La sociedad laboral en el mundo no logra adquirir productos, sino satisfacciones, significaciones. El trabajo deja de ser la mesura de la riqueza, y el tiempo del trabajo la mesura del empleo (Marx). Esto supone para usted una nueva gestión económica, no queda de otra, su objetivo es satisfacer la mayor cantidad posible de necesidades con respecto a una menor posibilidad de trabajo, de capital y de recursos físicos. El “trabajador pobre” emprende ya decisiones antes de hacer sus compras: cambia la opulencia por suficiencia. Usted, quizás sin saberlo, principia una alternativa mundial que remplazará —tarde o temprano— la actual teoría más que centenaria del capitalismo: el decrecimiento.
Todo gobierno construye sus expectativas económicas apoyadas en el “crecimiento”, es decir en la producción constante de valores; el decrecimiento ofrece por el contrario un desarrollo económico, más inteligente, sin poner en riesgo nuestro ecosistema. “Para realizar este sueño, podríamos comenzar con un programa bio-económico mínimo que deberá tomar en consideración, no solamente la suerte de nuestros contemporáneos, sino también el de las generaciones a venir.
Durante mucho tiempo los economistas han predicado a favor de la maximización de nuestras propias ganancias. Es ya tiempo de saber que una conducta racional consiste en minimizar los desperdicios. Toda pieza de armamento como todo gran automóvil, significa menos comida para ciertas generaciones futuras (sean alejadas o no), de seres humanos semejantes a nosotros mismos”, extracto del libro de Georgescu-Roegen, La Décroissance (Entropía, ecología, economía, ediciones Sang de la Terre, 1995).
Si los recursos naturales y necesarios faltan en un mediano plazo, sería simplemente el colapso de la ciencia económica capitalista. Sin recursos naturales, no hay producción- compra-venta-, sin ellos la consumación cae, cae también los indicadores del PIB (encefalograma de un país capitalista), instalándose la recesión, crisis… esto traduce, en lenguaje real, hambre, carencias educativas, de salud… Serge Latouche: “El decrecimiento es una necesidad, ¡Podríamos imaginar la catástrofe que sería una tasa de crecimiento negativo! Así como no hay nada peor que una sociedad de trabajo sin trabajo, no hay nada peor que una sociedad de crecimiento sin crecimiento” .
Extraído de: Riquezas sin valor, valor sin riquezas: el decrecimiento. Ivanovich Torres
El cambio lo tenemos que dar a nivel personal. Empezando por uno mismo, con la simplicidad voluntaria,demostrar a los demás que es posible vivir más feliz con menos. NO intentando convencer a nadie, porque están ciegos. Solamente dando ejemplo...a tus amigos...a tus padres...a tus hijos...a tu pareja. Extendamos el virus de la simplicidad, cambiemos el mundo desde abajo...sin crispación...con la acción..demostrando una personalidad imparable...solo así podremos empezar a cambiar las cosas.
ResponderEliminarTenemos que darle al asunto un sentido colectivo, y entender el decrecimiento como una forma de eliminar las diferentes estructuras de dominación (étnica, patriarcal, de clase, cultura, de edad, los que tienen papeles y los que no...).
ResponderEliminarPorque otro mundo es posible