Julio García Camarero
Hay
quien dice que este mapa es demagógico y reaccionario, pero creo que
es más correcto utilizar argumentos que estos calificativos y
descalificaciones absolutas. Parece que los que usan esta forma de
polemizar es que no tienen argumentos.
Pero
este mapa explica claramente, y de forma evidente, que en los
territorios del País Valenciano existe un profundo desequilibrio
socio ecológico que es urgente restaurar. Comprendo que
pueda existir la confusión del miedo de que si muchos ciudadanos
pasan de vivir la campo lo van a destrozar, pero es algo muy difícil
de que suceda, porque campo ya casi no existe, en su lugar sólo
quedan inmensas extensiones de suelos mineralizados por la
Agricultura industrial y Agroquímica que utiliza los
mono cultivos y los monopolios de las grandes corporaciones de la
agroalimentación. Estas con el tiempo han estado prolongadamente
matando la mayor parte de los suelos vivos; es decir, el principal
recurso renovable que existe. Es urgente que una gran parte de los
que viven en las ciudades, y de las industrias, pasen a ocupar estos
terrenos y territorios (ya mayoritarios) yermos, moribundos y
ocupados o abandonados ya hoy por multinacionales. No nos
confundamos, no se trata de fijarnos en ciudadanos burgueses
domingueros que todos los fines de semana se dedican a polucionar con
sus autos y a destrozar la naturaleza, porque dicen que la aman. El
ciudadano que ama de verdad a la naturaleza vive en el casco antiguo
de las ciudades; y si es cierto que la ama sabe prescindir de ella.
Tampoco se trata de considerar a otros burgueses que se van a ocupar
el campo en la modalidad de “segunda residencia”, una de las
cosas que más está matando el campo y está creando Cambio
Climático (C.C.). Se trata de que los ciudadanos conscientes se
transformen en campesinos locales que vivan de continuo en el
campo y que consigan ser capaces de recuperar esos suelos vivos que
son, insisto, la principal fuente de recursos renovables y no
perecederos.
No
podemos echar pestes de los pestilentes pesticidas y fertilizantes
agro-tóxicos de la agroindustria y que al mismo tiempo nos opongamos
rotundamente a que una importante parte de la ciudadanía se
transforme en campesino. Tampoco es cierto que estos nuevos
campesinos, vayan a destrozar el bosque. Al contrario una porción de
este nuevo campesinado rural debería hacer funciones forestales
responsables y acometer la restauración de ecosistemas forestales en
lugar de lo que se está haciendo hoy, que es una reforestación
incorrecta a base de formaciones vegetales exclusivamente mono
específicas y de crecimiento rápido por que son las mas rentables a
corto plazo (y no seriales), que con gran frecuencia suelen
ser pinares.
Es
cierto que es muy duro para un ciudadano adaptarse a las condiciones
del medio rural pero no se trata de una elección voluntaria. Es que
sucede como con el crecimiento económico, queramos o no tendremos
que decrecer, y queramos o no tendremos que recuperar el suelo vivo,
el campo, si queremos alimentarnos, porque los fertilizantes
agroquímicos derivados del petróleo y agro-tóxicos están a punto
de extinguirse siendo estos indispensables para la actual producción
agroalimentaria industrial que es la que alimenta al 80% de la
población del Primer Mundo.
Pero
volver al campo es muy duro. Y no confundamos al campesino con
el jornalero agrícola (al que le pagan poco) dependiente de
multinacionales y de los cortijeros de la macro-agro-química,
de los insumos del petróleo y de los monocultivos. Los que
regresen al campo deben ser campesinos ecológicos locales pequeños.
O unidos en medianas cooperativas. Ser autentico campesino es muy
duro, y más aún viniendo de la ciudad sin conocimientos campestres
ni costumbre de la resilencia en el campo: vives a la
intemperie, aislado, con un trabajo muy esclavo, inseguro y de baja
renta, sin centros sanitarios, sin red ferroviaria rural (que ha sido
desmantelada por el neoliberalismo de la “jet y ave society”),
sin centros de distracción, con escasos servicios y escuelas,
menospreciado y llamado paleto, etc. Así que es extremadamente
difícil que una gran masa de ciudadanos se decida regresar al campo,
y es necesario que sea una gran masa porque el desierto avanza y los
“fertilizantes” químicos (para hoy pero muerte del suelo para
mañana), ya han producido la mineralización de inacabables
superficies de territorio que hay que recuperar con Selvicultura,
Ordenación de montes, Agroecología, y una mesuradísima
Ganadería ecológica. Hay que tener miedo a la avalancha de
ciudadanos domingueros, a los de la segunda residencia o a la
Agricultura industrial que ya han dejado moribundos (insisto)
a la inmensa mayoría de los territorios. Pero no hay que temer la
invasión de ciudadanos a estos territorios si tienen conciencia y
conocimiento de que es posible recuperarlos y mantenerlos, Eso sí,
con tesón, enorme cuidado y sin usar las ya caducas energías
fósiles.
Sólo
una minoría, muy minoritaria, y completamente insuficiente (sobre
todo para la urgencia que existe) de jóvenes ecologistas
conscientes, está llegando a plantearse hacerse auténticos
campesinos locales y a crear eco-aldeas. De ahí que
este movimiento, sólo se producirá masivamente (como es necesario y
urgente) si se dan dos circunstancias previas:
a.
Se haga, como acción primera, una intensa difusión de este problema
y la urgente necesidad de la formación de un inmenso campesinado, y
se establezca una enseñanza obligatoria de Agroecología en
las escuelas (en lugar de. por ejemplo, la obligación subliminal de
ser hincha de los “deportes” competitivos) y de concienciación
de que hay que escatimar drásticamente las energías, usando abono
natural (estiércol), pues las energías alternativas no dan para
este tren de despilfarro agroquímico y los insumos
agroquímicos-petroleros, que además de ser tóxicos para las
personas, son asesinos de la base principal recursos renovables que
constituyen los suelos vivos.
b.
Previamente se establezca en el medio rural una densa red:
ferroviaria, de servicios en general, de centros sanitarios (en lugar
de monstruosos mega-hospitales en la ciudad), restauración de
viviendas rurales, escuelas, ayuda en forma de seguros ante la
irregularidad de las cosechas. También, que en lugar de que el
campesino local (agricultor agroecológico local, forestal
restaurador de ecosistemas y ganadero extensivo tenue y responsable)
sea menospreciado y llamado paleto, se le considere una capa social
tan respetable, o más, que cualquier otra.
Además,
como resulta difícil separar los conceptos de: democracia
representativa, electoralismo y Estado de la
palabra corrupción, será conveniente, o tal vez necesario,
sustituirlos por la idea de democracia directa y local. Un tipo de
democracia obtenida a partir de a. y b. funcionando en una red de
multitud de cooperativas locales enlazadas a través de una intensa y
extensa comunicación simétrica. Esto es, una comunicación en donde
cada cooperativa local sea a la vez emisor y receptor de ideas y de
acciones necesarias de difundir y realizar.
Para
terminar, decir que muchos ecologistas beben de la idea, equivocada,
que lo mejor que se puede hacer para que los suelos se regeneren es
que se mantengan abandonados, porque el banco de semillas del
subsuelo ya saldrá por si solo y darán lugar a una sucesión
natural de la vegetación. Es algo que ya está sucediendo en
terrenos de Alaska que antes estaban completamente cubiertos por el
hielo, en los que con la llegada del Cambio Climático están
surgiendo espectaculares bosques cargados de biodiversidad. Y
esto es cierto en los países de climas templados y lluviosos,
pero en los territorios de climas áridos (hoy cada vez más
tendentes a la mineralización agroindustrial y a la desertificación)
en lugar de una sucesión natural positiva, como la de Alaska,
se da primero una regresión de la sucesión natural para
pasar enseguida a una desertificación. Además, tengamos en
cuenta que los suelos citados de Alaska nunca sufrieron la
mineralización asesina de los “fertilizantes” químicos
petroleros. Estas extensas superficies terrestres degradadas por las
grandes corporaciones agroalimentarias-petroleras-industriales
mono cultivadoras y monopolistas, necesitan de un esfuerzo
fertilizante natural por parte de los nuevos campesinos
locales y una Ganadería extensiva ecológica equilibrada.
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