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Descrecimiento

Existen muy buenas razones para apostar por el Descrecimiento: el desastre social y ambiental del mundo moderno, podría ser motivo suficiente, sino es que el desastre mundial de la salud, de la alimentación, de las instituciones, de los gobiernos, del sistema jurídico , de los asuntos financieros, y de la paz, entre otros aspectos, también obligan a apostar por el Descrecimiento. Todas estas crisis mundiales tienen su propia autonomía, pero se retroalimentan entre sí y tienen su origen en lo mismo: en el crecimiento excesivo.


La propuesta del Descrecimiento nace de los escombros de la sociedad de crecimiento; nace de la evidencia de la destrucción social y ambiental que ocasiona la ideología del crecimiento, pues el crecimiento es producto de una ideología moderna: la crisis ambiental global coincide con la generalización del mal vivir, tanto en los países opulentos cómo en los países empobrecidos.

Esta crisis ambiental y social global y otras, encuentran explicación en los esfuerzos por crecer de las empresas y los gobiernos: se trata ya no de crisis aisladas, como una crisis social, sino de algo más importante: se trata de una Crisis de Civilización: una crisis de valores o de simbolización de nuestra sociedad moderna. Todo conduce a decir que la sociedad de crecimiento esta en la antesala de su derrumbe total, lo que puede hacernos mucho daño si no nos ocupamos conjuntamente de esta amenaza, si no descrecemos equitativamente. Este es el fondo del problema.

Extraído de la Ponencia para el Segundo Coloquio 'La Apuesta por el Descrecimiento'

3 comentarios:

  1. Anónimo12:07 a. m.

    el decrecimiento tiene que ser ,esencialmente , demográfico. Un tigre o un león necesitan unos 200km de hábitat, un elefante 400, un condor 1000km .Hay amplias zonas del planeta donde se agolpan entre 500 y 1000 habitantes por km. reduzcamos la población del globo a unos 1000 millones de habitantes y gozaremos de un hábitat sostenible ,saludable y sin agobios, respetando la existencia de los demás seres que comparten con nosotros el chiringuito llamado tierra.

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    1. Anónimo2:23 p. m.

      ¿Y quiénes serán los elegidos? ¿Los rubios con ojos azules? ¿Los amarillos? ¿Los altos? ¿Los ricos?...

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  2. La manipulación de la amenaza demográfica

    Presentar el problema desde un punto de vista puramente cuantitativo como la relación entre población y recursos oculta que la concentración de riqueza y el consumo exacerbado de los países ricos es la verdadera causa de la degradación ambiental y la desigualdad social. El agotamiento de los recursos y la contaminación son provocados por los países del Norte. Es la lógica del funcionamiento del sistema (el crecimiento) lo que crea desigualdad y miseria. La políticas tanto natalistas como anti-natalistas tratan de controlar los cuerpos de las mujeres y su capacidad para crear vida. Este disciplinamiento de las mujeres (en uno u otro sentido) mediante un supuesto conocimiento experto (los gurús saben que es lo correcto) esconde tras de sí, la intención de dominar a las personas cosificándolas en un entramado de intereses y relaciones de poder diversas.

    La amenaza demográfica es fácilmente manipulable para desarrollar ciertas formas de ecototalitarismo. Perpetuar la hegemonía occidental mediante la eliminación de las personas más pobres para que unos pocos tengan acceso a los recursos. El problema no es controlar la población sino como acceder a los recursos con honestidad y equidad. Este es el reto.

    Que la población disminuya no implica que la biosfera recupere su salud, simplemente menos personas consumirán más recursos, probablemente dejen menos espacio al resto de las especies que habitan el planeta; es más, un grupo reducido de personas querrá satisfacer deseos que tendríamos dificultades para imaginar. Por ejemplo: coger un avión desde Nueva York para irse a comprar un perfume a París (vaya! esto ya se hace), tal vez iluminar la luna con leds para que las noches sean más espectaculares (aunque creo que esto sólo sería interesante si hubiera que comprar unas gafas para poder contemplarlo).

    A la pregunta de si el mundo podrá alimentar a tanta gente, hay que responder que el hambre hoy no es un problema de superpoblación, es un problema político, de reparto. Y no importa cuánta comida se produce, cuánto se reduce la natalidad, o cuánto disminuye la población, siempre habrá gente que se muera de hambre.

    El problema surge porque en un planeta con recursos finitos, que unas personas posean estos recursos siempre es en detrimento de otras, por ello la única opción no violenta es compartir. La insuficiencia de recursos naturales y los límites de la capacidad de regeneración de la biosfera nos conducen a replantearnos nuestro modo de vida.

    La solución perversa es reducir el número de personas; situación que conviene a los poderes porque no es perjudicial para el mantenimiento de las relaciones sociales, ni contraproducente para las lógicas del funcionamiento del sistema.

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