Luis González Reyes – El salmón contracorriente
El
decrecimiento se podría resumir como el movimiento tendente a
acoplar la actividad de las sociedades a los recursos disponibles en
un determinado territorio de manera que las necesidades humanas estén
cubiertas de forma universal y sostenible en el tiempo.
En
el contexto español, el decrecimiento significa, al menos, dos
cosas: reducción del consumo de materia y energía, y redistribución
de la riqueza. El primero de los factores ya está ocurriendo
parcialmente (es especialmente patente el descenso del consumo de
petróleo). Y el consumo se reducirá aún más como consecuencia del
colapso del capitalismo global que está sucediendo y que será
especialmente duro en nuestro contexto [1].
Sin embargo, esta reducción no puede calificarse de decrecimiento
justo. Por una parte no se está realizando con una reordenación del
modelo de producción y consumo. Menos aún se está cambiando el
sistema económico, por lo que la degradación ambiental está
aumentando en lugar de disminuir. Se actúa como si estuviésemos
todavía en un “mundo vacío”, cuando nuestro entorno está
“saturado”. Este descenso del consumo dista mucho de ir por buen
camino por un segundo factor: en lugar de avanzar hacia sociedades
más igualitarias, está agravando las brechas de desigualdad.
Acoplar
el metabolismo humano a los condicionantes biofísicos del entorno
pasa por reducir el consumo de materia y energía, lo que requiere
medidas que, además de disminuir la extracción de recursos bióticos
y abióticos, maximice la reutilización y el reciclaje, centre la
economía en lo local, y obtenga la energía de fuentes solares.
También implica ensanchar el espacio de fuentes disponibles a largo
plazo mediante una economía basada en biocompuestos, más que en la
minería. Además, requiere superar el “mundo saturado”,
recuperando una biosfera que vuelva a permitir tener margen de error
a las sociedades dejando territorios no humanizados, que deshaga el
camino andado en el Antropoceno hacia una era en la que el conjunto
del planeta no esté fuertemente condicionado por el ser humano.
Los
cambios de gran calado que van a ser necesarios para avanzar hacia un
decrecimiento justo solo podrán ser impulsados por la
autoorganización social. Sin embargo, eso no quiere decir que las
instituciones actuales no puedan ayudar a catalizar esos cambios.
Muchas de las competencias políticas para favorecer este
decrecimiento justo residen en ámbitos supraestatales (UE, OMC,
TLC); otras, en niveles estatales; pero desde las comunidades
autónomas y desde los municipios se pueden hacer también muchas
cosas. Sin ánimo de agotarlas todas, ni de anular otras, presentamos
algunas propuestas.
Desde el ámbito local se puede favorecer el cierre de ciclos
Desde el ámbito local se puede favorecer el cierre de ciclos
1.
Políticas de reducción de los residuos. Entre otras estarían las
de disminución del envasado mediante medidas de apoyo de la venta a
granel o sistemas de devolución y retorno de envases.
2.
Impulsar formas de compartir recursos en lugar de usarlos de forma
privada. Esto es aplicable al transporte, las lavadoras, y muchos
otros objetos, no solo a los libros de una biblioteca.
3.
Introducción de la recogida selectiva de materia orgánica mediante
medidas como el puerta a puerta o el quinto contenedor, que están
teniendo resultados muy buenos en pequeños municipios (por ejemplo
del País Vasco) y grandes (como es el caso de Milán).
El
entorno cercano es el lugar idóneo para promover un modelo
alimentario sostenible
4.
Impulsar dietas poco carnívoras, y basadas en alimentos de
temporada, de cercanía y de cultivo agroecológico. Los municipios,
además de mediante ordenanzas y la política fiscal, pueden impulsar
esto en los espacios de restauración colectiva que controlan
(escuelas infantiles, centros de personas mayores, hospitales).
También favoreciendo la creación de grupos de consumo mediante la
cesión de espacios y recursos personales y materiales para ello.
El
municipio y la comunidad autónoma puede procurar una ordenación del
territorio con perspectiva ecosistémica
5.
Planificación y ejecución de un urbanismo de cercanía, es decir,
acercar los servicios que las personas necesitan para lograr que la
mayoría de los desplazamientos se puedan hacer andando. Experiencias
de este tipo ya existen, por ejemplo en Friburgo.
6.
Rehabilitación del parque residencial con el fin de conseguir una
drástica reducción del consumo energético.
7.
Fomento del alquiler frente a la construcción de nueva vivienda,
incluyendo el impulso a cooperativas de derecho de uso. Esto supone
cambiar la lógica de propiedad privada, inherente al capitalismo.
8.
Disminución de espacio en las ciudades para los coches en beneficio
del transporte público, la bicicleta y el peatón. Especialmente
urgente es la moratoria en la construcción de más infraestructuras
de transporte (autovías, superpuertos, aeropuertos, alta velocidad)
en las que hay competencias a nivel autonómico.
9.
Puesta en marcha políticas de reconexión entre los mundos rural y
urbano encaminadas a una “rerruralización” social. Un buen
compendio de esas políticas es la elaborada en el reciente Congreso
Internacional de Economía Solidaria. Entre muchas otras, desempeña
un papel determinante la recalificación de terrenos urbanos en
rústicos.
10.
Leyes de protección del territorio encaminadas a frenar el
extractivismo y la degradación ambiental, así como la liberación
de transgénicos y compuestos tóxicos. En este ámbito ser podría
seguir la estela de las zonas libres de transgénicos o de
fracking.
En el entorno cercano y de pequeña escala es posible potenciar las industrias verdes:
En el entorno cercano y de pequeña escala es posible potenciar las industrias verdes:
11.
Fomento del desarrollo de polos industriales basados en la ingeniería
y química verde. Este modelo produce bienes biodegradables con un
bajo consumo energético, sin usar compuestos tóxicos en el proceso
y en los que los residuos de unos procesos se convierten en materias
primas de otros.
12.
Medidas de aumento de la eficiencia en todos los campos, teniendo en
cuenta que son necesarias, pero no suficientes. Esto implicará la
inversión pública para este fin.
13.
Priorizar en los concursos y compras públicas las empresas
respetuosas con el medioambiente y la justicia social.
El
municipio es un lugar privilegiado para fomentar el uso de la energía
justa, de origen solar y gestionada democráticamente
14.
Las administraciones pueden sumarse a las iniciativas que desarrollan
las energías renovables a pequeña escala y de forma cooperativa.
15.
Impulsar y sufragar estudios de adecuación energética.
16.
Profundización de las ordenanzas municipales de impulso de la
instalación de energías renovables en viviendas y espacios
públicos.
17.
Propiciar la bioconstrucción, en caso de que se requiriera construir
nuevos edificios.
18.
Poner en marcha una Ley de Cambio Climático encaminada a la
estabilización de la concentración de CO2 a nivel planetario en 350
ppm mediante medidas de reducción drástica de las emisiones de
gases de efecto invernadero.
Los
circuitos cortos, propios del municipio y la comunidad autónoma, son
favorables a la economía local, ecológica y solidaria
19.
Impulso a la creación de monedas locales que centren la economía en
el territorio cercano. Estas monedas ya existen en muchas ciudades y,
además, hay experiencias de impulsos municipales, como es el caso
del SOL Violette, lanzado en Toulouse por la ciudadanía con la ayuda
del ayuntamiento.
20.
Incentivar la economía solidaria y ecológica reorientando
profundamente las políticas de fomento del emprendimiento.
21.
Reforma tributaria de manera que se pague en función de la renta, y
del consumo de materia y energía.
22.
Políticas de precios (del agua por ejemplo) que no solo penalicen el
despilfarro, sino que incorporen criterios de justicia, a la vez que
garantizan el acceso básico al recurso.
23.
Realizar auditorías ciudadanas a la deuda pública, y abolir las
ilegítimas y odiosas, ya que la deuda es uno de los principales
motores del crecimiento.
24.
Disminuir incentivos al consumo. Un ejemplo sería la limitación y
el control de la publicidad. Como poco, las administraciones
municipales y autonómicas podrían reducir el espacio público
dedicado a ella.
25.
Incentivar el consumo de productos de cercanía mediante medidas como
los sellos propios.
26.
Luchar contra la firma de cualquier nuevo tratado de libre comercio.
27.
Fomento de la agricultura ecológica, el transporte público, las
energías renovables, etc., como sectores que crean más empleo que
sus actuales contrapartes sucias.
28.
Medidas encaminadas al reparto del trabajo productivo (como
incentivos fiscales a las empresas que pongan en marcha una jornada
laboral de 35 horas) y reproductivo (por ejemplo, mediante campañas
de puesta en valor de las tareas de cuidados).
En
el ámbito autonómico residen muchas de las competencias en materia
de educación para la sostenibilidad, pues son ellas las que
concretan el currículo marcado por el Ministerio
29.
Inclusión en los currículos oficiales de contenidos críticos, que
atiendan al medioambiente, la igualdad de género, la
interculturalidad y la democracia desde la base. Todo ello debe
hacerse de forma transversal y explícita en el trabajo de aula.
30.
Subvención de iniciativas de creación de materiales curriculares
(libros de texto, unidades didácticas, material complementario)
elaborados desde una perspectiva decrecentista.
31.
Impulsar y destinar recursos económicos, legislativos y personales a
apoyar metodologías de enseñanza-aprendizaje inclusivo y
democrático, como, por ejemplo, las comunidades de aprendizaje.
Muchas
de estas políticas es probable que tengan el visto bueno del grueso
de la ciudadanía, sobre todo si se explican bien y se sitúan en el
contexto de crisis sistémica del que surgen. Sin embargo, otras
contarán con un importante rechazo de parte de la población. Para
superar ese rechazo harán falta dos cosas. La primera serán
movimientos sociales fuertes que las empujen mediante su movilización
y la creación de estructuras sociales que permitan una vida digna a
las personas en sintonía con las necesidades decrecentistas. La
segunda es avanzar hacia la democratización social, entendiendo que
la manera más eficiente de llevar a cabo cambios profundos a nivel
social es que las personas sean protagonistas de estos cambios, no
articulaciones verticales.
Recomendable totalmente para conformar alternativas contra el sistema capitalista...!!.-
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