Vicente Manzano
"Las
personas y las comunidades tenemos anhelos, necesidades,
aspiraciones, sean positivas (disfrutar algo) o negativas (no padecer
algo). Algunas de ellas han sido destacadas como fundamentales para
una vida digna: supervivencia, realización personal, relación con
los demás, trascendencia social, relación felicitante con el medio…
Lograr
la realización de tales metas es una aventura social, depende del
mapa de posibilidades en cada momento. Llamemos estándar social a
ese mapa. Un estándar social es una configuración de oportunidades
pensada para determinadas capacidades, un diseño del funcionamiento
social ideado para personas con características concretas. El
estándar puede premiar, por ejemplo, la movilidad en automóvil, la
promoción de las personas con mayor renta, la ambición individual,
la adecuación a un patrón estético corporal, etc. Al cambiar un
estándar social, cambian las posibilidades que las personas de esa
sociedad tienen de conseguir sus anhelos.
Los
estándares inclusivos permiten la consecución de la meta de vida
digna a toda persona o comunidad. Los estándares exclusivos están
centrados en determinadas capacidades o características (físicas,
psicológicas o sociales, estáticas o dinámicas) definidas respecto
a individuos o comunidades. Luego, facilitan la meta para unas
personas y la dificultan para otras.
La
opresión es la práctica de estándares exclusivos que afectan a la
vida digna. Las personas y comunidades cuya situación (individual,
comunitaria o estructural) no está contemplada en los estándares,
sufren opresión. Quienes se benefician de la situación y, por lo
demás, participan más activamente en la definición de los
estándares exclusivos, generan y alimentan la opresión.”
Extraído de: 'Acción y opresión' de Vicente Manzano
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