Hace mucho tiempo...
La tierra tenía mejores cosas que ofrecer,
cosechas sin necesidad de cultivo, y frutos
al alcance de la mano, y la miel
en el hueco de los troncos de roble.
Nadie hería la tierra con el arado,
ni la dividía en parcelas,
ni barría el mar con los remos: las costas
eran el fin del mundo.
Astuta naturaleza humana
víctima de tus propias invenciones,
desastrosamente innovadora,
¿por qué ciñes de muralla y torres tus ciudades?
¿Por qué haces acopio de armas para la guerra?
Ovidio, Amores, libro 3º
La epopeya de Gilgamesh
“La Antigüedad guarda un cierto parecido con la eternidad. Por eso es un manjar dulce para la mente”.
William Camden
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