Julio García Camarero
Es
importante ser eco-sistémico, esto es, tener la organización
compleja de los sistemas naturales, en los que economía significa la
escatimación y no el despilfarro, como sucede en este sistema en el
vivimos. En mi opinión, algo que debería tener en cuenta la
economía. En el neoliberalismo, y su “crecimiento”, economía
significa acumulación, desmesura, despilfarro y consumismo; es
decir, consumo de seudo-necesidades
y muy perjudiciales para la salud mental y corporal.
El enfoque
eco-sistémico
natural de la sociedad humana debe tener unos primeros pasos
indispensables. De ellos los primeros a considerar serán: los
Derechos de la Tierra,
frente al absolutismo antropo-centrista.
Son los indígenas andinos quienes defienden de forma más específica
estos Derechos de la Tierra,
y el eco-centrismo,
así como los indios de las reservas de EEUU.
Es
importante el planteamiento dialéctico de la cosmovisión
andina que “busca continuamente como
superar la contradicción que habita en todo”. Algo así como lo
que yo estoy cansado de repetir en plan machacón: la vida, el
planeta, la Pachamama es compleja y contradictoria, y para
comprenderla no valen consideraciones parciales y menos aún las
partidistas. Más bien hay que ser eclécticos.
A comienzos
del tercer milenio muchos nos alegramos del surgimiento del
Socialismo del Siglo XXI.
Era una respuesta contundente al crecimiento
del capitalismo de los EEUU y además defendía al indigenismo
incluso con su cosmovisión
andina. Algo que parecía tener
bastante que ver con una transición
desde el decrecimiento infeliz hacia el decrecimiento feliz.
Pero pronto pudimos comprobar que el indigenismo,
la defensa de la cosmovisión,
y el aparente ataque al crecimiento,
eran sustituidos por un olvido de lo
indigenista (cuando no su feroz
represión), una creciente potenciación del neo-extractivismo
y una
acelerada obsesión por el crecimiento.
En efecto,
Evo y Correa han realizado una transición
negativa (se han traicionado a sí mismos): han realizado una
transición desde el bien vivir
prometido al bien estar
material, basado en el neo-extractivismo
destructor de la pacha mama
y del bien vivir.
Aunque creo que en esta “transición negativa”, y en este
neo-extractivismo,
ha sido más tajante Correa que Evo; por ejemplo, traicionó la
solemne promesa de no destrozar e santuario del Parque Natural
Yasuníi
para extraer el petróleo existente en su subsuelo. Y es bastante
probable que su sucesor Lenin Moreno, con mayores tendencias
leninistas y de Capitalismo de Estado, sea aun más radical con el
extractivismo y destrozo de ecosistemas para “sacar de la pobreza a
la clase obrera”. Esto suena raro en pleno paraíso natural, tanto
como el nombre de la revolución de Rafael Correa, “revolución
ciudadana”, cuando, en el contexto
andino, tenía que haber sido una “revolución
indigenista” o “revolución
cosmovisionista”. Por esto pasó lo
que pasó. Lo cierto es que la empresa estatal Petroamazonas
en marzo de 2016 inició la explotación comercial del campo
petrolífero de ITT-Tiputini, ubicada en el corazón del El Parque
nacional Yasuní .
“Con este paso Ecuador inicia una nueva era al comenzar a extraer
23.000 barriles/día”, dijo el vicepresidente ecuatoriano, Jorge
Glas, en la inauguración.
Al inicio de su mandato como
presidente de Ecuador, Rafael Correa prometió evitar la extracción
de petróleo en el ITT a cambio del compromiso de una
eco-compensación-ayuda-solidaria internacional de $3.600 millones,
que al final no se concretó. En consecuencia, el Congreso,
controlado por el oficialismo, autorizó en 2014 la explotación del
ITT-Tiputini pese a la oposición de grupos indígenas y ecologistas
(como Acción Ecológica de Ecuador), que intentaron someter el tema
a referendo. Esperanza Martínez, presidenta de Acción Ecológica de
Ecuador, señaló: “…en la zona de Tiputini ya se empieza a ver
más cantinas, más prostíbulos y más problemas sociales". El
país prevé alcanzar una producción de 300.000 barriles diarios en
el bloque ITT en el 2022. Más petróleo, pero tres veces más
barato: pasó de 98$/barril en el 2012 a 30$/barril en 2016, y a
cambio del destrozo del parque natural más diverso del mundo.
Suele
decirse, y creo que es obligado admitir, que: “El único poder
justificable es el derivado del empoderamiento de la población, es
decir del famoso 99%”. Si esto hubiese sido la realidad en el
Ecuador de la década de los años diez del siglo XXI el desastre de
Yasuní no
se hubiera producido. En este sentido,
estoy de acuerdo con la opinión de Christophe Aguiton: “sólo con
la gestión directa puede haber solución”ii
En otro
aspecto del decrecimiento, la lucha contra el patriarcado, estoy de
acuerdo con lo que afirma Elizabeth Peredo Beltrániii.
“es más adecuado hablar de feminismos
(en plural) que en singular, pues existen diversos feminismos”.
Esto es lo que pasa también con el decrecimiento,
pues existen varios decrecimientos:
1.
Decrecimiento-en forma absoluta, sin
ninguna otra palabra que lo acompañe, el cual resulta con una cierta
ambigüedad al faltarle referencias concretas.
2.
Decrecimiento keynesiano, también
llamado sostenibilidad
por las corrientes reformistas. Un decrecimiento que piensa,
quiméricamente, que se puede decrecer dentro del sistema
capitalista.
3.
Decrecimiento cavernario situado en
extremo opuesto al keynesiano (con cierta dosis de sectarismo
simplificador) que rechaza a ultranza toda la acumulación de
conocimientos desde que éramos protozoos. Y que piensa que tenemos
que volver al Oreopithecus…
¿y por qué no volver al protozoo? Creo que en lo que hay que pensar
es en algo que se está haciendo urgente: empezar
a aprender a saber usar el saber.iv
4.
Decrecimiento
infeliz.
Que engañosamente nos dice que vamos a ser felices creciendo,
pero lo que en realidad se nos ofrece con el crecimiento es trabajo
esclavo guerras de exterminio, consumismo enajenante, aumento de
diferencias sociales, etc. Es decir, lo que nos ofrece en realidad es
un decrecimiento
infeliz
para el 99% de la población.
5.
El
decrecimiento demográfico forzado,
(eco-fascismo)
que solo tiene en cuenta la reducción masiva (exterminio de miles de
millones) de seres humanos como solución al problema del
calentamiento global y salvación de la biosfera.
6.
Por último, está el decrecimiento
feliz
basado en un paso transicional desde el capitalismo (o lo que es lo
mismo, desde el decrecimiento
infeliz)
al decrecimiento
feliz,
al cual se llegará a partir de las 20
transiciones hacia el decrecimiento feliz,
que menciono en mi último librov.
Serán
unas transiciones que nos permitirán salir del capitalismo y entrar
en una sociedad con una forma de vivir sencilla, pero no simple. Y
será austera, aunque no mísera, en cuanto consumo de materia y
energía, pero muy compleja y rica en cuanto a diversidad cultural y
biodiversidad. Ya no se seguiría inmerso en la pobre simplicidad del
Pensamiento Único.
i
El Parque
nacional Yasuní es
un parque
nacional ecuatoriano que
se extiende sobre un área de 9820 kilómetros cuadrados en las
provincias de Pastaza,
y Orellana entre
el río
Napo y
el río
Curaray en
plena cuenca amazónica a unos 250 kilómetros al sureste de Quito.
El parque, fundamentalmente selvático,
fue designado por la Unesco en 1989como
una reserva
de la biosfera y
es parte del territorio donde se encuentra ubicada
la nación huaorani.
Dos facciones wao, los tagaeri y taromenane,
son grupos
en aislamiento voluntario.
Se considera la zona
más biodiversa del planeta por
su riqueza en anfibios, aves, mamíferos y plantas. Este
parque cuenta
con más especies de animales por hectárea que toda Europa junta.
(Fuente
Wikipedia).
ii
Activista de Attac France,
profesor en las universidades de Marne-la-Vallée y de la Sorbona
París-I, sindicalista e investigador de los comunes, autor del
capítulo 4, “Los Comunes”, en el libro ‘Alternativas
sistémicas’, cuyo compilador
es Pablo Solón, Edición conjunta de Focus on the Global South.
Paz, Bolivia, Febrero 2017.
iii
Psicóloga y activista boliviana por los derechos ambientales y los
derechos de las mujeres. Elizabeth Peredo Beltrán es la autora del
capítulo titulado “Eco-feminismo” en el libro ‘Alternativas
sistémicas”, señalado en la nota 2.
iv
Ver
el sub-capítulo “Tenemos
que aprender a saber usar el saber” de
mi libro
“El decrecimiento infeliz y el desarrollo humano”, Catara
2015,
págs. 144-147.
v
Julio
García Camarero “Manifiesto
de la transición del decrecimiento feliz”
Catara
2017,
págs. 73-75.
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