demuestra su desesperación; que los que les roban reciban su demanda de socorro con balas y palos demuestra la irrevocable ignominia del capitalismo. Podemos hacer guerras lejanas, imponer programas de ajuste estructural, firmar en un despacho un acuerdo comercial y destruir diez países sin violar en apariencia ningún mandamiento. Pero si llaman a nuestra puerta unos hombres que tienen hambre y sed, entonces no nos queda más remedio que romperles la cabeza, dispararles y abandonarlos en el desierto. Se crea o no en Dios, esto es un pecado y un pecado tan vergonzoso, tan sucio, tan abyecto, tan despreciable, que no es raro que hagamos un esfuerzo tan grande por ocultarlo, olvidarlo o justificarlo."Santiago Alba Rico. 'Vendrá la realidad y nos encontrará dormidos'.

Para saber más: La obscena transparencia del Plan África. Eduardo Romero.

Derecho a la propiedad. ¿Derecho natural?

“Aunque el agua de la fuente es de todos, ¿quién puede dudar que la recogida en un recipiente le pertenece al que lo llenó? Con su trabajo la ha sacado de la Naturaleza, donde pertenecía a todos, y con ello se la ha apropiado para sí”

Locke

Se toma como punto de partida “natural” una sociedad en la que las personas se ven sometidas a relaciones de subordinación y dependencia; Si a esto se añade el derecho de las personas a acumular sin límites, y a transmitir por herencia, toda clase de propiedades, nos encontramos con que el punto de partida es una sociedad en la que domina la desigualdad y la dependencia.

Los individuos que no poseen más propiedad que la de su propio cuerpo no les queda otro remedio que alquilarlo o venderlo a los propietarios de tierras y riquezas para sobrevivir, generando así servilismo y frustración contenida. Se perpetúa, de este modo, una sociedad desigual, en la que la cadena de dominación y dependencia presente en las sociedades jerárquicas anteriores, no sólo se mantiene entre ricos y pobres, sino que se prolonga también entre estos últimos hasta invadir todos los rincones de lo privado, para asegurar, mediante el miedo y el maltrato, el sometimiento de los individuos más débiles (mujeres, niños, ancianos y, a otro nivel, inmigrantes).

La única propiedad que asegura a todos los individuos la igualdad formal de derechos acordada es la propiedad de su propio cuerpo (que incluye cerebro y mente).

Para saber más: La economía en evolución: invento y configuración de la economía en los siglos XVIII y XIX y sus consecuencias actuales. José Manuel Naredo.

El momento de decidir




• No hay en este planeta espacio ambiental ni bienes ecológicos suficientes para que algunos cientos de millones de consumidores más se incorporen a nuestro “modelo de desarrollo”; éste es excluyente por definición.

• Ahora, una de dos: o cambiar este modelo –y entonces hace falta trabajar, producir y consumir de otra manera--; o desplegar y perfeccionar las estructuras de poder fascistas que in nuce ya existen, de manera que la raza de los señores domine sobre las razas de los esclavos dentro de un mundo congelado en desigualdades atroces. Tertium non datur.

• Tony Blair: “Actuar ahora puede ayudar a evitar los peores efectos del cambio climático. Si actuamos con previsión, podremos evitar perturbar nuestra forma de vida

Ése es el autoengaño donde se acunan nuestras sociedades sonámbulas. No podemos evitar el desastre ecológico sin perturbar nuestra “way of life”. Y cambiar duele...

• Para quienes hoy prevalecen, desarrollo sostenible quiere decir sustituir autos viejos por coches ecológicos, e instalar aparatos de aire acondicionado respetuosos con el medio ambiente; Para quienes resistimos, desarrollo sostenible quiere decir vivir bien sin coche y sin aire acondicionado, más allá de las cuestiones de ecoeficiencia, las duras y difíciles cuestiones de la suficiencia y la autocontención son inesquivables.

• La gran cuestión etico-política de nuestra época es la autolimitación. A partir de ahí: el reconocimiento del otro, las travesías de la belleza, el cuidado de lo diverso, el pensamiento fronterizo...

• Se trata, sobre todo, de hacer distinto y también de hacer menos, de ahí las dificultades políticas y sociales del asunto: añadir nos resulta fácil, autolimitarnos no, pero tenemos que aprender a decir 'no' colectivamente ante la terrible bulimia desarrollista.

Para saber más: Introducción encuentro de primavera: “Energía y sociedad: los debates sobre el agotamiento del petróleo y el ‘decrecimiento sostenible’”. Jorge Riechmann

Kerala

El estado de Kerala, situado en la costa oeste de la India, es uno de los lugares más densamente poblados del planeta. También es uno de los más pobres, según los estándares económicos en vigor, es pobre incluso comparado con los restantes de la India. El producto interior bruto per capita es sólo de 1.000 dólares anuales, unos 200 menos que la media de la nación y 26 veces menos que la media americana.

En Kerala, las casas son pequeñas y la ropa es simple y sin demasiadas filigranas. Para la mayoría de los 33 millones de ciudadanos keralitas (1998) , la vida parece condicionada por ajustadas demarcaciones dominadas por la agricultura. Sin embargo, tenemos que considerar lo siguiente:

  • La expectativa de vida en Kerala es de 72 años, que es una cifra muy cercana a la media americana (76 años) y mucho mayor que la media india de 61 años. La tasa de mortalidad infantil es de 19 por mil; en Argentina, por ejemplo se haya en el 14 por mil.

  • El crecimiento demográfico está también bajo control en Kerala. El índice de fertilidad es de 1.7 nacimientos por mujer, más bajo que en Suecia o en América. Pero lo que es quizás más impresionante es que el 90% de los keralitas están alfabetizados, unas cifras que equiparan este estado con Singapur o España. Es posible que los niños de Kerala mendiguen un bolígrafo, pero no dinero.

Kerala nos ofrece una lección crítica en estos tiempos de adoración al crecimiento económico a ultranza: la 'Buena Vida' puede conseguirse por otros medios, muy distintos a la promoción del crecimiento económico y a la acumulación de riqueza material.

“Kerala demuestra que una economía de bajo perfil puede crear una vida decente y abundante en todo aquello esencial para todos nosotros: salud, educación y comunidad”.

Bill McKibben

Para saber más: Kerala comunista

Por una sociedad en decrecimiento

Sabemos que la simple desaceleración del crecimiento hunde a nuestras sociedades en la desesperación a causa del desempleo y el abandono de programas sociales, culturales y ecológicos que aseguran un mínimo de calidad de vida. ¡Podemos imaginar la catástrofe que sería una tasa de crecimiento negativo!. Así como no hay nada peor que una sociedad de trabajo sin trabajo, no hay nada peor que una sociedad de crecimiento sin crecimiento.

Para concebir una sociedad serena de decrecimiento y acceder a ella, hay que salir literalmente de la economía. Esto significa cuestionar la hegemonía de la economía sobre el resto de la vida en la teoría y en la práctica, pero sobre todo dentro de nuestras cabezas.

El decrecimiento supone una organización diferente de la sociedad. Para sintetizar un programa es necesario reflexionar sobre seis objetivos; la seis ‘R’.

Reevaluar, esto es, revisar los valores en los que creemos y sobre los que organizamos nuestra vida y cambiar aquellos de deban ser cambiados.

Reestructurar, que significa adaptar el aparato de producción y las relaciones sociales en función del cambio de valores.

Redistribuir este concepto trata de la repartición de las riquezas y del acceso al patrimonio natural.

Reducir, quiere decir disminuir el impacto sobre la biosfera de nuestro modos de producir y de consumir.

Reutilizar, en lugar de tirar, los aparatos y los bienes de uso.

Reciclar los desechos de nuestra actividad.

Deberíamos priorizar valores como el altruismo, la cooperación, el placer del ocio, el gusto por vivir y el trabajo bien hecho, la racionalidad y sobre todo la elección de una ética personal diferente como la sencillez voluntaria.


La 'contabilidad' de Guaicaipuro Cuatémoc


Aquí estoy yo, Guaicaipuro Cuatémoc, llegado para descubrir a quienes celebran el descubrimiento. Aquí estoy yo, descendiente de quienes colonizaron América hace cuarenta mil años, venido para descubrir a quienes la descubrieron hace quinientos años.

Mi hermano europeo me exige, en su frontera, un visado para que pueda descubrir a quienes me descubrieron. El prestamista europeo me exige que pague una deuda contraída por Judas, que yo nunca autoricé que me fuera impuesta. El picapleitos europeo me explica que toda deuda debe ser pagada con intereses, aunque para ello sea necesario vender a seres humanos y a países enteros sin su consentimiento. Poco a poco voy descubriendo a los descubridores.

Yo también tengo pagos que reclamar. Yo también tengo intereses que exigir. Las pruebas están en el Archivo de Indias. Documento tras documento, recibo tras recibo, firma tras firma, demuestran que, tan sólo entre los años 1503 y 1660, llegaron a San Lúcar de Barrameda, procedentes de América, ciento ochenta y cinco mil quilos de oro y dieciséis millones de quilos de plata. ¿Expolio? Yo no le llamaría así, porque ello significaría que nuestros hermanos cristianos habrían violado su séptimo mandamiento. ¿Pillaje? ¡Que me perdone Tanatzin por pensar ni por un momento que, al igual que Caín, los europeos puedan matar a su hermano y negar luego su sangre! ¿Genocidio? ¡Eso equivaldría a darles la razón a difamadores como Bartolomé de las Casas, que equiparó el descubrimiento de las Indias con su destrucción, o a extremistas como el Doctor Arturo Pietri, que afirma que la emergencia del capitalismo y de la civilización europea actual se debe a ese flujo de metales preciosos!

¡De ningún modo! Esos ciento ochenta y cinco mil quilos de oro y dieciséis millones de quilos de plata sólo pueden ser considerados como el primero de una serie de préstamos amistosos, concedidos por América a Europa para contribuir a su desarrollo. Lo contrario presupondría crímenes de guerra, lo cual exigiría no tan sólo la devolución inmediata, sino también la correspondiente compensación por los daños causados. Prefiero creer en la menos ofensiva de ambas hipótesis. Esas exportaciones fabulosas de capital fueron el equivalente a un Plan Marshalltezuma para garantizar la reconstrucción de la Europa bárbara, arruinada por sus deplorables guerras contra el adversario musulmán.

Por esta razón, a medida que nos aproximamos al Quinto Centenario del Préstamo, tenemos que preguntarnos:

¿Qué han hecho nuestros hermanos europeos de racional, responsable, o al menos productivo, con los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Internacional Indoamericano?

La respuesta es: lamentablemente, nada. Desde el punto de vista estratégico, los dilapidaron en batallas como la de Lepanto, en armadas invencibles, en Terceros Reichs y en otras formas de exterminación mutua, tan sólo para acabar siendo ocupados por las tropas yanquis de la OTAN, como un Panamá cualquiera, sólo que sin canal.

Desde el punto de vista financiero, han sido incapaces -incluso después de una moratoria de quinientos años- de devolver el capital con intereses, o de independizarse de su necesidad de réditos, materias primas y energía barata, que siguen importando de eso que llaman Tercer Mundo.

Este lamentable espectáculo corrobora plenamente la afirmación de Milton Friedman, en el sentido de que una economía subsidiada nunca puede llegar a funcionar adecuadamente, al mismo tiempo que nos obliga a exigirles -por su propio bien- esa devolución con intereses del capital prestado, que tan generosamente hemos pospuesto durante todos estos siglos.

Una vez dicho esto, queremos dejar claro que nos abstendremos de cargar a nuestros hermanos europeos esos intereses despreciables y sangrantes, del veinte o el treinta por ciento, que ellos aplican a los países de eso que llaman Tercer Mundo. Lejos de ello, nos limitaremos simplemente a reclamar la devolución de todos los metales preciosos prestados, más un modesto interés fijo del diez por ciento, acumulado a lo largo de trescientos años. Sobre esta base y aplicando la fórmula europea de interés compuesto, tenemos el placer de informar a nuestros descubridores que tan sólo nos deben, como primera entrega a cuenta de su deuda, una masa de ciento ochenta y cinco mil quilos de oro y dieciséis millones de quilos de plata, elevada a la trescientosava potencia. Ello equivale a un número de más de trescientos dígitos y a un peso que supera al de todo el planeta Tierra.

¡Qué montañas inmensas de oro y plata! ¿Y cuánto pesarían si calculáramos su coste en sangre? Afirmar que, en medio milenio, Europa no ha sido capaz de producir suficiente riqueza como para atender a un interés tan modesto, equivale a admitir el fracaso financiero más absoluto del capitalismo.

Los pesimistas del Viejo Mundo aseguran que su civilización está ya tan en bancarrota, que no puede atender a sus compromisos financieros y morales. Si ese fuera el caso, nos daríamos por satisfechos con que se nos pagara con la bala que mató al poeta.

Pero eso no es posible, porque esa bala es el mismísimo corazón de Europa.

Para saber más: Discurso de Guaicaipuro Cuatémoc en ocasión del Quinto Centenario del “descubrimiento”

Las lógicas del cuidado

¿Cómo se cuida? ¿Quién cuida en nuestra sociedad? Cuestiones abiertas agrupadas en torno a una propuesta provocadora y urgente: la reorganización social del cuidado.

Qué significa eso de los cuidados? Los cuidados no se pueden limitar a una única expresión, al trabajo doméstico, al cuidado de personas o de los hij@s. Los cuidados son todo eso, pero son mucho más, son algo sin lo que la propia vida no funciona. Representan un conjunto de tareas cuyo objetivo es proporcionar bienestar físico y emocional a terceros (pareja, hij@s, padres y madres, amig@s...) además de la atención a una misma.

Satisfacer estas necesidades requiere un trabajo que no sólo incluye tareas materiales (como hacer la comida, la colada, limpiar), sino también un componente inmaterial difícilmente cuantificable que tiene que ver con los afectos que median en estas relaciones y que se dan en la vida cotidiana. Son la comunicación, la producción de socialidad, la capacidad de afecto y la empatía. Esta complejidad propia de los cuidados hace que sea un trabajo imposible de medir en su valor, de reducir a un horario y de encasillar en unas tareas fijas: “aquí empieza y aquí acaba”. El trabajo de cuidados es imprescindible para el mantenimiento de la vida, pero está invisibilizado e infravalorado en nuestra sociedad.

Todas y todos los necesitamos, pero en nuestra sociedad se ha construido la idea de que hay que tender a ser autosuficientes a costa de todo, independientes de los demás y que es ahí, en esa autonomía individual, en consonancia con el capitalismo, donde reside el ideal perfecto de una vida, algo que sin embargo es imposible de alcanzar.

Para saber más: Las lógicas del cuidado. Silvia López Gil.

Complejidad

En los últimos 12.000 años, las sociedades humanas parecen haberse desarrollado hacia una mayor complejidad.

Entenderíamos la complejidad "como un mayor tamaño, número y clases distintas de las partes que componen una sociedad, la variedad de roles especializados que incorpora, el número de las distintas personalidades presentes y la variedad de los mecanismos para organizar todo ello en un todo coherente y funcional. Al aumentar cualquiera de estas dimensiones, aumenta la complejidad de la sociedad."

Se supone que lo complejo es algo deseable y el resultado lógico de un exceso de alimentos, tiempo libre y creatividad humana, pero en realidad las sociedades complejas son más costosas de mantener que las sociedades sencillas. La historia de la complejidad cultural es la historia de la resolución de los problemas humanos. En tiempos previos al subsidio de los combustibles fósiles, el aumento de la complejidad de una sociedad significaba que la mayoría de la población tenía que trabajar más.

A lo largo de la historia, las tensiones y los retos a los que se han enfrentado las poblaciones humanas, se han resuelto frecuentemente haciéndose más complejas. La sociedad crece en complejidad y con ella la producción de recursos, la tecnología, la organización política, la investigación, la administración, la defensa...Dado que las soluciones más sencillas ya están agotadas, la resolución de problemas se vuelve inexorablemente hacia una mayor complejidad, mayores costes y beneficios decrecientes.

Vivimos en una sociedad que para resolver los problemas desarrolla soluciones complejas, pero la energía siempre ha sido la base de la complejidad cultural, luego la disponibilidad de energía es un factor limitante del nivel de complejidad.

Para saber más: Complejidad, resolución de problemas y sociedades sostenibles. Joseph A. Tainter. 1996. Prólogo y traduccción de Pedro Pérez Prieto.

Los monocultivos del hambre


El problema de la agricultura y la alimentación no puede plantearse en los términos clásicos Norte-Sur, es un problema de modelos. Lo mismo que les pasa a los campesinos del sur, les ocurre a los agricultores familiares del Norte. En ambos casos es un modelo dominante de agroindustria y agroexportación que los desplaza y en cada caso ellos defienden un modelo de agricultura familiar, frente a este modelo dominante.

Es por eso que en este momento nos encontramos con alianzas entre productores del Sur y agricultores familiares de los países del Norte, porque el modelo agroexportador se basa en pagar precios muy bajos a los productores, estén en Estados Unidos o en Nicaragua. Esa es la base para que las grandes transnacionales como Cargille, Parmalat o Nestlé, puedan competir: comprar barato para luego vender caro. Esto ha creado las condiciones para una alianza nueva entre organizaciones campesinas en los países del Sur y organizaciones de agricultores familiares en Europa, Estados Unidos o Japón. Por primera vez las organizaciones campesinas tienen una expresión internacional como es Vía Campesina, que une a los campesinos del Sur con los agricultores familiares de los países del Norte en la lucha contra el modelo agroexportador y contra organismos internacionales como la OMC.

Lamentablemente hay mucha confusión en el debate sobre alimentos y comercio. Hay muchos que querrían que pensáramos que comprando un producto de Argentina, Nicaragua, Ghana, o la India, estamos apoyando al pueblo campesino de esos países, cuando la verdad es todo lo contrario. Al comprar el producto de agro-exportación estamos apoyando directamente un modelo de exclusión social. Para los campesinos del Sur es mucho mejor que dediquemos mayores esfuerzos en apoyar a nuestros propios agricultores locales, comprándoles a ellos. No se puede seguir creyendo en el mito de que lo que resuelve problemas en el sur, es abrir los mercados del norte. Esto es una falacia. Lo que necesitan los países del Sur es poder cerrar sus propios mercados a las exportaciones subvencionadas de los países del Norte y poder subvencionar su propia agricultura local, para cubrir sus necesidades locales y nacionales de alimentación.


Para saber más: Los monocultivos del hambre. Entrevista a Peter Rosset.

Propiedad y recursos

Distinguimos diferentes formas de propiedad en función del acceso a los recursos:

* Acceso abierto.
* Propiedad comunitaria o comunal.
* Propiedad privada.
* Propiedad estatal / municipal.


En las situaciones en que los recursos naturales son de acceso abierto a todos o de acceso libre (como la pesca de ballenas en alta mar), no existe incentivo alguno para preservar el recurso no ya de cara a generaciones futuras, sino incluso para la generación actual. Siempre que el ingreso adicional obtenido al pescar sea mayor que el coste adicional (es decir, si pescar una ballena resulta más barato en comparación al ingreso obtenido al convertirla en carne y aceite), se pescará esa ballena.

En el caso de la pesca, la amenaza para la existencia de los recursos naturales que surge de un sistema de acceso abierto llevó hace tiempo a acuerdos internacionales para gestionar los recursos. Estos acuerdos a veces se cumplen y a veces no, en algunos casos no obligan a casi nada; pero son una clara señal de que el acceso abierto lleva a abusos.

En la propiedad comunitaria, todos los propietarios poseen derecho a usar el recurso natural, derecho que no se pierde si no se usa (pues se continúa siendo miembro de la comunidad) y los no propietarios quedan excluidos de su uso. Las comunidades han inventado sistemas de propiedad y gestión comunitaria de recursos, para evitar las consecuencias negativas del acceso abierto.

En el régimen de propiedad privada los costes de explotación recaen sobre el propietario, que los comparará con sus ingresos privados. Suele ocurrir que existe una asimetría temporal entre costes e ingresos; es decir si los ingresos son ahora mientras los costes son en el futuro. Así al explotar un bosque el propietario tiene un rendimiento inmediato al talar los árboles, frente a un coste de mantenimiento al gestionarlo.

En la propiedad estatal la influencia en la gestión de los recursos naturales va a depender de la lógica que se aplique. Si el Estado deja estos recursos en manos comunitarias aplicarán su propia lógica (como en el manglar de la costa ecuatoriana) y no habrá degradación del recurso. Si el Estado por medio de concesiones administrativas aplica una lógica comercial a corto plazo (por ejemplo concediendo manglares a las empresas camaroneras), entonces la propiedad estatal no favorecerá la conservación del recurso.

Para saber más: Introducción a la economía ecológica. Joan Martínez Alier.

Ley de White


Leslie A. White formula la “Ley básica de la evolución” en donde pone énfasis en los niveles de uso de energía como determinantes de la evolución cultural:

“Mientras los otros factores se mantengan constantes, la cultura evoluciona a medida que crece la cantidad de energía disponible por cabeza y por año, o a medida que crece la eficiencia de los medios de hacer trabajar esa energía.”

El grado de desarrollo cultural es proporcional a la cantidad de energía aprovechada; la segunda ley de la termodinámica –siempre que se usa energía, o se hace un trabajo, disminuye la cantidad de energía utilizable- gobierna el surgimiento y la caída de las culturas. El poder movilizador de una cultura es su tecnología, a través de ella la energía es controlada y puesta a trabajar, pero la magnitud de este poder siempre es finita, sin importar qué tan grande sea.

La principal función de los sistemas culturales es la obtención y utilización de energía para ponerla a trabajar en servicio del ser humano. Los sistemas culturales emplean la energía para mantenerse y extenderse; la extensión es cuantitativa y cualitativa, la primera se hace por multiplicación, la segunda a través del desarrollo de formas superiores de organización y concentración de energía. El grado de organización de cualquier sistema material es proporcional a la cantidad de energía que ha acumulado. El grado de desarrollo de un sistema cultural es proporcional a la eficiencia y economía de los medios mecánicos por medio de los cuales la energía es controlada, utilizada y expandida.

La cultura se desarrolla cuando:

* Se incrementa la proporción energía no humana/energía humana.
* Aumenta la cantidad de bienes y servicios producidos por unidad de trabajo humano.
* Aumenta la eficiencia de los medios de control energético.
* La energía utilizada per cápita por año aumenta.

La cultura retrocederá, a pesar de que las herramientas y las máquinas fuesen perfectas –y precisamente por su perfección– si el incremento de energía utilizada per cápita por año disminuye. El desarrollo cultural no sólo es consecuencia de la inteligencia, los altos ideales y la determinación: se necesita energía.


Para saber más: La dimensión sociopolítica del fin del petróleo. Desafíos a la sostenibilidad. Armando Páez. 2002.

¡Necesitaremos treinta planetas como éste!




"- ¿En qué medida cada repunte de crecimiento mina recursos naturales?

- Lo medimos por la llamada impronta ecológica,que consiste en el impacto que nuestro nivel de vida tiene en el espacio bioproductivo de la Tierra.

- ¿Qué entiende por espacio bioproductivo?

- Es el espacio que nos surte de alimentos, energía, recursos: el planeta tiene 51.000 millones de hectáreas, de las que 12.000 millones son bioproductivas. ¡De ellas dependemos todos los habitantes del planeta!

- ¿Qué parte de ese espacio me nutre a mí?

- Dada la actual población de la Tierra, cada uno deberíamos sostenernos con 1,8 hectáreas de ese espacio bioproductivo.

- Dice "deberíamos"... ¿No es así?

- El actual nivel de vida de los españoles: necesita ¡4,5 hectáreas por persona/ año! para sostenerse. Si todos los habitantes del planeta quisieran vivir como los españoles..., ¡harían falta dos planetas y medio!

- ¿Y si quisieran vivir como los franceses?

- Serían necesarios tres planetas.

- ¿Y como los estadounidenses?

- Seis planetas.

- ¡Seis planetas!

- De seguir creciendo al 2% anual, en el año 2050 la humanidad necesitaría ya explotar ¡30 planetas! como la Tierra para sostener tal crecimiento. Ahora consumimos el patrimonio acumulado por la Tierra en miles de años: hoy quemamos en un año lo que la fotosíntesis tardó 100.000 años en producir.

- ¿Qué deberíamos hacer para frenar esto?

- Volver a una impronta ecológica igual a 1 planeta y no más: o sea, sostenernos con 1,8 hectáreas por persona y año.

- Dicte tres medidas para conseguirlo.

- ¿Sólo tres? Bien. Una: optimizar el uso de la energía, pues el grupo de estudiosos Nega-wat en un informe ha demostrado que en Francia podríamos consumir ¡cuatro veces menos energía! con similar rendimiento.

- Dos.

- Volver a una agricultura ecológica, con abonos naturales y sin pesticidas, y fomentar el localismo agropecuario. Y tres: dejar de derrochar cada año ¡500.000 millones de dólares en publicidad! Esto por higiene espiritual y material: en papel supone 50 kilos de bosque por persona y año."