El concepto de ‘eudemonía’ fue utilizado por Aristóteles para plasmar la idea de la felicidad o el bienestar derivado de la realización plena de las capacidades humanas.
La base social del descontento en la sociedad moderna es menos la falta de ingresos que la soledad, el aburrimiento, la depresión, las dudas y la mala salud concomitante. La ‘exclusión social’ no consiste tanto en una expulsión de la estructuras de la producción y el consumo cuanto en la exclusión de las relaciones y modos sociales de la autocomprensión, que confieren reconocimiento, valía y sentido. La sociedad post-crecimiento será netamente distinta de los que hoy día se considera natural o inmutable.
El precio pagado a cambio de la abundancia ha sido la desintegración de la comunidad y del yo. Su reintegración se puede producir ahora en un plano superior, en condiciones que permitan el florecimiento de las capacidades individuales y colectivas sin unas trabas impuestas por la necesidad material, la opresión política y unas creencias primitivas.
Al reducir la importancia atribuida al consumo y al trabajo remunerado se abrirá un nuevo espacio para las labores culturales, educativas y comunitarias y para la participación en actividades de ocio cargadas de sentido: el abandono de las actividades realizadas por motivos instrumentales – la producción de bienes y servicios destinados al mercado – a favor de otras valiosas por sí mismas.
Para saber más: El fetiche del crecimiento. Clive Hamilton. 2001.
0 comentarios:
Publicar un comentario