"Los Pueblos de la Tierra ya no sólo resisten, sino rexisten: han
entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de
“vivir bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el
metabolismo ecológico de la biosfera".
Enrique Leff - Biodiversidad en América Latina y el Caribe
Existencia fue la manera en que Heidegger nombró el particular modo de
ser del Dasein, del modo en que el ser humano construye su mundo de
vida. La ontología existencial vino a controvertir el modo de pensar el
ser de las cosas que desde el Logos de los griegos condujo la historia
de la metafísica hacia la objetivación y racionalización de todos los
entes, incluido al ser humano, y a sus modos de subjetivación. Esta
historia, guiada por la ontología del Ser y de lo Uno, derivó en la era
de la modernidad en la globalización del régimen ontológico del valor
económico y del poder tecnológico que gobierna los destinos de la
humanidad y del planeta. Bajo su égida, desde la conquista de “Las
Indias”, hasta nuestros días, el dominio de la racionalidad
tecno-económica se ha expandido por el planeta colonizando y subyugando
–cuando no exterminando– a las diversas culturas que co-evolucionaron en
la biosfera en una diversidad de modos culturales de la existencia
humana.
En tiempos recientes, desde la irrupción de la crisis ambiental y la
emergencia de los nuevos derechos culturales (notoriamente a partir de
1992), los Pueblos de la Tierra reclaman sus derechos a la autonomía, a
sus identidades ancestrales, a sus prácticas tradicionales, a sus modos
de ser-en-el-mundo. A la vuelta del Tercer Milenio se configura el campo
de la ecología política como el espacio de actuación de las sociedades
tradicionales que han resistido a lo largo de más de 500 años el embate
del proceso de modernización a sus modos de territorialización de la
vida. Hoy, los Pueblos de la Tierra no sólo reclaman el reconocimiento a sus modos ancestrales de ser, sino que demandan su derecho a reinventar sus identidades, a resignificar sus mundos de la vida en una reflexión sobre sus condiciones de existencia. Los Pueblos de la Tierra ya no sólo resisten, sino rexisten: han entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de “vivir bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el metabolismo ecológico de la biosfera. Si la ecología política ha definido su campo como el de la distribución desigual de los costos ecológicos y de las luchas de resistencia por la justicia ambiental, hoy el movimiento socio-ambiental ha abierto un nuevo espacio de significación y actuación: la ontología política. La ontología política que emerge desde la ecología política se refiere a la politización de las demandas de los pueblos que demandan el derecho a reconstruir sus mundos de vida desde sus ontologías existenciales, de sus modos de ser-en-el-mundo.
En el campo de la ontología política se confrontan las estrategias de
poder en la construcción de la sustentabilidad posible de la vida humana
en el Planeta Tierra. La ontología política es el campo en el que se
legitiman otros modos de ser en la construcción de otros mundos
posibles. Desde las diferentes ontologías existenciales se enactúa de
manera diferenciada el metabolismo de diversos territorios de vida que
se conjugan en la dinámica global de la biosfera, y que a su vez afecta
las condiciones existenciales de cada pueblo y cada territorio. La
apertura de la modernización reflexiva hacia otros modos de habitar el
planeta confronta el cerco del poder hegemónico de la globalización
económica que destina la muerte entrópica del planeta y abre la historia
hacia la posibilidad de construir sociedades neguentrópicas y un mundo
sustentable (Leff, “Producción neguentrópica”, en esta enciclopedia).
El concepto de rexistencia1
viene así a confrontar el “fin de la historia” marcado por la
reflexividad de la modernidad sobre sus propios ejes de racionalidad. Al
reconocer los “derechos de ser”, la ontología política no sólo enactúa
las estrategias de poder por la reapropiación del patrimonio biocultural
de los Pueblos de la Tierra y la legitimación de los modos alternativos
de ser-en-el-mundo. Al hacerlo, abre la historia hacia una dinámica
contra-hegemónica, hacia la construcción de un mundo fundado en una
ontología de la vida. Más allá de la dialéctica de la historia marcada
por la contradicción entre el capital y el trabajo, más allá de la
destinación de la humanidad y del planeta marcada por una ineluctable
“Verdad del Ser” (Heidegger), la ontología política se funda en una
ontología de lo múltiple y de la vida, en una historia que se abre hacia
una ontología de la diversidad biocultural, a una política de la
diferencia y una ética de la otredad.
Referencias:
- Leff, E. (2014), La apuesta por la vida. Imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del Sur, México: Siglo XXI Editores.
- Porto Gonçalves, C.W. (2002), “Latifundios genéticos y existencia indígena”, Revista Chiapas, 14: 7-30.
- Porto Gonçalves, C.W. (2004), Geografando nos Varadouros do Mundo, Brasilia: IBAMA (Prefacio de Enrique Leff).
- Porto-Gonçalves, C.W. y E. Leff, (2015), “Political Ecology in Latin
America: the social reappropriation of nature, the reinvention of
territories and the construction of an environmental rationality”,
dossier temático “Pensamento Ambiental Latino-americano: movimentos
sociais e territórios de vida”, Revista Desenvolvimento e Meio Ambiente
35, Programa de Pós-Graduação de Meio Ambiente e Desenvolvimento,
Universidade Federal do Paraná (Curitiba-Paraná-BRASIL).
Nota:
[1] La noción de rexistencia
fue acuñada y publicada primeramente por Carlos Walter Porto Gonçalves
(2002). La idea se configura en su tesis de doctorado: “Geografando nos
Varadouros do Mundo: da territorialidade seringalista (o Seringal) à
territorialidade seringueira (a reserva extrativista)”, Programa de
Posgrado en Geografia, UFRJ, Río de Janeiro, 1998, publicada por IBAMA
en 2004. Hemos venido desplegando el concepto de rexistencia en textos subsecuentes (Cf. Leff, 2014; Porto y Leff, 2016).
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