Carlos Ballesteros -Por pobrezacero
En esta semana de lucha contra la pobreza me viene a la mente el refrán ese que dice No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, cual lema que enmarque mi reflexión en este blog al que agradezco su invitación y en el que me siento muy honrado de participar. Por cierto que una rápida busca en google del refrán de marras, lo primero que devuelve es que fue el slogan cantado de una campaña de la firma de muebles IKEA. Cosas veredes amigo Sancho, que dijo aquel loco caballero de la triste figura.
En fin, que no es más rico el que más tiene lo teníamos claro desde hace mucho. Y poco a poco además, nos hemos ido dado cuenta de que además de no más rico también más feliz. Mejor con menos, decrecimiento vital, simplificación voluntaria…son términos que de un tiempo a esta parte se han ido haciendo presente en nuestro imaginario cotidiano para tratar de decirnos que no, que así no, que por el camino de la acumulación, el acaparamiento y el consumo desmedido no íbamos a ninguna parte. Los economistas que hemos leído un poco más allá de Friedman y compañía sabemos desde hace ya un tiempo que hay otras teorías con fundamento que hablan de que lo pequeño es hermoso (Schumacher); de que la alternativa al decrecimiento es la barbarie (Latouche); que el crecimiento económico no lleva necesariamente a la prosperidad y/o la libertad (Taibo, Sen); que, en definitiva, hay una gran paradoja de la felicidad (Easterlin) si la asociamos al PIB progresivo. Pero es necesario que esta sociedad, que los ciudadanos y las ciudadanas de a pie, nos demos cuenta de ello y lo hagamos cotidiano. La televisión y los medios de comunicación no ayudan a ello, pues nos dicen a todas horas que somos desgraciados, infelices, desdichados…y que la mejor manera de no sentirnos así es salir al centro comercial y querernos mucho haciendo uso de nuestra tarjeta de crédito. La propia medida de la exclusión y pobreza en los países desarrollados viene a decirnos que eres marginado sino participas de este mecanismo: el recientemente creado índice AROPE (At Risk Of Poverty and/or Exclusion) nos cuenta que será persona marginada la que no pueda afrontar al menos 4 de estos 9 indicadores de consumo y estilo de vida: el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) en los plazos establecidos en los últimos 12 meses; la que no puede mantener la vivienda con una temperatura adecuad o no pueda afrontar gastos imprevistos; la persona que no coma proteínas al menos tres veces por semana; la que no pueda pagarse unas vacaciones de al menos una semana al año, o un automóvil una lavadora, un televisor en color o un teléfono (fijo o móvil).
El tema está en que hay cada vez más frecuentemente, personas que prescinden de la propiedad de una vivienda y experimentan el cohousing; personas que se mueven en bicicleta o andando; que alquilan juguetes o ropa; que practican el trueque o que disfrutan del hágalo usted mismo; colectivos que ofrecen opciones de ocio gratis, que realizan prácticas de consumo colaborativo, que comparten recursos…y son felices, muy felices. Las alternativas creativas a la sociedad del derroche y el sobreconsumo se van imponiendo día a día, conquistando espacios, ocupando terreno. Y han venido para quedarse. Quizás sean consecuencia de la crisis, si, pero han venido para quedarse, pues el hecho de saberse y sentirse feliz bajo estas premisas hace que no eches de menos la vida anterior.
No es más pobre el que menos tiene sino el que nada en su abundancia y cada vez necesita más y más. En esta semana de lucha contra la pobreza y la exclusión reflexionemos también sobre la pobreza que no es material, al contrario, que nace de la abundancia pero no me permite la plena realización como persona y por lo tanto impide que seamos felices.
0 comentarios:
Publicar un comentario