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Enric Duran, razones para expropiar a la banca


Un documento sobre el cómo y el porqué de su acción
Más allá de la anécdota rocambolesca o de cualquier lectura sensacionalista, la acción llevada a cabo por Enric Duran, consiguiendo crédito de 39 entidades bancarias valiéndose de los agujeros del propio sistema financiero, no sólo pone en evidencia la vulnerabilidad de este sistema sino que denuncia de manera contundente la falsa naturaleza del dinero creado por la banca a partir de la especulación crediticia. Todo ello se explica sin intermediarios en Abolim la banca, un libro donde el protagonista nos habla del sentido de su acción contra los fundamentos del capitalismo.

“Ante un gobierno que encarcela a la gente injustamente, el mejor lugar para una persona justa también es la prisión”, con estas palabras de Henry Thoreau se inicia el capítulo Diario de una expropiación planificada en el que Enric Duran (Vilanova i la Geltrú, 1976) narra con fina ironía y todo lujo de detalles cómo llegó a reunir cerca de medio millón de euros en créditos partiendo de la nada para transformarlos después en recursos que ayuden a financiar proyectos sociales alternativos.

No cabe duda que, además de entablar una inteligente partida de ajedrez con el sistema conociendo todas sus jugadas, llevar a cabo una acción así comportaba asumir de antemano el significado de las palabras de Thoreau y, desde luego, eso es lo que ha hecho Enric Duran con total entereza. Y es que, su propósito de “insumisión bancaria”, no sólo se enmarca en la tradición de desobediencia civil predicado por el pensador norteamericano, sino que se inscribe por derecho propio dentro de la tradición sociohistórica investigada en 1969 por Eric Hobsbawm en uno de sustrabajos más celebrado: Bandidos.

En este libro, el historiador perfiló la figura del “bandolero social”: un arquetipo que a lo largo del tiempo se repite de forma mítica en todas las culturas. Donde mejor se rastrea la continuidad de esta tradición en la época contemporánea es en la “expropiación anarquista”. No en vano, Enric Duran se refiere a ella en su libro y, especialmente, a Lucio Urtubia como una de sus fuentes principales de motivación.

Que esta tradición continua viva no solo se demuestra, pues, en la súbita irrupción de la acción de Duran en plena crisis financiera, sino que también se demuestra en el sustancioso debate que ha generado y, sobre todo, en las numerosas muestras de simpatía y complicidad que ha despertado entre la población.


El activismo como escuela


Sin embargo, a lo que menos se presta el libro de Enric Durán es a una lectura académica o meramente sociológica. Su testimonio es un revulsivo que no puede dejar a nadie indiferente. El autor ha renunciado a sus derechos personales remarcando en su contrato editorial que un 10% del precio de venta ha de ir destinado al Colectivo Crisis para llevar a cabo nuevas acciones. De hecho, buena parte del libro está destinada a narrar la génesis de este colectivo y sus propósitos a partir de acciones como las publicaciones masivas Crisis y Podemos vivir sin capitalismo, ambas financiadas con las expropiaciones a los bancos.

Lo que también queda bien reflejado en el libro es el compromiso social y la trayectoria activista y autodidacta de Enric Duran desde que, hace más de un década, se iniciara en los movimientos de resistencia a la globalización. Ésa fue la escuela que le llevó a intentar comprender las dificultades de las luchas sociales en un mundo cada vez más complejo y cambiante, y a la necesidad de ingeniar nuevas estrategias de lucha sirviéndose magistralmente de medios como Internet. El libro, en definitiva, es el testimonio de una persona incansable que, por encima de todo, hace lo que cree y cree en lo que hace. Y eso es lo que vale.

Alfonso López Rojo

Reseña publicada en el semanario Directa, Nº 133, abril de 2009, pág.24.

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