Luis Gabriel Urquieta - Mundo Verde
Imagina una comunidad autosuficiente, qua actúa localmente para satisfacer sus necesidades, pero piensa en la solución a los problemas globales y no duda en acudir a la información que ofrece internet para optimizar sus técnicas de cultivo y nutrirse de nuevas ideas que puedan ser útiles para la colectividad. Despiertas, revisas cómo van creciendo tus frutas y verduras. Tomas tu bicicleta y vas con los vecinos a intercambiar productos locales. Trabajas poco y te dedicas primordialmente a la creación artística y a la convivencia social. No ganas mucho dinero, pero no importa porque las relaciones sociales no se basan en la competitividad ni en presumir quien tiene más que el otro. Los habitantes de la comunidad han asumido una vida frugal basada en la simplicidad voluntaria. De vez en cuando, los habitantes de la comunidad se reúnen en Asambleas para debatir y decidir con Democracia directa el porvenir de todos. ¿Es una utopía?, se trata de las llamadas aldeas en transición.
Las comunidades en transición son una iniciativa que alcanzó notoriedad cuando la ambientalista Louise Rooney exhortó a la comunidad pesquera de Kinsale, Irlanda a tomar medidas políticas y económicas orientadas hacia una verdadera sustentabilidad. Ideas que se extendieron a Totnes, Inglaterra, bajo el liderazgo de Rob Hopkins durante 2005 y 2006. Ambos proyectos sustentados en los principios de permacultura promovidos por Bill Mollison desde los años setenta, han estado evolucionando notoriamente y han lanzados al mundo un nuevo modelo de desarrollo comunitario:
"Los dos desafíos más duros a los que se enfrenta la raza humana en el inicio del siglo XXI son el Calentamiento Global y el Pico del Petróleo. El primero está bien documentado y es muy visible en los medios de comunicación. El Pico del Petróleo, sin embargo, permanece por debajo del radar para la mayoría de la gente. Sin embargo el petróleo, precursor de la era de la disponibilidad siempre decreciente de combustibles fósiles, puede bien desafiar la estabilidad económica y social que es esencial si queremos mitigar las amenazas que muestra el Calentamiento Global.”
Ante tal escenario, es necesario pensar cómo la humanidad va a encaminarse a una nueva fase histórica, con mayores daños ambientales, más escasez, mayor población, etc. Por ello es menester cambiar el paradigma del crecimiento ilimitado y reorientar la economía para llevar a cabo una transición hacia una nueva era civilizatoria basada en principios verdaderamente sostenibles.
Las Iniciativas de Transición se basan en cuatro supuestos básicos:
- Que en un futuro será inevitable vivir con un consumo de energía mucho más bajo, y que es mejor planificar esta realidad para evitar un colapso.
- Que nuestras comunidades y asentamientos carecen actualmente de mecanismos que permitan afrontar las dificultades relacionadas al pico del petróleo.
- Que tenemos que actuar colectivamente, y tenemos que actuar ahora.
- Que con ingenio colectivo podemos diseñar creativa y proactivamente nuestro descenso energético, podemos construir formas de vida que estén más conectadas a la naturaleza y que reconozcan los límites biológicos del planeta.
Esperar a que los gobiernos nacionales promovieran esta transición, cuando éstos se encuentran cada vez más supeditados al poder de las corporaciones e intereses económicos, sería una pérdida de tiempo, por ello fue necesario actuar de manera local, de forma inmediata y ejemplar. Demostrar que sí existe otro camino alternativo y que los primeros pensadores anarquistas, como Pierre Joseph Proudhon, Mijaíl Bakunin, Piotr Kropotkin, Lev Tolstói y Ricardo Flores Magón, podrían ser los precursores de un modelo funcional que, a través de la moralización de la sociedad, permitiera construir una comunidad igualitaria, solidaria, autosuficiente y sustentable.
Las aldeas en transición se encuentran en marcha en Reino Unido, su idea principal es dar a conocer un modo de vida más sostenible y desarrollar la resiliencia, la cual se en dos aspectos: reducir su gasto energético y aumentar la producción local de recursos.
Las diferentes formas en que se ha llevado a cabo esta iniciativa, incluyen actividades como la creación de huertos comunitarios, empresas de intercambio de residuos, reparación, reciclaje de objetos antiguos en lugar de tirarlos e incluso en algunas localidades, el uso de una moneda local. Todo ello pretende potenciar el consumo de productos locales o de máxima proximidad. Todas las aldeas alternativas comparten el objetivo de generar conciencia sobre el hecho de que la vida sin petróleo podría ser mucho más agradable, que se puede vivir en comunidad de forma que las emisiones de carbono se reduzcan y esto signifique más prosperidad y resistencia.
Esta transición es la respuesta de comunidades que avizoran el declive de la Era Industrial, marcada por el Pico del Petróleo. La referencia es un presente que depende de los combustibles fósiles, la producción y el consumo descontrolado, la destrucción de ecosistemas y biodiversidad y la mayor desigualdad social. Al ver estos problemas, se busca construir otro modelo basado en la relocalización de la producción, el uso eficiente de la energía y la producción de bienes que se puedan obtener de manera sostenible, la preeminencia de la colectividad, la recuperación de las habilidades para la vida y la armonía con el resto de la naturaleza.
Cada vez son más las comunidades que pretenden orientar sus esfuerzos hacia la llamada transición. Aunque este movimiento tiene su origen en Inglaterra y es mejor conocido en los países del primer mundo, vale la pena señalar que rasgos similares han existido desde tiempos inmemoriales en numerosos pueblos que aún resisten los embates de una globalización que tiende homogeneizar los criterios sociales hacia un capitalismo devorador basado en la competencia y la acumulación de riquezas. En el contexto mexicano, valdría la pena conocer los lazos comunitarios y prácticas sostenibles que mantienen algunas comunidades indígenas, como es el caso de los caracoles zapatistas, de los cuales hablaré ulteriormente.
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