Aún no hemos salido de la recesión de 2008 ya ya comienza la gran
recesión de 2016 "..una regresión social y civilizacional es
precisamente lo que nos acecha si no cambiamos de trayectoria... Hemos
pasado de una sociedad de crecimiento con crecimiento a una sociedad de
crecimiento sin crecimiento..."
Os recomiendo
un sencillo librito de Serge Latouche que acabo de terminar "Salir de
la sociedad de consumo. Voces y vías del decrecimiento" (Ed. Octaedro)
Una introducción a un tema en el que la izquierda clásica se muestra
esquiva a entrar, pero que cada vez se hace más ineludible abordar.
Que el crecimiento ilimitado es un quimera es evidente para cualquiera
que haya superado con aprovechamiento un curso de introducción a la
termodinámica de segundo de bachillerato. La cuestión es ¿Estamos ya
rozando ese límite? y si es así ¿Qué hacer?
Todo apunta a que, efectivamente, nos encontramos ya en el límite del
crecimiento: el agotamiento de la superficie cultivable, la crisis de la
biodiversidad, la contaminación de tierras, acuíferos, océanos y las
diversas capas de la atmósfera, el cambio climático, el agotamiento de
materias primas, ya sean metálicas, tierras raras o hidrocarburos nos
están señalando las fronteras del sistema. Hasta la saturación con
basura espacial del espacio exterior cercano empieza a ser un problema.
Lo más aterradoramente esperanzador es que el capitalismo tal y como lo
conocemos es incapaz de funcionar fuera de una perspectiva de
crecimiento sostenido. Ese es ya el momento que estamos viviendo. De ahí
la búsqueda desesperada de nuevos mercados a la que se ha lanzado el
capital transnacional (TTIP, privatización de servicios públicos,
financiarización de la economía, lucha por los mercados de los países
emergentes, etc.)
"El crecimiento es lo que ha hecho que el capitalismo sea soportable.
Ha permitido a los países occidentales ahorrarse la revolución, sin
enfrentarse al problema de fondo de la repartición y de la justicia...
la fiesta se ha terminado. La tarta no puede crecer más"
Es por tanto el momento de plantear sin complejos una salida organizada a
la sociedad de crecimiento. Es imperativo, pues la alternativa al
crecimiento no es, necesariamente, el decrecimiento. Puede ser un
crecimiento negativo, anárquico, destructivo. Un desplome del actual
sistema, basado en el crecimiento, que no cuestione las bases del
sistema. Un escenario de desigualdad creciente, empobrecimiento de
masas, crisis social, ambiental y, en última instancia, civilizatoria...
Un barranco resbaladizo hacia una distopía totalitaria y de una
inequidad hoy día inimaginable.
El discurso del decrecimiento (relocalizar, reducir, revalorar,
reciclar...) viene a engarzar con la tradición de la izquierda clásica,
siempre y cuando ésta asuma romper con la lógica del capital. Es la
lógica de las 35 horas (que bien podrían ser 30 o 25); de la defensa del
transporte público y las zonas comunales; de la reivindicación de la
ciudad compacta mediterránea, de los canales cortos de comercialización y
el pequeño comercio, de la crítica a las deslocalizaciones y a la
concentración de la actividad productiva en pocas manos.
Es necesario, no obstante, dar un paso más. La crisis del crecimiento
nos brinda la oportunidad de diseñar una etapa nueva de la humanidad: la
de la sociedad del decrecimiento. Consumir menos para vivir mejor;
tener menos para ser más; trabajar menos para disfrutar la vida;
producir menos para crear más... todo ello obliga a un "pacto" social
nuevo. Un pacto en el que democráticamente decidamos qué producir,
cuánto producir, cómo producirlo y cómo distribuirlo dentro de un triple
equilibrio: en primer lugar un equilibrio social, pues la desigualdad
es fuente de competición por la obtención de una mayor porción de
bienes; en segundo lugar un equilibrio en el ecosistema. Sencillamente
no podemos destruir más bienes de los que se regeneran por unidad de
tiempo. Finalmente, sostenible en el tiempo, pues las generaciones
futuras también tienen derecho a una vida digna.
Es evidente que una sociedad así, en el que un gran pacto político
regule por completo la vida económica, es una sociedad que necesita
haber superado el capitalismo. Estamos hablando de control democrático
de la economía. Estamos hablando de Socialismo (con mayúscula).
El discurso del decrecimiento es el punto de unión de ecología política y
del socialismo tradicional. Toda una oportunidad política para la
izquierda de toda la vida, que puede decir con todo rigor, que tiene la
alternativa a la crisis global recurrente en que vivimos.
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