Tidus Coop
“A más aumentamos nuestro crecimiento en el Norte Global, más repercutimos negativamente en el Sur Global.” – Tidus Coop.
>>DECRECIMIENTO PARA VIVIR MEJOR GLOBALMENTE<<
No es un dato innovador hablar sobre que el ritmo marcado en sobredesarrollo desde
los países industrializados (Norte Global en su mayoría) es la condena
para muchos otros países que indirectamente tiene que aumentar su nivel
nacional en muchos aspectos para poder “igualar” una similitud.
Y son muchas las consecuencias, que
reciben estos países “subdesarrollados” por este mismo problema. Les
estamos obligando a igualar sus sistemas al nuestro (dado que desde la
perspectiva global, nosotros tenemos el bienestar social) y socialmente
todavía no han alcanzado las competencias ni conocimientos adecuados
para una autogestión sostenible de su territorio.
Y AQUÍ MISMO ES, CUANDO EN LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SE CONSIDERÓ SER PRÁCTICA AL AUMENTAR
LA AYUDA PARA EL DESARROLLO…. SIN SER CONSCIENTES DE QUE QUIZÁS LA
SOLUCIÓN NO ES AUMENTAR LA AYUDA, SINO REDUCIR EL ABUSO DEL CONSUMO.
¿Y SI CAMBIAMOS LA PERSPECTIVA Y NOS RESPONSABILIZAMOS DEL SUBDESARROLLO DE OTROS PAÍSES POR NUESTRO SOBREDESARROLLO?
Tidus Coop.
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¿Ayudar al Sur decreciendo? – Por Llistar D.
Decrecimiento y anticooperación, aunque
focalizan aspectos distintos de nuestra realidad global contemporánea,
parten de la necesidad imperiosa de parar una locomotora que se dirige a
velocidad exponencial hacia un precipicio y que además lo hace
atropellando a la población que no cabe dentro del tren porque no pudo
comprar el billete.
Pero ¿en qué consiste? ¿Qué tiene que ver con la noción de decrecimiento?
¿QUÉ ES LA ANTICOOPERACIÓN?
«Anticooperación» deriva de «cooperación al desarrollo», un concepto
que el saber popular asocia a todas aquellas acciones del Norte que
ayudan al Sur de un modo u otro.
Sin entrar en si esto último es acertado o
no, resulta intuitivo definir lo contrario, «anticooperación», como
toda aquella acción, sea cual fuere, que se genere en el Norte y que
interfiera negativamente en el Sur (indistintamente del canal y ámbito u
origen y destino en los que se produzca).
1- En realidad, la «anticooperación»,
como un hub, es un concepto que interconecta otros como el pago de deuda
ilegítima, el impago de la deuda ecológica, el comercio injusto, la
guerra o la venta de armas, la aculturalización, la erosión de la
soberanía alimentaria, etc. Busca integrar bajo un solo nombre a todos
los (aparentemente) muy diversos agravios de raíz externa sufridos por
colectivos y sociedades empobrecidas. A fenómenos que habitualmente
aparecen desconectados y a los que se les atribuye a menudo un origen
interno. La anticooperación surge de preguntarse cómo y cuántas
interferencias negativas reciben los pueblos del Sur Global por parte
del Norte Global, cuál es la lógica que comparten tales interferencias, y
cuánto del «vivir bien» y de la autodeterminación del Sur quedan
determinados desde y por el Norte.
De modo que podremos hablar de
anticooperación tecnoproductiva cuando se refiere a la que se produce a
través de la concurrencia entre la tecnología y la distribución
transnacional de la producción mundial; de anticooperación comercial
cuando se transmita a través del comercio internacional; de
anticooperación financiera cuando utilice mecanismos financieros; de
anticooperación militar cuando se produzca mediante guerras, amenazas o
venta de armas; a anticooperación ambiental cuando se distribuyan las
cargas y los costes del metabolismo de las sociedades ricas sobre las
empobrecidas; de anticooperación diplomática cuando se utilicen los
resortes de la diplomacia exterior, incluidas las organizaciones
internacionales; de anticooperación simbólica cuando se transmita vía
cultural o ideológica, educativa o religiosa; de anticooperación
migratoria cuando se restrinja selectivamente las migraciones; y
finalmente, de anticooperación solidaria cuando se produzca a través de
algunas prácticas de la «ayuda internacional».(Véase Tipos de Anticooperación)
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA ANTICOOPERACIÓN?
Tomemos como ejemplo algunas
interferencias transnacionales objetivamente negativas (pero
aparentemente distintas), como los apoyos financieros a la
internacionalización de la empresa que pueden generar deuda externa
ilegítima; la presión que generan los nuevos objetivos en el uso de
agrocombustibles de EE UU y la Unión Europea sobre los campesinos que
moran las tierras fértiles tropicales; el apoyo a un régimen autoritario
por motivos geoestratégicos con la venta de armas y la consecuente
represión —muerte incluida— de millones de civiles.
Observamos que parten de decisiones
políticas tomadas en el Norte Global claramente vinculadas con la
necesidad de los actores del sistema capitalista de expandirse
(crecimiento) y de autoconservarse (seguridad) en un ambiente hostil de
alta competitividad.
Es decir, son una suerte de efectos
colaterales de decisiones y actitudes cuya lógica es perdurar y sobre
todo, crecer material y energéticamente en una especie de competición,
por encima de los derechos de terceros.
PARA «AYUDAR» AL SUR ES NECESARIO DECRECER (CREMATÍSTICAMENTE)
En realidad, si analizáramos todo aquello
que puede calificarse de anticooperación descubriríamos que se produce
justamente a consecuencia de esa lógica crematística, de esa cultura del
crecimiento y competitividad en la que estamos sumergidos empresas
privadas, Estados capitalistas y consumidores/trabajadores. Existen
también interferencias transnacionales negativas que no son fruto de la
necesidad creciente de seguridad y crecimiento de los metabolismos de
las sociedades ricas. Por ejemplo accidentes contaminantes que afectando
a un país del Norte superan sus fronteras, pandemias que se difunden
planetariamente, cracks en las bolsas, modas que se exportan a través de
Internet… Fenómenos fortuitos, cuyo leif motif no ha sido el
crecimiento sino otros como el azar, incluso la nueva complejidad
asociada a la globalización y el cambio tecnológico.
Por supuesto, la supuesta
«accidentalidad» está caso por caso sujeta a discusión dado que hay
accidentes que pueden considerarse como pasivos previsibles de una
actividad crematística. Sin embargo, la proporción de interferencias
negativas que se dan fuera de la lógica del crecimiento y la seguridad
resulta casi marginal. Por lo tanto, aquellos/as que opten por abolir
los desequilibrios entre el Norte y el Sur, o aquellos/as que formen
parte de los movimientos sociales por la justicia global, incluida la
justicia ambiental, terminarán enfrentándose a los mecanismos y actores
de la anticooperación.
Una especie de red de redes por la
abolición de la anticooperación. La pregunta siguiente es, pues, si esos
mismos movimientos sociales deberán también formar parte del movimiento
por el decrecimiento.
Debemos partir de una primera conclusión: la raíz de la anticooperación del Norte Global es el crecimiento económico con seguridad. Entonces y de forma simplificada, en un escenario de potencial decrecimiento como el propuesto por diversos autores, es de preveer que también decrezca el número y profundidad de interferencias negativas transnacionales.
¿Tender por ejemplo a economías de
circuito corto en el Norte permitiría recuperar la soberanía alimentaria
en el Sur o evitar una sobre-emisión de dióxido de carbono asociada al
agronegocio? Probablemente sí. Dicho de otro modo, abolir la
anticooperación nos conduce inevitablemente a luchar por un
decrecimiento del Norte Global, y por lo tanto, a una reorganización
radical de nuestro sistema económico mundial.
Ref:
- Llistar D. Coordinador de l’Observatori del Deute en la Globalització (www.odg.cat) de la Càtedra UNESCO de Sostenibilitat de la Universitat Politècnica de Catalunya, y miembro del consejo de redacción de esta revista (david.llistar@odg.cat)
- D.Llistar. «Anticooperación: los problemas del Sur no se resuelven con más ayuda» . 2007 (en la red). o D.Llistar Anticooperación. (en prensa). Ed. Icaria. Barcelona. 2008.
NINGÚN PAÍS NI SOCIEDAD ES POBRE. NOS EMPOBRECEN SISTEMAS OPRESORES.
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