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10 consejos para entrar en resistencia por el decrecimiento

Bruno Clémentin y Vincent Cheynet – www.casseursdepub.org

1 - Liberarse de la televisión

Para entrar en el decrecimiento, la primera etapa es tomar conciencia de su influencia. El vector principal de influencia es la televisión. Nuestra primera elección será liberarse de ella. Como la sociedad de consumo reduce el ser humano a su dimensión económica - consumidor -, la televisión reduce la información a su superficie, la imagen. Medios de comunicación de la pasividad, por lo tanto de la sumisión, no deja de agredir al individuo. Por naturaleza, la televisión exige la rapidez, no soporta los discursos de fondo. La televisión es contaminante en su producción, en su uso y luego como residuo. Le oponemos de preferencia nuestra vida interior, la creación, aprender a tocar un instrumento de música, hacer e ir a ver espectáculos vivos… Para informarnos podemos elegir: la radio (sin publicidad), la lectura (sin publicidad), el teatro, el cine (sin publicidad), los encuentros, etc.

2 - Liberarse del automóvil

Más que un objeto, el automóvil es el símbolo de la sociedad de consumo. Reservado al 20%, los habitantes más ricos de la Tierra, conduce inexorablemente al suicidio ecológico por agotamiento de los recursos naturales (necesarios para su producción) o por sus contaminaciones múltiples que, entre otras cosas, genera el incremento del efecto invernadero. El automóvil causa guerras para el petróleo cuyo último en fecha es el conflicto iraquí. El automóvil tiene también por consecuencia una guerra social que produce una muerte todas las horas en Francia. El automóvil es una de las plagas ecológica y social de nuestro tiempo. Le oponemos de preferencia: el rechazo de la hipermovilidad, la voluntad de vivir cerca de su lugar de trabajo, la marcha a pie, la bicicleta, el tren, los transportes públicos.

3 - Negarse a coger el avión

Negarse a tomar el avión, es romper, en primer lugar, con la ideología dominante que considera como un derecho inalienable la utilización de este modo de transporte. Aunque, menos del 10% de los seres humanos han cogido alguna vez el avión. y menos del 1% lo coge una vez todos los años. Este 1%, la clase dominante, son los los ricos de los países ricos. Son ellos quienes tienen los medios de comunicación y fijan las normas sociales. El avión es el modo de transporte más contaminador por persona transportada. A causa de su gran velocidad, convierte en artificial nuestra relación a la distancia. Le oponemos y preferimos ir menos lejos, pero mejor, a pie, en carreta a caballo, a bicicleta o en tren, en velero, con todos los vehículos sin motor.

4 - Liberarse del teléfono móvil

El sistema genera necesidades que se convierten en dependencias. Lo que es artificial se vuelve natural. Como muchos objetos de la sociedad de consumo, el teléfono es una falsa necesidad creada artificialmente por la publicidad. “Con el móvil, Ud es movilizable en todo momento”. Con el portable tiraremos también los hornos microondas, las cortadoras a césped y todos los objetos inútiles de la sociedad de consumo. Le oponemos y preferimos el teléfono normal, el correo, la palabra, pero sobre todo, intentaremos existir por nosotros-mismos en lugar de pretender colmar un vacío existencial con objetos.

5 - Boicotear la gran distribución

La gran distribución es indisociable del automóvil. Deshumaniza el trabajo, contamina y desfigura los perímetros de las ciudades, mata los centros-ciudad, favorece la agricultura intensiva, centraliza el capital, etc. La lista de las plagas que representa es demasiado larga para ser enumerada aquí. Le oponemos y preferimos: ante todo consumir menos, la autoproducción alimentaria (huerta), también los comercios de proximidad, los mercados, las cooperativas, la artesanía. Eso nos conducirá también a consumir menos o a rechazar los productos manufacturados.

6 - Comer poca carne

O mejor, comer vegetariano. La condición reservada a los animales de ganadería revela la crueldad técnico-científico de nuestra civilización. La alimentación a base de carne es también una importante problemática ecológica. Es mejor comer directamente cereales que utilizar tierras agrícolas para alimentar animales destinados al matadero. Comer vegetariano o comer menos carne debe también desembocar en una mejor higiene alimentaria, menos rica en calorías.

7 - Consumir local

Cuando se compra un producto importado, se consume también el petróleo necesario para su transporte hacia nuestro país. Producir y consumir local es una de las condiciones principales para volver a entrar en el decrecimiento, no en un sentido egoísta, por supuesto, sino al contrario para que cada pueblo encuentre su capacidad de auto abastecerse. Por ejemplo, cuando un campesino africano cultiva habas de cacao para enriquecer a algunos dirigentes corrompidos, no cultiva de que alimentarse y alimentar su comunidad.

8 – Politizarse

La sociedad de consumo nos deja la elección: entre Pepsi-Cola y Coca-Cola o entre un producto de “comercio justo” y uno convencional. Nos deja la elección de consumidores. El mercado no es ni de derecha, ni del centro, ni de izquierda: impone su dictadura financiera teniendo por objetivo rechazar todo debate y todo conflicto de ideas. La realidad sería la economía: a los seres humanos el someterse a ello. Este totalitarismo se impone paradójicamente en nombre de la libertad consumir. El estatuto de consumidor se considera como superior al del ser humano. Preferiremos politizarnos, como persona, en las asociaciones, los partidos, para combatir la dictadura de las compañías. La democracia exige una conquista permanente. De lo contrario se muere cuando es abandonada por sus ciudadanos. Hoy es el momento de inhalarle las ideas del decrecimiento.

9 - Desarrollo personal

La sociedad de consumo necesita consumidores serviles y sometidos que no desean ya ser plenamente humanos. De este modo, éstos no pueden vivir sino gracias al embrutecimiento, por ejemplo, ante la televisión, los “ocios” o el consumo de neurolépticos (Proxac…). Al contrario, la disminución económica tiene por condición una expansión social y humana. Enriquecerse desarrollando su vida interior. Favorecer la calidad de la relación con sigo mismo y con los otros en detrimento de la voluntad de poseer objetos que le poseerán a su vez. Pretender vivir en paz, en armonía con la naturaleza, no ceder a su propia violencia, he aquí la verdadera fuerza.

10 – Coherencia

Las ideas están para ser vividas. Si no somos capaces de llevarlas a la práctica, sólo tendrán por función hacer vibrar nuestro ego. Vivimos todos en el compromiso, pero buscamos a tender a más coherencia. Es la clave de éxito de la credibilidad de nuestros discursos. Cambiemos y el mundo cambiará. Esta lista no es por supuesto exhaustiva. A ustedes el completarla. Pero si no pretendemos tender hacia esta búsqueda de coherencia, nos veremos reducidos a lamentarnos muy hipócritamente sobre las consecuencias de nuestro propio modo de vida. Obviamente, no es el modo de vida “puro” sobre la Tierra. Vivimos en el compromiso y es bueno así.

9 comentarios:

  1. Anónimo8:38 a. m.

    Pues no lo veo, no estoy de acuerdo con bastante parte de lo que se escribe. No sé muy bien en qué consiste "liberarse". Al final se puede interpretar: "por qué hacerse amish te arreglará la vida". Y no creo que sea la forma.
    El fondo no cabe duda de que es importante y algo por lo que luchar pero no creo que este tipo de consejos sean los más acertados, desde mi punto de vista, que no tiene por qué ser ni el más acertado ni el que lleva más carga de razón.
    Ánimo ;-)

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  2. Estoy con Julen, si bien es cierto que son totalmente correctos y acordes con el decrecimiento, no es factible en la sociedad actual en la que nos guste o no estamos todos, cumplir con estas premisas nos aislaría de una sociedad, cosa que como especie no es propio del ser humano. El decrecimiento debe ser un movimiento de grupo.

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  3. Hola:

    Me parece que son consejos (que no dogmas), que no son muy complicados de asumir, a no ser que necesites el coche o el móvil para trabajar y poder ganarte la vida.


    salud y alegría

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  4. Anónimo12:48 p. m.

    Creo que estos objetivos son los que todos tenemos que perseguir (estos y más cosas), pero eso no quita, para que como se comenta más arriba, partamos de la sociedad actual, en la que mucha gente por su trabajo, lugar de residencia, etc, siga usando alguno de estos objetos "prohibidos".
    Aunque también digo, que conforme vamos cumpliendo estos consejos, también cambiamos nuestra dependencia a ellos (p ej: cambio de trabajo por otro cercano a nuestra casa).
    No nos olvidemos del sentido comun.

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  5. En general me parecen consejos acertados, si no fuera porque, como alguien apunta en los comentarios, alguo de ellos implica casi un aislamiento social. La clave no es ignorar la publicidad, sino saber convivir y utilizar las herramientas para lo que son: vivir mejor y con más tiempo para los nuestros y la creatividad (ser humanos), en vez de convertir a las herramientas en un fin. Pero tirar a la basura el microondas y el móvil no creo que sea la solución, me gusta más el enfoque de "tecnología para el desarrollo humano", que es el papel que en mi opinión debería tener la tecnología en el movimiento decrecionista.

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  6. No soy ciberpunk, ni de derechas, ni de izquierdas, ni se si me podría encasillar en algún movimiento, pero estoy intentando bajar mi huella ecológica, que por lo que veo es mayor que la tuya, así como intentando reflexionar y aprender sobre algunos postulados del decrecionismo. Me refiero a el DIY, la economía en fuente abierta, el medioambientalismo, la localización económica, la globalización virtual, la economía solidaria, etc…, que quizás puedan ayudarnos a evolucionar el mundo hacia algo mejor, porque lo que hay es manifiestamente mejorable.

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  7. Leyendo el artículo me ha pasado una propuesta por la cabeza; leyendo los comentarios la matizaré.
    La propuesta se basa en rechazar también el cine, además de la televisión. Se ve que las peĺículas influyen tanto como la caja-estúpida en nuestro comportamiento. Esta influencia se reflejó en una película argentina, "el viento se llevó lo que".
    Y como ven pido que se vea una peli para que se entienda el riesgo que corremos al entrar en esa sala oscura llena de sillas que no se pueden mover para podernos ver las caras. Es decir que solo si sabemos el porqué de el rechazo -o lo contrario, como es el caso del consumo local- de lo que se propone en este decálogo, podemos transgredir sin que caigamos en el problema de volvernos crecentistas. Seguramente este matiz convencerá a los que han comentado críticamente estas 10 propuestas.

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  8. Anónimo12:37 a. m.

    Esto son opiniones, las opiniones son imprescindibles para el cambio pero no la verdad universal, pero también son caducas, en cambio la verdad permanece invariable, todos llevamos parte de ésta.Yo soy lo mas alejado a una intelectual o a una apasionada activista, seguramente aqui haya alguno mas como yo, seguramente en mi entorno me mirarían por lo menos raro si les hiciese este comentario, e incluso yo miraria raro. Por esto creo que para luchar por la viabilidad de ésto, debemos hacerlo desde la sociedad de la que formamos parte,todos sabemos del miedo a lo desconocido, hay que contar con eso. Decrecimiento lento o rapido, según la sociedad demande. Yo tengo móvil y muchas otras cosas caducas y tengo ropa de zara, lo ecologico me sale caro y me compro el carrefur discunt, y llego a casa y pongo el telediario etc y me conecto a internet, es lo que me toca, de momento...

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