Lluís Rodríguez - Andalucía Libertaria
En los últimos tiempos se ha difundido por doquier la idea del
decrecimiento como movimiento social, como medida anticapitalista de
política económica-social-ecológica, incluso, vinculado a lo anterior,
como una alternativa al capitalismo. Sirva este artículo para
introducirme en el debate de estos posicionamientos y para tratar de
evaluar sintéticamente las tres facetas antes comentadas que se
desprenden de los libros y textos sobre decrecimiento. Asimismo sirva
este articulo para añadir a este debate sobre desarrollo, los elementos
de planificación económica y producción socialmente útil.
1. ¿Decrecimiento como política específica anticapitalista?
Para
empezar, es evidente que el decrecimiento se ha conformado
recientemente como movimiento social, y aunque se puedan hacer diversas
valoraciones en este sentido no voy a extenderme en este punto. En lo que se refiere a las medias de política económica, social y ecológica2, vamos a profundizar en este artículo sobre las posibles objeciones y dificultades para implementarlas.
Para empezar creo que se apuntan para ser implementadas por
instituciones que no las aplicarán nunca y sobretodo en un marco social,
el capitalismo, que derrocha fuerza para neutralizar cualquier intento
para ello. Así pues por un lado existe en general un voluntarismo poco
fundado en creer que estas medidas es posible que sean aplicables por la
política y el gobierno parlamentarios. Sin embargo, es
difícil creer que el Estado capitalista, instrumento dedicado a
facilitar la acumulación de riqueza a las patronales nacionales e
internacionales, quiera ejecutar cualquier tipo de propuestas que
perjudiquen esta rentabilidad. Hoy en día ni tan siquiera los ajustes de
política fiscal van dirigidos a atacar los privilegios de la patronal y
los ricos, mucho menos se aplicarían medidas dirigidas a fomentar su
perdida de poder económico y la consiguiente redistribución de la renta
para que el impacto de la menor actividad económica no repercutiera
negativamente a la clase trabajadora, como de hecho está sucediendo en
la actual crisis.
Por
otro lado el elemento que define más nítidamente en el discurso esta
carencia de instituciones útiles en las propuestas de decrecimiento, es
precisamente la dinámica capitalista. Las teorías del decrecimiento no
explicitan que la fuerza fundamental de impulso del sistema capitalista,
conectado con el crecimiento, es la acumulación de capital y el
beneficio. Sin dirigirte a atacar el proceso de acumulación de capital y
la lógica de los beneficios no es posible implementar medidas de
reducción de producción y consumo. En esta línea todos somos cómplices
al ser un sistema autoritario, que nos obliga a encuadrarnos en empresas
para vender nuestra fuerza de trabajo y reproducir el sistema. Toda
esta fuerza social (empresarios, trabajadores manuales, trabajadores
técnicos e intelectuales, los políticos, etc.), es la que se debe tener
en cuenta cuando nos planteamos hacer cualquier propuesta de acción en
la economía. Por lo tanto este aspecto fundamental del capitalismo
(acumulación de capital y beneficio) y la fuerza social que lo impulsa
es lo que en un determinado momento pretenden redirigir los partidarios
del decrecimiento. Así pues esto nos lleva a pensar que sin un anarcosindicalismo masivo que opere en el ámbito económico sobre estos elementos, es imposible ni siquiera pensar en tratar en un futuro de aplicar a gran escala políticas decrecentistas.
Es
evidente que si existiese la posibilidad de aplicar una política de
decrecimiento sostenido dentro del capitalismo supondría operar en
contra de la lógica del sistema actual, por lo tanto podríamos hablar de
políticas anticapitalistas. Sin embargo esta posibilidad se esfuma en
la medida que existen mecanismos sociales y económicos muy potentes diseñados para mantener y asegurar las estrategias para la propia supervivencia del sistema capitalista.
A
todo ello deberíamos añadir que, para decidir si hay que reducir o no
la producción, es necesario un control social de la inversión, que
supondría el control laboral de los medios de producción, intercambio y
planificación económica, es decir, seria necesaria una revolución
social.
2. ¿Decrecimiento como alternativa al capitalismo?
Si
aceptamos la dificultad, o imposibilidad de aplicar masivamente
políticas decrecentistas dentro del capitalismo, otra cuestión que se
plantea, cuya respuesta ya se ha apuntado, es si el decrecimiento es una
alternativa al capitalismo. De entrada si consideramos el capitalismo
como sistema, vemos que las propuestas de decrecimiento no se definen en
clave sistémica por lo tanto no suponen por definición una propuesta de
alternativa a la forma de organizar la producción y el consumo. Creo
que no es muy correcto pensar que las propuestas de decrecimiento
suponen per se
una alternativa al capitalismo, desde el momento que no plantean
explícitamente eliminar la propiedad privada de los medios de
producción, ni la producción dirigida a la obtención de beneficio, y
sustituirlo en todo caso por una propiedad social con planificación de
una producción dirigida a satisfacer la necesidades básicas y no tan
básicas de la población. Si bien es cierto que algunos militantes
decrecentistas coinciden con este planteamiento, no es menos cierto que,
por diversos motivos, no existe por parte de este movimiento un
planteamiento y acción generalizada para toda una economía y sociedad en
esta linea.
Una
alternativa al capitalismo pasa no solo por ajustar la producción, el
consumo y la generación de residuos a las necesidades y posibilidades de
los equilibrios ecológicos, sino que pasa principalmente 1) porqué una
mayoría de la población, la clase trabajadora, ejerza un control
efectivo de los medios de producción adoptando sistemas de planificación
social y sobretodo 2) porqué se prioricen los trabajos y la producción y
consumo socialmente necesarios evitando todo despilfarro. Estos dos
elementos suelen quedar al margen de las reflexiones sobre el
decrecimiento y es evidente que son cruciales para tratar este tipo de
cuestiones. El primero de ellos, además requiere a corto plazo de formas
organizativas que incluyan en su funcionamiento y en su programa los
elementos necesarios para estas finalidades, como es el caso de las
anarcosindicalistas CNT y AIT en el mundo. El segundo elemento lo trato de desarrollar en el siguiente epígrafe.
3. Despilfarro y producción socialmente útil
Podemos encontrar los inicios de estos análisis con el economista libertario Christian Cornélissen3
que plantea la necesidad de tener en cuenta el "valor de uso social",
en el momento de priorizar un consumo agregado u otro para una sociedad.
Este valor de uso social, decidido por los trabajadores - consumidores,
debería servir para priorizar tanto en distribución y cantidad de
bienes, evitando el acaparamiento y el consumismo, como para decidir el
tipo de bienes útiles socialmente, por ejemplo alimentos y no armas.
Posteriormente el economista radical Paul A. Baran4,
conecta los elementos relativos a la producción con el concepto de
“excedente económico potencial” que es la producción socialmente útil
que podría obtenerse de organizar la producción y el consumo de forma no
capitalista. Baran plantea que existe un despilfarro en la producción
capitalista respecto al potencial que se podría obtener, en cuatro
aspectos. El primero es un consumo excesivo de clases medias y ricas,
que impulsa una producción irracional en ese campo. El segundo aspecto
es el producto que pierde la sociedad por trabajadores improductivos que
trabajan en producción de armamentos, artículos de lujo, objetos de
ostentación y distinción social, burocracia, militares, policía,
clérigos, especialistas en evasión fiscal, publicidad, bolsa,
especuladores, etc. Un tercer aspecto es el producto perdido a causa de
la organización dispendiosa e irracional del aparato productivo, que no
aprovecha toda la capacidad instalada, supone no aprovechar economías de
escala con pequeñas empresas o imponer conductas económicas
irracionales gracias a los oligopolios, como puede ser tirar alimentos
que no es rentable vender. Por ultimo no se materializa producto útil a
causa de la existencia de desempleo por insuficiente demanda efectiva,
falta de coordinación o la propia estructura política de la empresa y el
mercado de trabajo.
4. Conclusiones
Existen
otros varios factores importantes a tener en cuenta para abordar las
propuestas de decrecimiento, como pueden ser el volumen de población y
el necesario debate demográfico, el nivel de consumo necesario, la
eficiencia tecnológica (cantidad de bienes para alcanzar una unidad de
consumo), el papel del comercio internacional para cubrir las
necesidades en otros países, la posibilidad de reorganizar los tiempos y
espacios de trabajo, vivienda y ocio, así como el propio mercado de
trabajo y los tipos de empleos que subsistan, etc5. Es pues con todos estos elementos como se puede responder la pregunta del titulo de este artículo.
Será necesario decrecer o no en la medida en que no sea necesario para
la sociedad todo lo que se produce hoy, y será necesario crecer o no en
la medida que no se cubran estas necesidades. La intuición y algunos
estudios nos dicen que hoy por hoy seria preciso decrecer en los países
imperialistas del centro mundial (paises desarrollados) y crecer en los
países dominados de la periferia (subdesarrollados). Sin embargo, esto
dicho asi no sirve de mucho si no se ponen las bases para acabar con el
capitalismo y las instituciones que lo sustentan como el Estado, se toma
el control de la producción y la distribución y se establece un sistema
de planificación social que priorice la producción socialmente
necesaria e internalice y minimice los costes ecológicos.
Apuntar a estos objetivos necesariamente servirá para caminar en la
dirección correcta, tanto en los análisis, los estudios empíricos, como
en las luchas sindicales y sociales.
1Economista
y estudiante de postgrado en Trabajo y Política Social. Miembro del
Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA).
2Un excelente resumen de estas medidas se encuentra en el dossier sobre decrecimiento del numero anterior de Andalucia Libertaria (nº6 de Septiembre-Octubre 2010).
3Cornélissen,
Ch (1903). Théorie de la valeur. Refutation des théories de
Rodbertus, Karl Marx, Stanley Jevons & Boehm-Bawerk. 2eme Edition.
New York, Burt Franklin, 1970.
5Ver
los articulos de Albert Recio (Apuntes sobre la economía y la
política de decrecimiento) y Joaquim Sempere (Decrecimiento y
autocontención) en la revista Ecologia Política nº35 (Junio 2008).
http://www.ecologiapolitica.info/ep/35/35.htm
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