Si hoy en día si existe un aumento de la conciencia ecológica en las sociedades del Norte Global, es el resultado tras años de intervención social.
Todo empezó en los años 60 y 70 a través de acciones que se llevaron a cabo para iniciar lo que yo considero “la era ecológica“.
Ejemplos simples de esos años y las diferentes estrategias que se siguieron son:
– El libro de R. Carson (1962): “A silent spring” (primavera silenciosa) en
el que advertía de los efectos perjudiciales de los pesticidas en
el medio ambiente – especialmente en las aves – y culpaba a la industria
química de la creciente contaminación.
– La creación de la fundación de Greenpeace y Amigos de la Tierra (1971) que generaban debate y acción sobre problemas ambientales.
– La conferencia de la Biosfera (París, 1968) en el que se enfocó que la “utilización y conservación de los recursos deben ir unidos” ….
Y no olvidemos las incansables reuniones de la ONU:
(1972) – I Conferencia sobre el Ambiente Humano (ONU) – Informe del Club de Roma.
Del Club de Roma resultó el informe “Los Límites del Crecimiento”, que
es mas conocido como “Informe Meadows”. Es de los primeros en criticar
el desarrollo tecnológico y el crecimiento.
(1974) – Conferencia sobre Población (ONU, Bucarest): conocido como ecodesarrollo
(1977) -I Conferencia intergubernamental sobre Educación Ambiental (UNESCO, PNUMA, Tbilisi)
(1982) – Carta Mundial de la Naturaleza
(1987) – Informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Informe Brundtland. (desarrollo sostenible)
(1992) – Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo – Primera Cumbre de la Tierra o Cumbre de Río.
… Entre muchas otras reuniones más…
Es por ello que en la actualidad, ante la
crisis ambiental al que se enfrenta el planeta, se observa el aumento
de preocupación social por los países del Norte Global en este hecho.
Hoy, para
este artículo tenemos en Tidus Coop. la colaboración de Alicia Álvarez
Gracia, licenciada en ciencias sociales por la universidad de Köln
(Alemania) y especializada en Cooperación Internacional y Desarrollo
vinculado al paradigma del decrecimiento para el desarrollo sostenible y
con experiencia en turismo responsable y sostenible.
Álvarez-Gracia,
A., asegura que a causa de todas las intervenciones realizadas a lo
largo de estos años, las cuestiones ecológicas es una preocupación
compartida y el aumento de conciencia social ha facilitado al sistema
capitalista-ecológico y de producción actual ser considerados una
solución y no la causa de los efectos negativos ecológicos que sufrimos
en la actualidad.
Por
ello, no es de extrañar, que gobernantes de diversos países, así como
organizaciones internacionales, y multinacionales / sector privado se
hayan visto obligados a incluir en su agenda política la cuestión
ecológica. En cambio, es muy cuestionable su visión y enfoque.
En España mismamente, aunque en materia ecológica vaya
con retraso respecto a otros países europeos, estos últimos años se han
tomado ciertas medidas para frenar el impacto ecológico tan negativo
que tiene nuestro estilo de vida. Entre otros, se ha limitado el uso de
coches y se ha fomentado el uso de la bicicleta como transporte en las ciudades, se ha prohibido la entrega de bolsas de plástico gratis… etc. Es decir, el tema medioambiental, cada vez está más presente en el discurso político.
De la teoría a la práctica… “El hábito del reciclaje y la filosofía verde“
Todas las
sociedades han recibido en algún momento la información sobre las “3-R”
(Reducir – Reciclar y Reusar), y sí, es cierto que a la hora de
consumir, es una filosofía a tener en cuenta.
Posiblemente de las “3 erres”, el más conocido es el “reciclaje”, ya que
se ha ido introducido en muchos de nuestros hogares, hasta formar parte
del día a día. Aunque en números absolutos la cifra de material reciclado sea bastante reducida, es cierto que el reciclaje ha aumentado.
En general, en esta era ecológica, ser “verde”
es un proceso que tiene muchos aspectos (personales, psicológicos, en
hábitos… etc.) y esto mismo se han dado cuenta las grandes superficies
de consumo.
Por ello, se han adueñado
de esta idea y han incentivado los productos ecológicos. Dejando la
idea del “reducir” en un segundo plano, y continuar con la filosofía
capitalista de “consumir” pero esta vez bajo la “tranquilidad” que ahora
eres “consumista ecológico“.
Esta situación se puede extrapolar a diferentes sectores:
– Por un lado, está el sector de la energía, donde las energías renovables están en alza, cada vez hay más coches eléctricos (aunque con un origen de producción de energía dudoso) y la eficacia energética de diversos aparatos electrónicos que cada vez importa más.
– Otro ejemplo está en el sector del
turismo, donde el turismo sostenible y ecológico ha tomado gran
importancia debido a que los efectos negativos de este creciente sector sobre el medioambiente han salido a la luz en los últimos años.
¿Cómo el capitalismo se ha adueñado de la idea ecológica?
El
sistema capitalista ha hecho de un movimiento que hace tambalear las
mismas bases del sistema económico actual una mera herramienta de
marketing para atraer a los/as clientes/as concienciados/as, que son
cada vez más. Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Sin embargo, en
este caso, más que unirse a la corriente ecológica, lo que el
capitalismo ha hecho ha sido interpretarla a su manera para poder
lucrarse con su uso.
El hecho de
que grandes empresas ofrezcan cada vez más productos respetuosos con el
medioambiente puede parecer positivo a primera vista (y de hecho, ¡lo
es!). Sin embargo, se limitan a mitigar ligeramente el daño ambiental
del consumo de los propios productos.
Es por esta
razón, que la idea del decrecimiento plantea, entre otras, la cuestión
de decrecer físicamente, ya que hemos superado los límites biofísicos
del planeta. Por lo tanto, si se trata de productos materiales como de
servicios (consumidores de materiales físicos también), la pregunta real
es: “¿lo necesito?” y no si se compra el producto en su versión ecológico o no.
Crecimiento verde como falsa solución – La ilusión del capitalismo ecológico…
Según la OCDE,
el crecimiento verde fomenta el crecimiento y el desarrollo económico y
al mismo tiempo asegura que los bienes naturales continúen
proporcionando los recursos y los servicios ambientales de los cuales
depende nuestro bienestar. Es decir, crea una jerarquía donde la
naturaleza se subordina a las necesidades y preferencias de las
personas.
Esta curiosa
interpretación de la sostenibilidad se puede ver reflejada también en
los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Uno de los objetivos más criticables es el número 8 de “trabajo decente y crecimiento económico”.
¿Cómo
es posible que un objetivo sea el crecimiento económico, si es él mismo
el causante de muchos de los problemas que los ODS quieren solucionar?
Por otro
lado, relacionar trabajo decente con crecimiento económico da a entender
el concepto que la ONU tiene del trabajo en el contexto socioeconómico
actual. No todos los puestos de trabajo crean crecimiento económico, así
como, por ejemplo, un profesional en el ámbito de salud con un material
médico mínimo en Sudán del Sur no va a contribuir al crecimiento
económico, pero desde luego, estará haciendo una gran labor social de la
que muchas personas se beneficiarán. Hasta que la ONU no entienda que
el desarrollo de un país no tiene que ser sinónimo de crecimiento
económico, los ODS carecerán de valor y potencial para hacer un cambio
estructural que es el que se necesita para evitar el colapso ecológico.
El problema
central es que, la interpretación de ecología de la que el capitalismo
se ha adueñado se ha integrado dentro de su metodología, ya que no pone
en duda el propio crecimiento económico. Es más, el hecho de tener a su
disposición productos ecológicos y sostenibles, puede incluso servir
como incentivo para aumentar el consumo.
Es entonces cuando se habla del efecto rebote, que según Serge Latouche, ocurre cuando “la
disminución del impacto y de la contaminación se encuentran
sistemáticamente anuladas por la multiplicación del número de unidades
vendidas y consumidas”. Esto puede deberse:
– A que al haber comprado un producto supuestamente respetuoso con el
medio ambiente, la conciencia del consumidor/a está limpia.
– Si se trata de eficacia energética, ésta casi siempre se traduce en el
descenso del precio de los productos, con un consecuente aumento del
consumo.
Serge Latouche describe tres características indispensables de la sociedad de consumo:
1) La publicidad, que crea el deseo de consumir;
2) El crédito, que proporciona los medios
3) La obsolescencia programada, que acelera la necesidad de consumir.
La
obsolescencia programada, de hecho, está directamente relacionada a la
plusvalía y usa como pretexto la falsa justificación de la creación de
empleo. Al usar el ecologismo para promover el productivismo y el
consumismo y no poner en duda el propio sistema económico del
crecimiento causante de la catástrofe ecológica, el “capitalismo
ecológico” carece del carácter transformador necesario. Es más, es una
manera de pretender que se ha realizado algún cambio hacia la
sostenibilidad cuando únicamente se ha puesto un parche a un problema
global que necesita urgentemente solución.
SOLUCIÓN: Decrecimiento como vía para un real desarrollo sostenible y anular al capitalismo
El decrecimiento propone salir del dogma del crecimiento, productivismo y consumismo, rompiendo el círculo vicioso de comprar, tirar, comprar.
El objetivo principal del decrecimiento es hacer una
crítica al crecimiento económico ilimitado del Norte Global debido a
las devastadoras consecuencias que tiene para el medio ambiente y, por
lo tanto, para la humanidad.
El
decrecimiento también apunta a que, en los países empobrecidos, el
decrecimiento no es ni necesario ni aconsejable, ya que la mayoría de
las personas no han llegado al límite de carga de la biósfera. Esto no
quiere decir que la solución sea el crecimiento ilimitado, sino que
estos países deberían desarrollarse evitando cometer el error de seguir
el camino asumido hasta hoy por las sociedades opulentas. Sin embargo,
esto sería negarle al Sur Global la posibilidad de equivocarse tal y
como lo ha hecho el Norte Global.
A diferencia de las nombradas “3erres” de acción social ecológica… Serge Latouche nos indica 8 “erres” .
Éstas pueden ser una buena guía para que el Sur Global consiga cubrir
sus necesidades básicas dentro del paradigma del decrecimiento y a su vez, el Norte Global decrezca.
Para entender mejor qué supone el decrecimiento, Serge Latouche describe las ‘8 R’ del decrecimiento sereno, amable y sostenible: reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reutilizar y reciclar.
–Reducir:
Reducir la producción y el consumo de bienes es imprescindible para
dejar de explotar los recursos naturales de la tierra y contaminar. Esto
no significa que el decrecimiento sea equivalente al crecimiento
negativo del PIB. Esta reducción no se limita simplemente a bienes
materiales, también traslados que suponen grandes gastos de energía.
– Reevaluación:
Reevaluar los valores imperantes actualmente es una de las bases
necesarias para cambiar el ideal del crecimiento. Serge Latouche hace un
llamamiento a “descolonizar el imaginario del crecimiento”
–Reconceptualizar: Para hacer cambios en la sociedad es necesario definir o redefinir nuevos conceptos o redefinir los existentes.
–Reestructuración:
Para que las dos últimas “R” tuviesen un efecto práctico, es necesario
adaptar o reestructurar el aparato de producción y las relaciones
sociales en función del cambio de valores.
–Redistribución: La redistribución es una estrategia necesaria para lograr además de un decrecimiento sostenible, un reparto justo de bienes.
–Relocalizar: Significa volver a la producción local para evitar el gran gasto energético que el transporte de mercancía supone.
–Reutilizar:
La obsolescencia programada de gran parte de aparatos electrónicos es
el principal impedimento para reutilizarlos. Sin embargo, alargar la
vida de los bienes de consumo lo máximo posible.
–Reciclar: Lo que ya no se pueda reutilizar, por lo menos se podrá reciclar.
Sin duda alguna, las medidas
recomendables para reducir los efectos medioambientales que causa
nuestro sistema actual no van de la mano con la idea del capitalismo
verde y sus estrategias de marketing.
Muchas gracias a Alicia Álvarez Gracia
por su colaboración, y compartir con Tidus Coop. su visión y enfoque
para lo que debería ser realmente un desarrollo sostenible.
“Ningún país ni sociedad es pobre. Nos empobrecen sistemas opresores”
Y tras la lectura de este artículo, evidenciamos que el mejor ejemplo de “sistema opresor” es el mismo sistema capitalista.