La mercantilización de las cosas y de las personas, junto a la alienación en la caverna del desatino, se están cebando principalmente en las mujeres, y sus cuerpos se afianzan más y más como objeto real y simbólico de dominación. La prostitución femenina, la pornografía e incluso el esclavismo sexual han crecido escandalosamente con el empobrecimiento, las guerras y las migraciones, efectos multiplicados planetariamente por la posibilidad de internet, cuyos contenidos divulgan y venden este tipo de prácticas perversas.
Pero también el cuerpo de las mujeres se está convirtiendo en un campo de especulación para la medicina: la reproducción asistida, los vientres de alquiler, la menopausia considerada como patología y la enloquecida carrera de la cirugía estética, en función de un modelo de belleza adecuado a la mirada masculina, están haciendo a las mujeres auténticas víctimas de los valores y principios consagrados por el patriarcado, si bien bajo la apariencia de emancipación que supuestamente cabalga a lomos de los avances científicos y tecnológicos.
Al comprobar la multitud de grupos de mujeres que en distintos frentes de lucha se están organizando, se podría considerar a las mujeres como el nuevo “sujeto histórico”. El hecho de ser mujer lleva aparejado una necesidad o deseo de cambiar las cosas. Estamos incomodas, muy incómodas con el mundo que nos ha tocado vivir, y este mundo que nos ha tocado vivir no ha sido en una tómbola, sino por imperativo expreso de quienes lo dominan, que son los ‘machos’, es decir, aquellos varones que responden a su enfermo deseo de dominar.
Tal vez sea el momento de construir frentes comunes y plurales (no es contradictorio) de mujeres como encarnación real y simbólica de otro mundo posible. Y no se trata de aglutinarnos en torno a un ‘pensamiento único’, pero sí en torno a un único compromiso desde los múltiples caminos que nos marcan la clase social, la cultura, la nacionalidad, las opciones sexuales, la raza o la edad que conforman nuestras referencias personales y colectivas.
Para saber más: Mujeres en la era global. Victoria Sendón de León.
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