decrecimiento.blogspot.com

decrecimiento.blogspot.com

La huella civilizadora

Definimos “huella civilizadora” de forma análoga a huella ecológica, como el tiempo, el afecto y las energías amorosas necesarias para obtener la calidad de vida, la seguridad emocional y el equilibrio psicoafectivo imprescindibles para que una población definida con un nivel de vida específico tenga garantizada su continuidad generacional. Para cada subconjunto de población podemos definir también el “déficit civilizador” como la diferencia entre la huella civilizadora (tiempos y energías que dicho grupo requiere) y los tiempos y energías que aporta. No sería sostenible naturalmente que todos los sectores de la población presentaran déficit civilizador: ¿quién cuidaría de la vida humana? Al igual que en términos ecológicos, si determinados grupos de población presentan déficit, será a costa de otros. De esta manera, el déficit civilizador da una idea de la desigualdad entre distintos grupos humanos en relación a su participación en la sostenibilidad humana y social.

En la actual forma de relación entre mujeres y hombres, sea cuál sea el ámbito geográfico y cultural de su comunidad, éstos últimos consumen más tiempo, energías amorosas y cuidadoras para sostener su forma de vida que las que aportan. Estas energías necesarias para sostener la forma de vida de los hombres proceden de las mujeres, que no reciben tiempo, energías afectivas y cuidadoras equivalentes a cambio, por lo menos no en la misma proporción. Pero además, teniendo en cuenta el plus de dependencia humana por edad o estado de salud, la huella civilizadora va más allá: se genera tanto en el cuidado de las mujeres hacia los hombres como en la parte de cuidado del resto de las personas dependientes que correspondería realizar a los hombres (en un mundo equitativo) pero que traspasan a las mujeres.

Así pues, para que pudiéramos hablar de sostenibilidad –en los términos en que hemos definido sostenibilidad, como calidad de vida para todas y todos— cada cuál debería aportar y recibir de la relación en las redes de sostén, flujos equivalentes de tiempo de afecto y de cuidado que serían diferentes en los distintos momentos del ciclo de vida. La presencia de ‘déficit civilizador’ en nuestra actual forma de vida estaría expresando la dependencia desigual de los hombres sobre las mujeres. Somos conscientes de que ambos conceptos –huella y déficit civilizadores— son difícilmente cuantificables en su conjunto pues, como ya hemos dicho, las relaciones que están en la base del cuidado de la vida no son cuantificables; si hacemos el paralelismo con la ‘huella y el déficit ecológicos’ es básicamente por su analogía simbólica.

La huella y el déficit ecológicos hacen referencia a la sostenibilidad de la vida humana en el planeta, haciendo visible el reparto-consumo desigual de los recursos; y la huella y el déficit civilizadores harían referencia a la sostenibilidad de la vida en condiciones de humanidad en la red de relaciones que la hace posible, haciendo visible la aportación-recepción desigual de tiempo, energías amorosas y cuidadoras entre mujeres y hombres. Si el patriarcado capitalista ignora la existencia de ambas, es porque niega la dependencia humana, ya sea dependencia de las relaciones afectivas o dependencia de la naturaleza.

Para saber mas: Epílogo del libro 'la historia cuenta' de Enric Tello, escrito por Anna Bosch, Cristina Carrasco y Elena Grau.

1 comentario:

  1. Nunca antes había oído hablar de las huellas y déficit civilizatorio y ecológico; pero, efectivamente, al capitalismo le conviene no reconocer su existencia, pues tratándose de un modelo económico en cuya base está el desperdicio, una mirada desde ésta óptica deficitaria y "huellar" desvela relaciones "poco justas", perdonando el eufemismo, como resultado de una práctica machista que tiene su analogía en el desarrollo no sostenible que dicta el capitalismo; contrario a todas sus promesas. Ya habrá, sin embargo, alguna suerte de entropía, tanto civilizatoria como ecológica, que venga a poner los puntos sobre las íes... creo. Saludos chilangos muy otros.

    ResponderEliminar