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¿Hacia una economía comunalista-decrecentista?


Andoni Alonso e Iñaki Arzoz

La apertura de la expectativa de una cibercultura libre, comunalista y decrecentista, abre también un debate de mayor alcance, referido al modelo económico, que es preciso al menos apuntar en los términos en los cuales nosotros, comunalistas/decrecentistas, los entendemos. El crecimiento de la economía del comunal digital y la necesidad del decrecimiento nos sitúan en la tesitura de analizar en el contexto del capitalismo en crisis. Una crisis estructural basada en la crisis del General Intellect y la aparición del cognitariado, el nuevo proletariado del trabajo inmaterial que utiliza ordenadores.

A pesar de los movimientos como el software libre y otros sectores intelectuales que se rebelan contra la economía de mercado -como Peka Himanen-, este sector se proletariza/precariza gracias a unas tecnologías de control y a una visión del trabajo completamente opresivas tal como señala Franco Berardi Bifo. Ahora lo que se aliena no es sólo el tiempo sino también el deseo y la voluntad de hacer las cosas bien. Como indica Illich, el ordenador es así una forma de control que requiere de una policía atenta tanto a las violaciones del copyright como al absentismo on line.

Es un hecho que la economía comunal es posible en el capitalismo, aunque se halle sometido constantemente a restricciones o ataques. Incluso hay autores que entienden que la economía comunal es básica para la supervivencia y el crecimiento del capitalismo. El comunal es aprovechado por las iniciativas capitalistas como una fuente de materias, productos, ideas, patentes, etc. que son privatizados e integrados en la economía capitalista, esto es, su ámbito natural de crecimiento . El problema de esta visión a corto plazo es que no incluye ni la visión integral del comunal ni los problemas del desarrollo ilimitado del actual capitalismo en crisis. No son visiones comunalistas/decrecentistas del comunal, sino visiones capitalistas del comunal que, en último término, nos llevarán al parasitismo del comunal y al desastre del propio modelo capitalista cuando estos se agoten.

Sin embargo, también podemos entender el comunal decrecentista como una apuesta por otro modelo económico frente al capitalismo neoliberal. No estamos hablando de una vuelta del fracasado socialismo real como fórmula de comunismo estatalista y dirigista. La economía comunal o comunalismo abogaría por el crecimiento y la regularización de un sector comunal de la economía que reforzaría el actual sector público y pondría límites a un capitalismo financiero desbocado obligándolo a decrecer. En este proceso la conversión de bienes de libre acceso o incluso de algunos públicos en verdaderos comunales resulta fundamental. Y para ello, el reparto y la distribución de estos grandes bienes inabarcables en pequeños comunales regulables y conectados, es la forma de garantizar su pervivencia. No podemos ver el auge del comunalismo como una utopía sino como un proceso de transición y reconversión dentro del capitalismo hacia un modelo diferente, híbrido e imperfecto pero, gracias al decrecimiento, verdaderamente sostenible. En este aspecto es preciso reconstruir y actualizar una economía del don. El crecimiento de la economía comunal supone el decrecimiento del capitalismo, especialmente de sus formas más agresivas y depredadoras. Pero para ello es importante que el comunalismo se declare decrecentista y no procapitalista. En esta labor hemos de confiar en posibles contribuciones como la alianza del comunal digital y el movimiento por el decrecimiento pero también, lamentablemente, en que la “pedagogía de la catástrofe” de Latouche acabe por enseñarnos la vía correcta.

Extraído de 'Decrecimiento y Comunal. Una alianza estratégica contra el capitalismo y la crisis'

3 comentarios:

  1. El decrecimiento es la única opción económica posible para solucionar los graves problemas sistémicos que estamos viviendo, pero le falta articulaciones concretas, y por lo tanto difusión.

    Tres factores conforman la oportunidad: decrecer localizando físicamente la economía, crecer globalmente en el mundo virtual y la expansión del pensamiento medioambientalista que no puede ser otro que conseguir una sociedad que no contamine y que preserve la biodiversidad.

    Creo que la única manera de ponerlo en marcha y provocar un cambio es desde abajo, creando comunidades que tras un proceso de deliberación crean una identidad con una plan concreto y lo ponen en marcha. Muchas comunidades compartiendo su conocimiento como una fuente libre hacen que el sistema actual pueda ser reducido, arrinconado y demolido por la nueva sociedad del conocimiento.

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  2. Anónimo3:57 a. m.

    Creo que tambien se deben hacer pequeños gestos diarios para convencer aunque no sea racionalmente a nuestro entorno de seguir el camino del decrecimiento.
    Salir en bicicleta con nuestros sobrinos, primos, etc. Par mostrarles maneras limpias de moverse. Ocupar y regalar nuestras propias hortalizas, generando lazos con nuestro medio y familiarizandonos con los ritmos de nuestra madre tierra.
    Son necesarios cambios politicos y macroeconómicos, pero sin el cambio de la gente, que le da más poder al poderoso, nunca cambiará nada

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  3. Gracias, acabo de descubrir este blog y me parece un regalo afortunado.

    Lo más importante para mi es la vida en si misma, pero ésta está condicionada por el poder, asi que intento unirme siempre en favor del más debil. Lo que pasa que eso no suelen entenderlo los que estan APEGADOS a distintos poderes.
    Tenemos siempre oportunidades para la vida, no podemos dejarlas pasar. Porque sino el capital siempre alerta lo aprovecha en su beneficio, que suele ser muerte antes de tiempo, aunque lo llamen esperanza de vida de forma camuflada.

    Salud.

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