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Arma nuclear

Este ‘arma nuclear’ es el LGM-30 Minuteman, un misil balístico intercontinental con tres cabezas nucleares, de 32 toneladas de peso, 18 metros de largo y 1, 67 metros de diámetro, capaz de alcanzar un objetivo a 9650 kilómetros y la capacidad de destrucción de vida humana de manera inmediata contabilizable en decenas de millones de personas.

Este arma nuclear tiene además una serie de cualidades que los científicos, los políticos y la ciudadanía en general suele pasar por alto.

La primera consideración se refiere a la inocuidad de la imagen que nos representa esta máquina de destrucción; su aspecto, la forma en que se nos presenta no da lugar  a comprender su poder de aniquilación, es a simple vista inofensiva, una parte más de nuestro dispositivo tecnológico, un paso más en el camino del progreso.

Una segunda singularidad tiene que ver con los fundamentos de nuestra existencia moral y política. Es desproporcionado lo que defendemos (principalmente nuestro modo de vida occidental), con los medios con lo que lo defendemos. Esto es la causa de una enfermedad mental colectiva que destruye todos los valores y todo el derecho, vaciando de contenido la democracia, pues ponen las decisiones más importantes en manos de unos cuantos y producen un embrutecimiento generalizado de quienes las poseen, que siempre han de estar decididos y dispuestos a todo. Estas armas logran que los países que cuentan con armamento nuclear pierdan la fe en su propia humanidad y moralidad.

Una tercera reflexión nos lleva a persuadirnos de que las personas no somos responsables de las consecuencias de nuestros actos. Ante la magnitud de las consecuencias de una catástrofe nuclear, nosotros, como humanos, no podemos asumir esa responsabilidad  porque estamos implicados en hechos cuyos efectos somos incapaces de representarnos.

Una cuarta cuestión tiene que ver con la imposibilidad de dar marcha atrás, aunque destruyésemos estas armas y borrásemos su programación, esto no sería más que un aplazamiento de la amenaza nuclear; su fabricación puede llevarse a cabo en cualquier momento. La humanidad está condenada a vivir eternamente bajo la amenaza del monstruo que ella misma ha creado.

Texto basado en ideas de Günter Anders y su libro ‘El piloto de Hiroshima’. Más allá de lo límites de la conciencia.


1 comentario:

  1. Este tipo de armas son más de disuasión que convencionales - lo cual no es tampoco una prueba de que no se vayan a utilizar en un momento dado.

    Esta entrada muestra claramente que Occidente ha progresado mucho más tecnológica que moralmente - ver http://josearnedo.blogspot.com, entradas de Attali y Maalouf.

    Un saludo,

    Jose.

    Attali.

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