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Huelgas, clase trabajadora y flujo energético

Pedro Pérez Prieto en el foro de Crisis Energética

Me temo y lo digo con toda la sinceridad del mundo, que los trabajadores europeos no tiene ni la más remota idea de cuál es la situación real del mundo, ni ésta parece interesarles. Me temo que se creen que la riqueza de sus países y la prosperidad que han alcanzado se debe exclusivamente a las luchas que han llevado a cabo sus sindicatos por la mejora de los derechos sociales. Y esto es un gran problema de percepción, porque esta creencia muestra solo una parte muy limitada de la realidad mundial, que a ellos (a nosotros, en definitiva) no parece interesarnos.

Las huelgas recientes en Europa se hacen para mantener privilegios, lo cual estaría muy bien, si ese fuese el nivel de bienestar mundial y una mano patronal rastrera intentase despojarlos de ellos. Pero no es así. El estado de bienestar actual de la clase trabajadora europea (ya he dicho en otras ocasiones que no hay proletarios visibles y los que hay están a punto de ser embarcados en las galeras de vuelta porque en nuestra sociedad han hecho falta esclavos hasta hace poco y al parecer ya no hacen falta, porque nos creemos que hay máquinas para sustituirlos o trabajadores dispuestos a bajarse al lumpen para seguir intentando mantener el estatus, si ello fuera posible).

Por tanto, me temo que el resultado final de estas revueltas, frente a una teórica patronal, a la que llevan años sin poner en cuestión, mientras ha sido capaz de garantizarles el Estado de bienestar, aunque haya sido a costa de esquilmar al resto del planeta más pobre, va a ser un giro hacia el fascismo, el nazismo y el gregarismo (que son todos lo mismo y aunque no lo he deseado me ha salido un pareado). Será así, si la sociedad occidental sigue sin querer ver que gran parte de su bienestar recae en el expolio ajeno del planeta, bastante más que en sus propios merecimientos o sabiduría.

Cuando el flujo energético va disminuyendo, se pueden poner como se pongan, que el bienestar disminuirá. Dependerá de ellos ( de nosotros) creer las idioteces y simplezas de nuestras clases políticas, que han ido en carruaje de tiro, mientras sus votantes iban a caballo, mula o burro y creerse lo que digan que no será otra cosa que la voz de los empresarios y del capital, que dirá (como hace poco ha hecho el representante de la patronal española) que hay que trabajar más y ganar menos, que esta vez es tan cierta como descarnada, aunque sea por casualidad. Más trabajo físico y menos ingresos: ese es el futuro, pero a los empresarios golfos hay que terminar de exigirles que digan toda la verdad: esto quizá les solucione a ellos su holgada posición de acumulación incesante de capital, mientras dure y cuando lleguemos al grado de competitividad de las maquilas chinas, porque el asunto ya no será competir, sino sobrevivir con lo que se produzca. Pero eso no le resolverá el problema al que termine esclavizado como los trabajadores de las maquilas chinas, si al llegar a su nivel de “productividad”, conseguimos arrebatarles el trabajo y quedarnos con sus mercados (si es que al final los hay) y no morimos en el tajo por consunción.

Está llegando una hora dura para las acomodadas clases trabajadoras europeas y norteamericanas, japonesas, australianas o canadienses y para las pcoas clases acomodadas del resto de los países del mundo. Para el inmenso y depauperado resto del mundo ya había llegado ese momento desde hace años, décadas o siglos ¿no se habían enterado ustedes?

Sólo espero que no se dejen engañar ahora por los postulados fascistas y gregarios: la culpa no la tienen los que ya estaban en la miseria y vinieron a nuestros países en busca de igualarse a nuestro nivel de confort: la tenemos todos los occidentales por no haber exigido, dentro de una suerte de internacionalismo proletario, que fuésemos todos de la mano por la senda de desarrollos armónicos y simultáneos y no sacando la cabeza nacional a base de pisar millones de cuellos extranjeros ajenos. De haber hecho lo primero, quizá nos hubiésemos dado cuenta antes de que este planeta es finito y no puede expandirse la producción de biernes y servicios de forma infinita y nos hubiese pillado a todos en situaciones más homogéneas y en un nivel de menor explotación planetaria

2 comentarios:

  1. Me gusta la página y demás. Pero creo que tendrías que especificar un poco más al comentar sobre los sindicatos. Yo soy de un sindicato y si que sabemos lo que queremos. Que quiten las fronteras, igualdad, sin jerarquía, ecologísmo y la libertad y no queremos ganar simplemente la reforma laboral queremos que empiezen a pagar primero los más ricos: Monarquía, Sinidicatos, Gasto Militar, Partidos Políticos, Banca, Patronal que quiten las Subvenciones para matar toros y mucho mas. Y como sabemos que ni los sindicatos ni los políticos no lo quieren cambiar. Tenemos que hacerlo nosotros día a día. Es decir queremos igualdad mundial. Somos cosncientes que no podemos seguir viviendo en este mundo capitalista.......Por eso lo tenemos que cambiar desde abajo horizontalmente.
    Un afiliado de CNT.
    CNT - 100 Años de lucha Sin liberados, sin subvenciones. Con Solidaridad y Apoyo Mutuo.
    Salud, Paz y A

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  2. Anónimo1:40 a. m.

    Habitualmente aprecio mucho los artículos de Pedro Prieto sobre la presente crisis energética. Sin embargo, en este caso, creo que el artículo descuida e incluso rompe el vínculo necessario entre la nueva epoca de crisis sistémica en que estamos entrando (debido al choque del sistema de crecimiento con la finitud del planeta) y los movimientos sociales en contra los recortes socioeconomicos.

    En estos movimientos se encuentra la possibilidad de dar luz a una nueva forma de organización que no requiera el crecimiento constante y que permita el bienestar de las personas en armonia con el planeta y sus recursos. Eso es lo me parece que el artículo pasa por alto, obviando el hecho de que no hay ninguna esperanza de superar satifactoriamente la crisis energética-sistemica del siglo XXI si no creamos un nuevo movimiento para el cambio sistemico que tome su fuerzas, entre otras cosas, del creciente descontento de las massas.

    Sobre esto, vease el artículo "La nueva era del decrecimiento y el proyecto de la democracia inclusiva"

    http://www.decrecimiento.info/2009/01/la-nueva-era-del-decrecimiento-y-el.html

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