“(…)
quiero aprender la disciplina del Haṭha Yoga que lleva al
conocimiento de la verdad (tattva—jñāna).
(…)
No hay cadenas como las de la ilusión (māyā). No hay fuerza como
la que proviene de la disciplina (yoga). No hay amigo mas elevado que
el conocimiento (jñāna). Y no hay enemigo mayor que el sentimiento
de individualidad (ahaṃkāra).”
Podemos
decir que el yoga es un estado de la conciencia en el que la persona
se pone en disposición de iluminarse con la verdad
En
nuestra búsqueda de la verdad cuando reflexionamos sobre nuestra
propia existencia y el mundo que nos rodea, llegamos a la conclusión
de que todo lo que sentimos, real o imaginario forma parte de nuestra
mente.
El
mundo que experimentamos es un surtido de partículas subatómicas
y campos de energía. En esta materia prima de la que formamos
parte 'tomamos conciencia' y representamos la realidad construida por
nuestra mente de acuerdo con patrones que provienen de la biología,
de la cultura y de la experiencia propia de nuestra vida.
Nuestros
sentidos y nuestro sistema nervioso representan dos mil millones de
años de tiempo evolutivo, válidos para nuestra supervivencia en el
universo del que formamos parte.
Las
personas intentamos el acceso a la 'verdad' a través de diferentes
vías: el sentido común, la ciencia, la poesía, la espiritualidad,
el arte, el saber compartido, la conversación, el entendimiento, la
intuición, la religión, la mitología, la filosofía, …
El
yoga se presenta así como una forma de acceso a la verdad a través
de la liberación.
Aunque
actualmente el yoga se utiliza como una forma de ejercicio que es
bueno para la salud tanto física como emocional (principalmente
mediante la utilización de la respiración consciente, las asanas y
la relajación), debemos de tener en cuenta que el auténtico
propósito del yoga se refiere a la comprensión de la
existencia; y para ello, éste desarrolla una serie de técnicas que
permiten acceder a ese nivel de conciencia.
El
yoga debe encararse como la persona luchadora que va al combate,
entendiendo que el ejército es el conocimiento, y el mayor enemigo es uno mismo, porque la realidad que vemos, que observamos es un
espejismo, la realidad aparente a la cual estamos atados, impide
liberarnos y nos oprime.
Por
ello el Yoga es un instrumento de conquista de la libertad del
alma de la esclavitud que nos encadena; ya que el fin último es la
comprensión de lo divino, y hacerlo nuestro.
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