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Una respuesta más a la crítica de Vicens Navarro

Iñaki Valentín - Grupo de Decrecimiento Desazkundea (Bilbao)

Estimado sr. Navarro:

He leído con atención sus artículos criticando las teorías del decrecimiento y quisiera hacer un par de comentarios, porque creo que es injusto con nosotros/as (yo participo en uno de los miles de grupos por el decrecimiento que ha ido sugiendo en los últimos años en todo el mundo):

1- Pensar en el decrecimiento en los términos que lo hace usted, denota un desconocimiento de las propuestas y alternativas que propone el decrecimiento en el siglo XXI (y no sólo que decía en el XX). Hay más autores y más elementos implicados. Cuando quiera le comento algunas cuestiones que mi grupo propuso a los partidos poíticos vascos en las últimas elecciones autonómicas de Euskadi, por ejemplo.

2- Habla usted de ecologismo político conservador... ¿es conservador el movimiento del decrecimiento? Lo conservador es mantener un sistema que no funciona sin abrir vías de democracia y de procesos de liberación y transformación de la sociedad... y eso es lo que hace a día de hoy gran parte del movimiento ecologista que usted llama progresista, así como gran parte de la izquierda que, como decía André Gorz, dejó de ser de izquierdas sin haberse enterado.

3- La mayoría de los grupos de decrecimiento se inscriben en el área de la izquierda y la ecología anticapitalista. El problema está en la tarta. No se trata de quién controle la tarta (obviamente estamos de acuerdo en que eso no es baladí y por eso también nos sumamos a las huelgas y a cualquier avance en relación a la redistribución y la justicia social), sino de que la tarta tiene unos límites; unos límites biofísicos y unos límites propiamente económicos. Si desconocemos los problemas energéticos, crediticios y de recursos sólo nos lanzaremos al camino de la frustración y no aportaremos nada nuevo desde la izquierda a los procesos de emancipación. La realidad nos pasará por encima.

4- La economía feminista y el ecofeminismo nos marcan muy bien el análisis y el camino de un mundo que sigue basado en la producción y no en la reproducción y los cuidados. Quizás es ese enfoque el que más nos aleje de sus análisis, a veces parece que sigue viendo a la naturaleza y a las personas como meros factores de producción. No podemos seguir tratando los temas con esa frialdad economicista clásica.

5- Nos acusa de añorar el pasado, de retroceso... en fin, nada más lejos de la realidad. Primero, porque no se puede; segundo, porque no queremos retroceder. Lo que decimos es que hay que reorientar nuestra producción, nuestra tecnología, nuestro concepto de riqueza... preguntarnos qué producimos, cómo y para qué; repartir el trabajo productivo y reproductivo, limitando la riqueza clásica y acabando con la acumulación; empoderarnos para decidir desde abajo... emanciparnos de este sistema capitalista rampante, herido y que se consume en su propio jugo al no poder crecer ilimitadamente. Eso no es retroceder, es construir mundos nuevos y paradigmas nuevos.

6- La plabra decrecimiento nos da igual; la usamos porque es útil y suscita debates. Ya están los guardianes de las palabras y las vanguardias para controlar a sus rebaños. Espero que nosotros/as no caigamos nunca en eso. Y a veces nos equivocaremos en nuestras experiencias, y a veces acertaremos.

7- Creo que en todo lo que tiene que ver con la justicia social podemos (y debemos) coincidir, pero si la salida que vamos a proponer desde la izquierda y la ecología es más aumento de la tarta, y por tanto más crecimiento (aunque esté controlado más democráticamente) estaremos engañando a la gente y a nosotros/as mismos/as.

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