Entrevista de Elena Rodriguez en Heraldo a Serge Latouche que ofreció una charla en la Universidad de Zaragoza invitado por la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo.
Usted avisa, y no de cualquier cosa: decrecimiento o barbarie.
Estamos viviendo el colapso de la civilización del crecimiento.
La solución a la crisis antropológica actual solamente puede ser el
decrecimiento o la barbarie, una variante de la expresión "socialismo o
barbarie" de Rosa Luxemburgo, en 1916. Yo añado la dimensión ecologista,
el ecosocialismo. Si no tenemos en cuenta una distribución más justa de
la riqueza y una gestión más equilibrada del medioambiente, acabaremos
en una guerra de todos contra todos.¿Cómo casar las dos ideas, el capitalismo y el reparto justo?
Es necesario reducir la productividad. Acabar con ese afán de producir más, de hacer más. En el último siglo, la economía ha colonizado los aspectos de la vida, lo social, lo político... La revolución es pensar el reparto de las riquezas desde una dimensión más social.
Proclama usted que hay que trabajar menos para trabajar todos.
El sistema actual es trabajar más para ganar más. ¡Es lo que quieren todos! Hay que trabajar menos para ganar más, porque cuanto más se trabaja, menos se gana. Es la ley del mercado. Si trabajas más, incrementas la oferta de trabajo, y como la demanda no aumenta, los salarios bajan. Cuanto más se trabaja, más bajan. Hay que trabajar menos horas para que trabajemos todos, y sobre todo trabajar menos para vivir mejor.
El trabajo no lo es todo.
Debemos trabajar menos para vivir mejor. La vida verdadera está ahí fuera. Se trata de trabajar menos para vivir esa vida verdadera. Abogo por una sociedad que produzca menos y consuma menos.
Eso no se entiende en Occidente.
No, porque nuestra sociedad está fundada sobre la base del trabajo. Hay que desprogramar nuestro imaginario. Ahora nos encontramos con que si la jornada laboral es de 35 horas, la gente no sabe qué hacer el resto del tiempo.
Está en contra del desarrollo sostenible, del que tanto se habla en los últimos años. ¿Por qué?
El desarrollo sostenible es una trampa. El crecimiento es el incremento cuantitativo de los productos. El desarrollo es la transformación cualitativa de los mismos. No hay desarrollo sin crecimiento, y el crecimiento implica el desarrollo. Es necesario romper esa lógica. Los términos ‘crecimiento’ y ‘sostenible’ son contradictorios en sí mismos debido al carácter limitado de los recursos disponibles en un planeta finito como es la Tierra. ¡Es necesario decrecer!
¿Un crecimiento negativo?
Un reordenamiento de prioridades. La apuesta por el decrecimiento es la apuesta por la salida de la sociedad de consumo.
Pero según usted no hay que crecer por crecer ni decrecer por decrecer. ¿En qué tendríamos que crecer y en qué decrecer?
Es necesario crecer en la calidad del agua en el mundo, en la calidad del aire que respiramos, en calidad de vida, en la felicidad. Y decir ‘no’ al crecimiento por el crecimiento. Debemos construir una sociedad sostenible, recuperar los límites, la medida de las cosas. No se pueden tirar productos solo por tirarlos. Es necesario llegar a lo que yo llamo la abundancia frugal. ¡Abajo el crecimiento sostenible, arriba vivir con menos!
¿Estamos a tiempo de revertir esta tendencia?
No queda mucho. Todos los análisis, informes de todo el mundo, indican que hacia 2050 colapsará el sistema. Aprenderemos por las buenas o por las malas.
Siempre grato leer a Serge Latouche.
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