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Envases, envases y más envases

Ramón Folch - ERF

Se ha vuelto a la pequeña incomodidad de la antigua consigna, sin ninguna de sus ventajas

Era una lata. Tenías que ir a por leche con tu lechera, a comprar el aceite con tu bote de hojalata y a la bodega con aquellos sifones de vidrio. Si el producto venía envasado, tenías que devolver el envase o pagarlo: las botellas de cerveza, las de cava (entonces se llamaban de champán...), incluso los botecitos de cerámica de los yogures (bien pocos se consumían, por cierto). Eso sí: el tendero te ponía el arroz o los fideos en una bolsa casera de papel. La fruta o la verdura iban directas al cesto.

Hasta que llegó el plástico y los primeros alimentos o detergentes envasados. Y los esprais, los vaporizadores, las latas de refresco o el vidrio desechable. Y los blísters. Y los tetrabrics, llamados así porque eran tetraédricos. Permitían envasar la leche. Ahora son paralelepípedos, se llaman brics y contienen toda clase de productos líquidos. Nos simplificaron la vida, pero al final nos la han acabado complicando aún más.

La industria alimentaria y de productos de consumo tocó el cielo. Podía envasar (facilidad de venta al detall, garantía de marca, etc.) sin tener que organizar onerosos sistemas de recogida y de lavado de envases. El incipiente método de consigna de los escasos envases en circulación (el envase era propiedad del usuario, que lo cambiaba por otro al hacer la compra) desapareció. Había triunfado el ciclo abierto: compro y tiro. Globalmente más caro, ambientalmente más sucio.

Hoy en día nos ahogan los envases. Hay que separarlos y llevarlos al correspondiente contenedor. Ahora nos dicen que depositemos en ellos solo envases, nada de vidrio o plástico de otra procedencia. Hemos vuelto a las pequeñas incomodidades de la antigua consigna, sin ninguna de sus ventajas económicas y ambientales. Hemos logrado hacerlo peor, pero más complicado. ¿Y si lo reconsideráramos todo de pies a cabeza?

*Artículo publicado en El Periódico de Catalunya

1 comentario:

  1. Es cierto: deberíamos considerar todo de pies a cabeza.
    Antes no teníamos necesidad de tener en casa una recipiente para la basura orgánica, otro para el papel, otro para el plástico, otro para el aceite, otro.., seguro que se me olvida alguno.
    Antes no teniamos que tropezar en la calle con múltiples artefactos de distintos colores.
    Etc, etc. ¿Dónde están las ventajas? ¿Qué es nejor? Que el carnicero te dé la carne que necesitas de la parte del animal que más te guste o que en el supermercado tengas que coger una bandeja envuelta en plástico y al llegar a casa tengas que dejar la bandeja en un sitio (para reciclar) y el plástco en otro.
    ¿Por qué tanto jaleo con la fecha de caducidad? ¿Cómo sabíamos antes que la leche se "habia puesto mala" y no podíamos consumirla?

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