Julio García Camarero
Primero fue el fetichismo de
la imagen: tótems, el sol, animales, etc., aunque solían ir
acompañados de alguna palabra (sol de la vida, el misterioso
gato, etc.).
Después disminuyó en
importancia la imagen, para ceder el principal protagonismo a la
palabra, pero sin llegar a abandonar del todo la imagen.
El catolicismo y religiones
afines no abandonaron el fetichismo con su iconolatría santuaria.
Pero se reforzó la palabra que hablaba de los premios o castigos del
más allá, y que imbuía un gran temor a la muerte y al otro mundo.
Desde la Ilustración y
revolución industrial se desarrollo un potente fetichismo laico,
pero en él siempre predominan los discursos sobre el dominio de la
imagen. Un discurso narrativo que es, en definitiva, el que crea la
nueva realidad.
Actualmente la clase más
inculta la mayoría de los consumidores, quienes rara vez acceden a
la universidad y al poder, es la que está más expuesta la lógica
de la imagen casi muda del marketing. Pero que no es del todo
muda, sino que ésta llena una intencionalidad narrativa, conseguida
después del uso de la palabra por parte de la clase política
dominante y la clase financiera educadas mediante la palabra en las
universidades. Así que éste fetichismo es creado después
de la palabra. Un fetichismo subliminal que fue difundido de forma
muy profusa, casi universal, y contagiosa. Y que tiene como misión
básica crear fieles al consumismo. Es una prédica parecida a la de
las Iglesias pero sin alardear de su expansión del miedo al mas
allá, sólo se dedica a difundir el miedo a este mundo en el que
vivimos; a base de temor al paro, a la guerra, a la represión
policial. etc.
Es una publicidad que te
empuja a comprar más que el otro y a creerte que por ello vives
mejor que el otro. Pero en realidad a lo que es más probable es que
llegues a vivir tan mal como el 99%.
Y es que el ejército de
feligreses consumistas hoy es la base de rentabilidad en beneficios
en crecimiento de acumulación del PIB.
Por ejemplo la imagen,
en foto o video, de la guerra (una invasión, la destrucción de un
bombardeo, la muerte de un soldado o un civil producida por una
pequeña bala, etc.) se admite casi como un accidente, como parte de
la realidad existente, una imagen sin origen ni fin,
simplemente es así. Y lo admitimos olvidándonos de las causas que
las genera y de los efectos trágicos que produce.
En fin, a base de repetir la
imagen de los desastres bélicos en los todos los medios (el
TV, en prensa, etc.) nos han acostumbrado a verla guerra como un
hecho normal, nos han borrado del espíritu la indignación inicial,
nos han insensibilizado. Pero no es así, es una tragedia humana sin
justificación alguna, únicamente la justificación del botín de
guerra, el latrocinio a grandísima escala. Algo que se tapa con
palabras con cuentos narrativos de una realidad totalmente
falsa.
Por ejemplo, cuando una cadena
como Fox News repitió recurrentemente los argumentos del gobierno de
George Bush (de la ocultación de armas de destruición masiva) para
invadir Irak, una abrumadora mayoría de gringos creyó en la
veracidad de esos argumentos y la guerra se hizo realidad. Cuando se
hizo evidente que ésta narración del gobiernoUSA no eran cierta, se
argumentó que el ejército puede equivocarse. Y comienza la
narración de pequeños errores, comienza a perfilarse una narrativa
nueva justificadora.
En todos los países en
tiempos de paz se alzan estatuas venerable al heroico“ soldado
desconocido”, ese desconocido soldado que murió, se dice que por
la libertad de un pueblo, por amor a la patria, etc. Y se dice esto
aunque la oligarquía sabe muy bien que murió por: una detestable
acción al servicio de una dictadura o por ordenas estrictas de un
imperio exterior y agresor. Con este enfoque y falsedad se da la
circunstancia de que se ha conseguido la cuadratura del circulo: un
soldado cuya misión neta es tener como profesión la de asesino de
soldados, civiles, mujeres y niños; pero que a la vez no es culpable
sino que encima es un héroe digno de un pedestal.
Y es que en realidad no se le
puede considerar un culpable, sino una victima previamente zonificada
por ejemplo en la Academia de las Américas. Y con esta idílica y
mentirosa frase, del “soldado desconocido” se garantiza que
puedan haber otros soldados que engañados con un falso ideal sigan
creyéndose héroes y cometiendo horribles crimines masivos de
inocentes en nombre de la libertad.
Por otra parte, esa frase
hecha tan repetida de: "una imagen vale por mil palabras"
es una careta. Lo que importa es la habilidad literaria (de las
palabra) del poder mediático para integrar a ese soldado en una
ficción completamente justificadora y heroica en defensa de la paz y
alejadora de la verdadera realidad. Por tanto, el verdadero campo de
batalla y el origen de toda guerra es el de la palabra el de la
narración previa de las clases dirigentes de una oligarquía que
sólo supone un 1%.
Así que: “Como Dios,
el poder crea su mundo a partir del verbo”
Y como conclusión podríamos
decir que: “Una palabra veraz dice mas que mil imágenes falsamente
narradas”. O simplemente: “Una palabra poética dicen más que
mil imágenes”.
0 comentarios:
Publicar un comentario