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aprendizajes, ideas, propuestas, amigos, crecimiento



Anna - Bosc que respira sense límits

"De vuelta en casa. Me he puesto al corriente de como han ido los últimos días, hablado con personas queridas, cenado a la vera de la estufa con las zapatillas puestas... tengo una sensación de plenitud. Como también la he tenido pasando unos cuántos días en Glasgow, ciudad que me ha acogido desde hace mas de 10 años, en la que comparto, disfruto, aprendo cosas con personas que ahora, pese a la distancia, continúan formando parte de mi entorno cotidiano.


No me hace falta viajar a lugares exóticos, ni remotos para aprender, para soñar, para amar, para sorprenderme ...acciones diarias como atravesar la ciudad para ver a un amigo con quien preparar un experimento culinario entre conversacion y silencios;plantar lechugas, recoger romero, jugar con los niños, una caricia, un paseo nocturno; compartir la voz, la lucha por lo que es justo...son parte del camino hacia una vida plena.

Pero hay veces que un viaje por corto que sea vale para aclarar, aprender, renovar muchas cosas...en este último me he dado cuenta de cuanto sentido nos damos los amigos, del valor de un gesto, una palabra, una sonrisa... y de lo importante que es sentir el nosotros, togetherness, para entre todxs hacer que las cosas pasen.

De este viaje, no quedan demasiadas fotos, y mas que acontecimientos por explicar lo que me queda es la certeza en que las personas podemos trabajar, proponer, planear, vivir juntas el camino, explorando conocimientos, sentimientos... y que cuando alguien esta sufriendo unas circunstancias fuera de lo usual, las relaciones se hacen más fuertes y al compartir las soluciones más visibles.

Vuelvo con energía renovada, conociendo unas cuántas cosas nuevas y con un sentimiento de plenitud al saber que aquí y alli hay unas personas fantásticas que hacen que todo sea posible y si no siempre sera una satisfaccion haberlo intentado juntos.

Gracias a todxs."

Entrevista a Joan Martínez Alier sobre decrecimiento

El decrecimiento económico ya lo tenemos aquí, en la crisis del 2007-2008 del mundo rico. Este año bajarán las emisiones de dióxido de carbono en Espana, en Estados Unidos, etc. Se juntó la crisis financiera (por el exceso de hipotecas y de la construcción de viviendas) con una crisis económica. Todo eso ayudado por el precio del petróleo (por el oligopolio de la OPEP, que se mantiene por la escasez de petróleo a la larga). El coste energético de conseguir energía está aumentando.

Este decrecimiento económico debería ser socialmente sostenible, hacen falta nuevas instituciones, redistribuir la producción, redefinir el trabajo para incluir el trabajo del voluntariado, también el trabajo doméstico no remunerado, etc. Entender que estamos a un nivel muy alto de ingreso, y que si bajamos un poco no pasa nada. Instituir la renta básica. Evitar el racismo con los inmigrantes.

Estamos viendo lo que yo llamo “la Segunda Muerte de Friedrich von Hayek”. Estos días vuelve Keynes, hasta los bancos piden que el Estado los nacionalice porque están temerosos de que los clientes pidan su dinero. Hace falta pues un cambio del sistema financiero. Así que este decrecimiento necesario hay que medirlo no tanto en términos de PIB, sino con indicadores físicos (menor uso de materiales, menor producción de gases con efecto invernadero, etc.) y aplicando el principio de precaución a las tecnologías.

Mientras que en los países ricos debe ocurrir esto, en los países más pobres hay que aumentar el uso de energía porque todavía es muy bajo. Hay una gran injusticia en el mundo, el Norte tiene una deuda ecológica hacía el Sur, existe una deuda de carbono, además de todas las deudas colonial y postcolonial que los europeos han contraído en el Tercer Mundo. Se deberá evaluar el importe de dichas deudas, que podría resolverse mediante la eliminación de la totalidad o parte de la deuda externa de los países del Sur, por ejemplo, y desarrollando mecanismos institucionales para garantizar la reinversión del dinero ahorrado en los programas contra la pobreza y la promoción de energías alternativas en el Sur.

De la entrevista al economista Joan Martínez Alier, realizada por Mónica Di Donato, responsable del Área de Sostenibilidad del CIP-Ecosocial.

Conferencias: Las perspectivas del decrecimiento




Del 26 de febrero al 14 de mayo. En Cataluña.

Ciclo de conferencias:

"Las perspectivas del decrecimiento".



Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), sólo durante el año 2008, La especulación financiera y la crisis alimentaria, ha incrementado en 75 millones el número de personas que sufren hambre en el mundo. De ellas, el 80% son mujeres.

Resumir en tres líneas el estado del mundo es imposible, pero sí que tres frases pueden hacer patente la necesitado de un cambio de paradigma.

Hay quien establece que por un cambio de paradigma hacía falta volverlo todo a cero, pero los paradigmas son más complejos, y para producirse hace falta un profundo cambio de conciencia a todos los niveles, social, político, económico, conceptual, ...

Por este motivo, el ciclo permanente de sensibilización “Els Dijous Cooperactius” [Los Jueves Cooperativos] quiere poner a debate diferentes perspectivas de una propuesta de cambio de paradigma que está tomando fuerza por todas partes, “El Decrecimiento” como alternativa al sistema actual de crecimiento continuo.

Programa completo de conferencias

¿Por qué celebrar a Darwin?


Hay una gran confusión en nuestra concepción sobre la naturaleza. Y las cosas tienden a empeorar con una exagerada conmemoración del bicentenario de Darwin. Muchos piensan que la ciencia descubrió que la “ley de la selva” es la ley del más fuerte, la ley de la competición y de la lucha por la supervivencia. Todavía más, piensan que Darwin descubrió esa ley a partir de estudios rigurosos de la naturaleza. Perdónenme por fastidiar la fiesta pero quiero argumentar que tales nociones están equivocadas y que no hay ninguna originalidad ni brillantez que deba ser celebrada en este aspecto de la comprensión del mundo natural.

Los grandes avances de la investigación científica en el último siglo revelaron que la verdadera “ley de la selva” es la integración holística de los sistemas vivos y que todos los organismos supuestamente en competición constituyen, en realidad, partes integrantes de un sistema complejo en perfecta sintonía que ya dura cerca de 4000 millones de años.

Quien estudia la vida de manera rigurosa y crítica sabe que la estabilidad de una célula y de los organismos multicelulares depende de la integración sistémica de sus partes constituyentes. Lo mismo acontece con el ecosistema y con el ciclo vital que sustenta el planeta, del cual forman parte incluso los minerales. Una guerra de todos contra todos resultaría exactamente en lo contrario de la estabilidad: la desintegración de los sistemas y la des-estructuración de la complejidad, soportes ambos del fenómeno que llamamos vida.

Ni el más pertinaz defensor de un mundo desencantado deja de impresionarse (y encantarse!) con una organización extremadamente compleja y en fina sintonía de elementos químicos comunes (esos, sí, desencantados, pues la materia que constituye la vida es la misma que forma los seres inanimados) que interaccionan para formar incluso los más simples de los organismos vivos.

“La selva” es, en realidad, un ambiente de equilibrio e integración, que incluye desde microorganismos invisibles, como bacterias y virus, hasta grandes mamíferos y plantas. Las leyes no están escritas y no hay sistema penal, pero hay un castigo máximo, no otorgado por los legisladores, para aquellos que no respetan la regla del equilibrio: la pérdida de sintonía con el ambiente y, consiguientemente, la extinción.

El propio patrón revelado por los estudios empíricos de la evolución (el registro fósil y la paleogeología), da testimonio de que los grandes cambios son episódicos y están siempre relacionados con catástrofes y fenómenos excepcionales, tales como la saturación de la atmósfera con oxígeno liberado por las primeras bacterias, el impacto de asteroides, cambios climáticos profundos, etc. El resto de la historia (su mayor parte) contiene pocos cambios estructurales, numerosas adaptaciones y centenares de miles (o millones) de años de equilibrio y estabilidad.

Si, por tanto, “la ley de la selva” es la del equilibrio y de la interacción holística de las partes componentes, de dónde vienen las connotaciones negativas del término “salvaje”? ¿Por qué lo asociamos con la lucha de todos contra todos, la competición y la supervivencia del más fuerte?

Quien afirma que el culpable de todo eso es Darwin, acierta apenas una parte. La historia de la asociación de las leyes de la naturaleza con las leyes de la competición empezó algunos siglos antes.

El sistema capitalista tuvo su origen en lo que Marx denominó “acumulación originaria”, caracterizado por el comercio competitivo, expropiación arbitraria y violenta de pequeñas propiedades, esclavitud y pillaje de recursos en continentes invadidos y colonizados. La conclusión del autor de “El Capital” es que “si el dinero nace con manchas naturales de sangre en una de sus caras, el capital viene al mundo chorreando sangre por todos los poros, de los pies a la cabeza”. Inglaterra tuvo un papel especial en la promoción de ese sistema. No es para asombrarse que las teorías relacionadas con dicho tipo de actividad predatoria hayan surgido exactamente en aquel país.

En el siglo XVII, Thomas Hobbes atribuyó la dinámica de la realidad bajo el capitalismo en ascensión a una esencia del ser humano como depredador y afirmó que “el hombre es un lobo para el hombre” (homo homini lupus) y que la sociedad es una guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes). La sistematización teórica de la cosmovisión capitalista había sentado sus bases. La metafísica social de la era moderna establecía los fundamentos a partir de los cuales toda la realidad sería concebida y justificada.

Adam Smith se sirvió de tal metafísica para la sistematización de la teoría económica liberal. Para él, el interés propio, el egoísmo de cada individuo, es lo que hace funcionar la sociedad. La mano invisible del mercado era un concepto como la gravitación newtoniana, que entraba en acción cuando cuerpos individuales se colocaban uno en el campo de acción del otro.

También en Inglaterra, ahora en el auge del imperialismo del siglo XIX, Thomas Malthus defendió que la vida en sociedad es, esencialmente, una lucha por la supervivencia, dada la escasez de recursos en relación con el crecimiento de la población. Herbert Spencer, en consonancia con Malthus, pontificó que los vencedores de la lucha por la supervivencia eran los más aptos, que superaban, por sus cualidades intrínsecas, a las razas, clases e individuos inferiores y menos competentes.

Lucha por la supervivencia y supervivencia de los más aptos son conceptos tomados de la teoría social liberal, elaborada en el auge del enriquecimiento de la élite colonialista inglesa y de la exploración y empobrecimiento de las clases y pueblos juzgados inferiores. ¿Qué hizo Darwin, a quien se atribuye erróneamente la autoría de estas ideas, suponiendo que él las hubiese descubierto en el estudio de la naturaleza?

Si las personas que celebran el bicentenario de Darwin (principalmente los biólogos) se tomasen la molestia de leer Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o la supervivencia de las razas favorecidas en la lucha por la existencia (título original de la obra más famosa de Darwin) – lectura extremadamente rara entre los que estudian o enseñan el darwinismo – verían que el autor da el crédito a sus maestros y dice que su idea “es la idea del sr. Malthus aplicada a la totalidad de los reinos animal y vegetal” (ver introducción y cap. 3 de Sobre el origen de las especies). Spencer es citado cinco veces en la tan celebrada como poco estudiada obra.

¿Qué brillantez u originalidad existen en tomar una idea social y aplicarla a la naturaleza? Ciertamente la de concluir la construcción de la metafísica social liberal, transformándola en reglas naturalistas. Por lo tanto no fueron las ideas de Darwin las que dieron lugar a su aplicación social (lo que llaman darwinismo social): la misma teoría es una teoría social transportada a la naturaleza. Además de dar el toque final a la metafísica social capitalista, el darwinismo sacramentó la naturalización de las ideas liberales hegemónicas.
partir de ahí, nuestras mentes fueron entrenadas a ver competición del león (predador) con las cebras o ñues (presas), pero sin fijarse en que ambos, predador y presa, conviven hace millones de años en un mismo espacio, en situación de equilibrio armónico, sin consecuencias ecológicas negativas. Aceptamos ideas como “egoismo” de los genes, sin preguntarnos como diablos tal sentimiento humano pueda ser propiedad de un pedazo de materia que ni siquiera está viva- los genes son apenas moléculas que sólo poseen función dentro de una célula y en interacción con otro centenares de moléculas.

De la misma forma, a pesar de ser prácticamente un consenso que el reparto de alimentos y la cooperación fueron factores indispensables para la evolución del Homo sapiens, todavía hay estudiosos serios que consideran a la cooperación entre humanos uno de “los mayores enigmas de la biología”, dado que fueron adoctrinados para buscar competición y egoísmo en todos los fenómenos naturales. No son raras las explicaciones de actos altruistas de animales sociales basadas en la relación costo-beneficio que convierte a la cooperación en una estrategia interesada para obtener ventajas individuales.

O sea, que lo que debería ser un dato empírico que reclama una interpretación teórica -a saber, la existencia de la cooperación a larga escala en la naturaleza- se convierte en un enigma porque contradice una doctrina pre-concebida.

En síntesis, la tan cacareada “ley de la selva” a la que comúnmente se nombra, no fue descubierta en la naturaleza, sino decretada por teóricos del capitalismo e impuesta en la naturaleza. No fue por casualidad el éxito editorial el libro de Darwin en la Inglaterra victoriana, hecho inédito hasta hoy cuando se trata de una publicación científica.

Como decía arriba, lo que las investigaciones recientes nos han llevado a descubrir en la naturaleza son leyes bien diferentes de las que rigen la dinámica de la sociedad capitalista. Mientras tanto explotan por doquier las celebraciones del nacimiento de un pensador que “revolucionó nuestra visión de la naturaleza. Pero: ¿Qué hay de revolucionario en Darwin? En primer lugar hay que recordar que el propio predominio del capitalismo fue el fruto de verdaderas revoluciones en Inglaterra y en Francia. La burguesía ya fue una clase revolucionaria bajo aspectos materiales y espirituales. En el siglo XIX, las ideas burguesas ya eran en ciertos aspectos, revolucionarias, principalmente en lo moral, una vez que disputaban la hegemonía al conservadurismo clerical. No es por azar que el término “liberal” se oponía a “conservador”. Y sin embargo vivimos en el siglo XXI, y no hay que argumentar mucho para afirmar que el término “liberal” adquiere hoy una connotación conservadora.

Si ser darwinista pudo un día ser considerado progresista, tenemos motivos de sobra para pensar que en los tiempos actuales, tal postura tiende más hacia el conservadurismo que hacia una actitud revolucionaria. Tanto bajo el punto de vista científico como social, el darwinismo da muestras de inadecuación al campo que pretende ser aplicado.

En el primer aspecto, cito las palabras de la prestigiosa bióloga Lynn Margulis, para quien “En lugar de los formalismos idealizados de la “moderna síntesis” darvinista, los principios organizados para el entendimiento de la vida requieren un nuevo conocimiento de la química y del metabolismo. Descubrimientos en el funcionamiento interno de la célula aclaran el modo de evolución desde que Darwin y sus seguidores inmediatos escribieron su análisis interior. Los resultados de la nueva ciencia de laboratorio y de campo contradicen, ignoran o marginalizan el formalismo del neodarwinismo, excepto para variaciones dentro de poblaciones de mamíferos y otros organismos que se reproducen sexualmente” (Margulis y Sagan. Acquiring genomes: a theory of the origins of species. New York: Basic Books, 2002).

Otro biólogo, Máximo Sandín, afirma que “Mientras que en las universidades se enseña la evolución como el “cambio gradual en las frecuencias génicas”, en sus propios laboratorios se observa que los procesos implicados en la evolución morfológica nos dicen exactamente lo contrario” (Sandín, M. Pensando la evolución, pensando la vida. Murcia: Crimentales, 2007).

Bajo el aspecto social, es muy poco probable que una idea verdaderamente revolucionaria tenga tanta relevancia en los medios de comunicación. Se trataría más bien de propaganda defendida por las mega-corporaciones editoriales y mediáticas. Parece más sensato suponer que la propaganda masiva del darwinismo responde a intereses de mantenimiento de la naturalización de las diferencias sociales y de las ideas sociales liberales. Además, la emergencia de una nueva metafísica social no sólo se hace urgente y necesaria sino que se configura ya de forma latente en las múltiples experiencias alternativas de organización social y en el clamor de los que ansían otro mundo posible. Para la formación de esta nueva racionalidad, urge desnaturalizar los elementos de la racionalidad burguesa, lo cual no es posible sin un abordaje crítico del darwinismo.

A la luz de la reflexión precedente, el capitalismo no es salvaje. Es, al contrario de lo que ocurre en la naturaleza, una violación de la regla básica del equilibrio, integración y cooperación vigente en el mundo actual. No es sorprendente que la manutención de dicho sistema nos esté conduciendo a la pena máxima aplicada a los que no siguen la verdadera ley de la selva: la extinción.

Considerando el hecho de que el evolucionismo y el naturalismo no son ni fueron nunca sinónimos de darwinismo (infelizmente no podré explorar ese aspecto aquí, pero sugiero la lectura de mi artículo La crisis latente del darwinismo, Asclepio. Ano LVIII, n.1. enero/junio, 2006), me atrevo a decir, a contramano de la mayoría, que no veo motivo para tanta celebración de un nacimiento. Preferiría celebrar el funeral de la teoría darvinista y el nacimiento de una nueva teoría de la evolución, estrictamente naturalista (no creacionista), verdaderamente científica y adecuada tanto a las investigaciones empíricas como a una nueva metafísica social.

Mauricio Abdalla

Universidade Federal do Espírito Santo. Brasil.

Traducción: Emilio Cervantes

Para saber más: Biología y pensamiento

Para saber más: Máximo Sandín

Para saber más: Artículos sobre evolución

Carlos Taibo, Iñaki Gabilondo y Arcadi Oliveres nos hablan de decrecimiento


Palabras sabias de un divulgador del decrecimiento. Absolutamente recomendable.

Crisis y decrecimiento. Conferencia de Carlos Taibo. Audio












Afamado periodista español diciendo que el crecimiento económico sostenido es imposible. Vía Alberto Rey






Maestro en economía convencido de que vamos hacia un decrecimiento económico tanto si nos gusta como si no. Canal SubtUtiles


Empleo y crecimiento.

Dany Vargas - Renta Básica

El problema de la crisis económica actual es que nos cuestiona su esencia misma como modelo, esto es lo novedoso. Y más lo es la falta de análisis coherentes y reales. Siempre se está buscando un culpable, una salida espectacular, que no hacen sino agudizar la crisis.

Desde hace ya varios años el libro de Ramiro Pinto sobre la perestroika del capitalismo y la Renta Básica demuestra como el empleo dejó de ser un medio para resolver las necesidades, para pasar a ser un fin en sí mismo. Lo cual ha sido la filosofía de fondo del modelo keynesiano. Intervenir desde el Estado para crear puestos de trabajo, a través del crecimiento económico. Esto ha dado lugar a una crisis medioambiental sin precedentes, de manera que con el cambio climático hacen falta tomar medidas, como cumplir el protocolo de Kyoto, que nadie lo logra, porque supone frenar el crecimiento.

Vivimos una crisis dentro de otra, que nos llevará a otra más profunda y violenta, si no se toman las medidas oportunas. Es por ello que si el empleo se convierte en un medio, lo cual es su esencia, y hay dinero, como en nuestras economías desarrolladas se deberá de dar el dinero a los ciudadanos, no a las empresas y bancos para que distribuyan la riqueza mediante el empleo, sino que se cree un equilibrio económico, en función de la demanda marginal que active el mundo empresarial. Lo cual no es otra cosa que adaptar la economía a la nueva realidad definida por la globalización, la pujanza de la economía financiera, el progreso tecnológico y la necesidad de conseguir un desarrollo sostenible. Por eso la Renta Básica es posible y es necesaria.

Además se requiere un modelo de financiación específico. El modelo tributario de años atrás no es suficiente ni eficiente. Requiere un ajuste con la nueva economía, lo cual n os lleva a plantear una drástica disminución del impuesto de sociedades y el IRPF, para gravar el consumo a través del IVA y hacer que la producción de dinero cotice, a través de una especie de tasa Tobin ara todo movimiento especulativo, bien en operaciones de la Bolsa, recalificaciones de terreno, imagen de famosos, etc. Lo cual va a permitir relacionar la economía productiva con la economía financiera y ambas con la sociedad, contribuyendo al bienestar de la misma y no que sea una parte de ella víctima de una crisis en la que no ha tenido ninguna responsabilidad.

Pienso que el decrecimiento, medioambientalmente necesario, necesita una herramienta que lo propicie, desde la economía, y no sólo desde una voluntad personal o de grupos, sino que ha de establecerse como dinámica social. Lo cual puede ser, como punto de apoyo, la Renta Básica.

Tenemos que frenar la escabechina que provoca el crecimiento económico a nivel ecológico y social, al alienar cada vez más a las personas con los ritmos acelerados de trabajo y de ocio. Y denunciar y evitar el saqueo que suponen las medidas contra la crisis, para mantener el nivel de beneficios de los bancos o con medidas fiscales que merman la capacidad social del estado para apoyar a los más desfavorecidos, a los que se quiere dejar a un lado.

La paradoja de Jevons y la eficiencia energética

Jesús Soto - Técnico Central

Debemos prepararnos para una avalancha de campañas publicitarias con mensajes de una mal entendida o interpretada:

  • sostenibilidad
  • ecología
  • eficiencia energética

cuando en realidad, nos deberían vender fuertes dosis de:

  • mentalización, fuerza y sentido común
  • austeridad
  • iniciativa y autosuficiencia



He localizado en el blog de ecología ecomicrosiervos el vídeo "Earth 2030 (versión española)", producido por BASF - The Chemical Company, que promociona la eficiencia energética.

Una vez más, se trata de una campaña corporativa para mostrar una cara amable y sostenible. No estamos en contra del mensaje, ¡por supuesto que no! ¿Acaso yo soy sostenible? ¿Algún lector conoce a alguien cuyo modo de vida lo sea? Este tipo de campañas al menos nos hacen reflexionar sobre la necesidad de abrir nuevas sendas vitales, y advierten de un riesgo cierto y cada vez más próximo. Aunque debemos ser conscientes de que esta empresa (al igual que tantas con su mensaje ecológico y reflexivo) no va a salvar el mundo, porque no puede, no tiene la solución (o soluciones). Como mucho podrá poner su granito de arena (que no es poco).

Sólo podremos salvar al mundo entre todos. Tomando conciencia, actuando y apretándonos el cinturón TODOS. Y cuando digo mundo me refiero al género humano. El planeta se acabará reponiendo a cualquier catástrofe que nosotros provoquemos, y continuará su historia con o sin nosotros.

¿He dicho que estas campañas advierten de un riesgo cierto? Por favor, tachen eso y pongan "que advierten de unos hechos", que tendrán lugar con total seguridad si no deponemos nuestra actitud consumista. Nuestro modelo económico se basa en el crecimiento ilimitado, y este sistema no puede sobrevivir si los recursos no son también ilimitados (que para quien no se haya dado cuenta, no lo son).


LA PARADOJA DE JEVONS

El mensaje de la campaña predica la eficiencia energética... pero analicemos sus implicaciones. La eficiencia energética se compone de aquellas metodologías capaces de producir los mismos productos de consumo (no más) con menos energía. Aparentemente, el uso de estas metodologías reducirían el impacto ambiental. Cierto que para obtener los mismos resultados consumiríamos menos petróleo, gas, e. nuclear, etc... pero, ¿qué pasa con el resto de los recursos? Si vamos a fabricar el mismo número de coches o de televisores de plasma o TFT, parece lógico pensar que tendremos que usar al menos el mismo número de materias primas ... eso sí, ahora usando menos energía (ya es un paso).

Siguiendo con el argumento, ¿no debería plantearse nuestra sociedad el ser más eficente, no ya energéticamente, sino en todos los aspectos? Si nos detenemos a pensar en aspectos productivos que implican el consumo de agua, probablemente podamos hablar de una "eficiencia hídrica" (que ya se hace), y seguro que también podríamos aprovechar mejor cualquier materia prima, mediante reciclajes y reaprovechamientos.

Sin embargo, está demostrado que “aumentar la eficiencia disminuye el consumo instantáneo pero incrementa el uso del modelo lo que provoca un incremento del consumo global”. Este concepto fue acuñado dentro de la denominada paradoja de Jevons, formulada a mediados del siglo XIX.

Es decir, que si un producto X conlleva una mayor eficiencia del Y%, ya sea en su fase productiva o en su consumo, debido al ahorro económico asociado, el producto X acabará sufriendo un aumento de su producción y demanda, superando a la postre ese margen de ahorro del Y%.

Entonces, ¿debemos prescindir de la eficiencia energética? ¡En absoluto! La palabra EFICIENCIA hay que escribirla con mayúsculas, puesto que es un primer paso hacia el cambio de mentalidad, de malos hábitos y vicios socialmente aceptados y adquiridos paulatinamente en el último siglo. Me refiero, claro está, al lujo, la ostentación y la calidad de vida mal entendida. Hemos dispuesto de varias generaciones para lograr vivir como vivimos ahora, pero ¿de cuanto tiempo disponemos para desandar ese camino? ¿Podemos? ¿Queremos?

La eficiencia es un primer paso, pero debemos tener presente que se trata de un "parche necesario". ¿A qué me refiero? A que podemos puntualmente hacer el esfuerzo de utilizar menos recursos, y si tenemos éxito, también puntualmente veremos cómo nuestra economía mejora. Pero precisamente, nuestro modelo económico capitalista, ese que conocemos todos y cuyos pilares fundamentales son la deuda y el consumo, ese que no puede existir sin visos de un crecimiento continuado y eterno, acabará dando al traste con los beneficios de cualquier esfuerzo en eficiencia. Por si fuese poco, la población crece también de forma continua, y no se aprecian aún garantías de que podamos escapar del planeta en plazos coherentes con dicho crecimiento. Hoy, hablar de recursos extraterrestes, salvo en el caso de la energía solar, es hablar de utopías.

Así pues, la eficiencia en nuestros consumos, ese parche necesario, debemos verlo como un pequeño pulmón, una herramienta que concede a nuestra especie un poco más de tiempo, sin ser la panacea. Pero sin duda, supondrá un primer gran paso para la humanidad hacia un modo de vida sostenible. Si no comenzamos a medir nuestro consumo en todos los sentidos, que todos nuestros pensamientos y actos lleven asociado un filtro de sostenibilidad, que cada uno de nosotros se pregunte instintivamente por la necesidad o no de adquirir un producto concreto, o de su impacto ambiental, o de la carga ecológica de la propia persona, será la naturaleza o nuestra propia mano, apoyada por sencillas matemáticas, la que acabe con nuestra idílica sociedad industrial.


¿EXISTEN ALTERNATIVAS ENERGÉTICAS?

La gran esperanza está puesta en la energía de fusión, energía de las estrellas la llaman, pero cada década que pasa, el anuncio de su explotación se retrasa una década más. Siempre faltan 50 años. También se habla de que las energías renovables acabarán desplazando a los combustibles fósiles, pero ese horizonte es aún muy lejano, y nuestro consumo crece más, y más. Cuando se de este hecho, cosa que probablemente ocurrirá, será porque apenas usemos energía o porque seamos muy pocos a repartir. Otro caso singular está en energías desconocidas, como es el caso de "energía de punto cero". No niego la posible existencia de energías que desconozco, pero sí considero su aprovechamiento en breve plazo como otra utopía.

Bien. ¿Qué sucede si me equivoco y dentro de unos pocos años se puede explotar una fuente de energía ilimitada? Esa es fácil. Se acabó el tener que pensar en eficiencia energética. ¿Y los otros recursos?, agua, minerales, alimentos ... ¿también son ilimitados? Tendríamos que centrarnos en las otras eficiencias no energéticas. En el caso de alimentos o energía de la biomasa (p. ej.), no debemos confundir recursos renovables con recursos ilimitados. Los próximos años comenzará a tener gran relevancia el concepto de "huella ecológica", que no mide de un modo directo el impacto ambiental humano, sino la superficie útil de tierra productiva necesaria para abastecer a cada uno de nosotros. Otro concepto asociado es la "capacidad de carga" de un territorio ... ¿cabemos todos?

El vídeo de BASF dice: ... "La eficiencia energética es nuestra fuente de energía más importante del futuro. Sólo, con la eficiencia energética podemos reducir mundialmente el aumento de necesidad energética a sólo un 16%, y el aumento de emisiones de CO2 a un 11% en el año 2030. ¿Todo claro? Más con menos. Ya tenemos las tecnologías, por lo tanto seamos eficientes energéticamente, conservemos nuestros recursos, protejamos el clima. ...

¿Todo claro? ¿Más con menos? ¿Tenemos las tecnologías? ¿Conservemos nuestros recursos? ¿Podemos reducir el aumento de energía (o aumentar su reducción)?

¿Qué mensaje es este? ¡El planeta no soporta más aumentos de consumo! ¡La producción de petróleo ya no puede aumentar físicamente! ¡No es que no deba crecer, es que no puede! ... Dispongámonos a luchar por cambios importantes. Nuestro modelo económico va a cambiar. Todo va a cambiar, queramos o no ... y en nuestra mano está escoger la adecuada guía de esos cambios.