Es costumbre que los niños vayan al hammam con las mujeres y esto se sigue haciendo hasta que se llega a la edad de la pubertad. Ya que la edad que la pubertad no es igual para todos, el umbral en el que se establece que una ha ‘crecido’ es muy flexible; dado que una madre tiende a ver a su hijo como un eterno niño, y dado que llevar a un muchacho al hammam es una tarea que el padre prefiere dejar el mayor tiempo posible a la madre, no es raro en absoluto el espectáculo de un niño bastante mayorcito, más o menos adolescente, en medio de las desnudeces de las mujeres de todas las edades –mientras otras mujeres no se sientan incómodas por la presencia del muchacho, joven o no-.
¿Qué árabe musulmán no ha sido excluido de esta manera del mundo de las mujeres desnudas?. ¿Qué árabe musulmán no recuerda esa cantidad de carne desnuda y las muchas y ambiguas sensaciones?. ¿Quién no recuerda el incidente por el cual este mundo de desnudeces quedó prohibido de golpe?. Se nos dio más que una memoria. Uno no podría parar de pellizcar esos gruesos pechos colgantes que lo obsesionaban. Otro fue alejado por ser demasiado peludo, por tener el pene demasiado grande, nalgas demasiado sobresalientes, un órgano desplazado. Para el muchacho, el hammam es el lugar en el que uno descubre la anatomía de los demás y del que uno es expulsado una vez que se ha producido el descubrimiento.
Entrar en el mundo de los adultos significa asimismo, quizá, sobre todo, frecuentar sólo hombres, ver sólo hombres, hablar sólo a hombres (...). Ahora, el cuerpo es arrebatado literalmente por el mundo masculino.
Las prácticas del hammam están estructuradas de una manera nueva a partir del momento en que uno se separa de su madre, de modo que el primer hammam tomado con los hombres es como una consagración, una confirmación, una compensación. Es la confirmación de la pertenencia al mundo de los hombres (...). Ninguno recibió las felicitaciones de los amigos de su padre, a los que ahora encuentra por primera vez ligeramente vestidos y algunos de los cuales no dejan de hacerle proposiciones indecentes.
Abdelwahab Bouhdiba. La sexualidad en el Islam. 1975.
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