Víctor Bermúdez Torres - Filosofía para cavernícolas
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Crisantra– Jo, Primitiva, vaya vidorra que te pegas. Llevas toda la mañana tumbada al sol.
Primitiva- ¿Y qué? ¿Es acaso pecado?
Cris- Pues sí. El pecado de la pereza. Podías hacer algo más provechoso.
Primitiva- ¿Más provechoso que dormitar al sol, leer y meditar? ¿El qué?
Cris- Pues ayudar a tu padre, el pobre, que está solo en el bar.
Primitiva- Quiá. Es su turno. Lo mío son las tardes y las copas.
Cris- Pues acabo de pasar y tiene la barra a tope. Algunos clientes se le iban por no poder atenderlos.
Primi- Bueno. Hay otros bares cerca. También tienen que vivir, los pobres.
Cris- ¡Anda que!… Desde luego, nunca seréis nada en la vida.
Primi- ¿Y esta? ¿Y que hay que ser en la vida, según tú?
Cris- ¡Pues un triunfador! Y aprovechar un buen negocio, como podrías hacer tú.
Primi- Ya me aprovecho. No me ves aquí, retozando al sol.
Cris- No, tontaina. Aprovecharlo de verdad. Ay, si yo fuera tu…
Primi- ¿Qué es lo que harías?
Cris- Pues, con lo bien que cocina tu
abuela, y con el sitio que tenéis, ¡buah!… De entrada, ampliaría el
local, y montaría un buen restaurante, no esa tasca que tenéis ahora.
Prim- Pero si la gente viene por lo de la tasca, que no te enteras…
Cris- ¡Calla! Y pondría una terraza que ocupara toooda la plaza…
Prim- Eso, y a los viejos que ocupan los bancos los pondrías de camareros.
Cris- ¡Nada de viejos tomando un
miserable chato! (soñadora) Esto sería otra cosa, un sitio chic, guay,
cool. Haría publicidad, aparecería en las guías gastronómicas, y en las
de decoración. Y solo vendría gente superbien y muy moderna… ¡Guau!
Prim- ¿Guau? Te cargarías la vida del
barrio. Esto se llenaría de tiendas caras, y de tráfico. Los pisos
subirían de precio. Echarían a la mitad de los vecinos….
Cris- Así es la vida, primi. O comes o te comen. Y yo soy de los que comen.
Prim- ¿Y para qué quieres ponerte tan gorda?
Cris- Ya estamos. Yo quiero progresar. Como todo el mundo. Como deberías hacer tu. Imagina que haces lo que te digo.
Prim- ¿El qué?
Cris (entusiasmada, visionaria,
hablando muy rápido)- ¡¡Pues montar ese restaurante bestial!! ¡¡Y cuando
lo tengas lleno todos los días, zas, empiezas a crear franquicias!! ¡Y
abres locales en la capital, y en otros países!… Y todo lo que ganes
tienes que ir invirtiéndolo, por supuesto. Y en paraísos fiscales, para
no pagar impuestos. Ah, ah, y ojito con la gente. Dice mi padre que no
te puedes fiar, tienes que estar encima de todos todo el día, para que
no te roben, y…
Prim- (Cortándola) Cris, querida…
Cris (ansiosa)- Sí, ¿qué? ¿Qué?…
Prim- ¿Pues eso, qué… que todo eso… para qué?
Cris (irritada)- ¿¡¡Pero cómo que para
qué!!? ¡¡Pues para que va a ser!! ¡¡Para ganar mucho dinero, y para
tener todas las cosas que quieras, y para que cuando ya seas muy mayor y
tengas millones en el banco, poder retirarte a tu mansión, a pasar tan
ricamente las mañanas tomando… el sol… (se da cuenta de todo lo tonto de
su planteamiento y se calla). [Silencio]
Prim (carraspea, disimulando, como si
no hubiera pasado nada)- Cris, cariño, no querrás acercarme ese bote de
crema. Y uno de esos libros…
Cris (tímida, confundida)- … ¿Cual?…
Prim- Ese rojo y verde; se llama Decrecimiento….
Cris- Toma.
Prim- Gracias. Y otra cosa… ¿A que estás deseando tumbarte al sol aquí conmigo?
En los años 70, algunos economistas
como comienzan a popularizar el concepto de “decrecimiento”, que hoy da
nombre al movimiento filosófico y político que cuestiona el objetivo de
la economía clásica liberal, esto es, el crecimiento económico, y aboga
por la disminución de la producción y el consumo, hasta reequilibrar la
relación entre el ser humano y la naturaleza (y de los propios seres
humanos entre sí).
El decrecionismo critica el dogma del
“crecimiento por el crecimiento”, al que culpa de los problemas
ecológicos y las desigualdades sociales. Su finalidad es que los seres
humanos aprendan a vivir mejor con menos, maximizando el bienestar y
reduciendo al mínimo el consumo, en la línea de una “economía budista”,
como decía Schumacher, o en la de la “felicidad nacional bruta”, concepto propuesto por el rey de Bután
en 1972 en oposición al de “producto interior bruto” y a la habitual
correlación entre “felicidad” o “nivel de vida” y “poder adquisitivo”.
Los partidarios del decrecimiento
proponen una disminución controlada de la producción y el consumo
fomentando nuevos modelos de economía y de vida, en los que la
autoproducción, el intercambio sin dinero, el consumo de productos
locales y duraderos, y, en general, la adopción de modos de vida más
austeros, son principios fundamentales. Y advierten de que, de no
emprender ese proceso, el decrecimiento acabará imponiéndose, de forma
más abrupta, como la consecuencia necesaria de un sistema fiado al
aumento insostenible y obsesivo de la producción y el consumo.
¿Qué piensas tú? ¿Crees que el decrecimiento es una forma adecuada de organizar la economía y de vivir?
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