La encrucijada sistémica
Traducción adaptada de un texto de Tim Bennet "Bambi vs. el colapso de la civilización", director del documental "What a way to go", extraído del libro de Clinton Callahan "Directing the power of conscious feelings"
"Parece que tengamos tanto que perder (mientras sigamos
pudiendo externalizar los malditos costes) que hablar de absorber el golpe, de
actuar para protegernos a nosotras mismas y a la red de vida de este planeta,
asusta común de los mortales lejos de nosotras ¿Recibir el impacto? No puedo
recibir el impacto; Recién acabo de comprarme estos vaqueros! ¿Luchar? Me
meterían en la cárcel! Allí no tendría cobertura! Prepararse para el colapso
parece, para aquellos privilegiados, trabajo físico duro, aprender a cocinar
gachas y pelo grasiento, y no más viajes al caribe. Luchar parece titulares
embarazosos y una cita con un salido bestia en las duchas de una prisión. Con
engrudo de gachas y comida de cárcel en el menú, la “cesta de la Extinción” con
patatas fritas y “coka-kola” empieza a parecer una opción atractiva.
Anestesiados y de compras, parece que hay consenso en todas
partes de que la última cosa que los seres humanos de la civilización
industrial patriarcal van a hacer es revelarse y tomar de nuevo en sus manos
sus vidas. Desde una perspectiva objetiva, esto es probablemente cierto, al
menos hasta que hayamos perdido nuestros juguetes tecnológicos. Pero, mientras
las masas no parece que estén cambiando sus mentes en ningún tipo de escala de
tiempo que nos sea útil llegados a este
punto, mentes individuales pueden y de hecho están cambiando. Las personas
pueden salir de la negación, y unirse a respuestas reales y efectivas. Tu
puedes. Si, de verdad. Por eso me tomo la molestia de sentarme a traducir este
texto. Porque hay personas ahí fuera que están preparadas para mirar hacia
donde apunto. Quizás tu seas una de esas personas.
Podemos recibir el impacto (tampoco tenemos otra opción). E igual, con algo de suerte, sobrevivir a el. Podemos empezar por encontrar nuestro lugar y nuestra gente. Podemos comenzar plantando un bosque comestible, limpiando barriles y depósitos y habilitándolos para captación de aguas. Podemos salir a la calle y conocer a todos nuestros vecinos, y juntarnos y juntarnos para una comida compartida, y hablar de lo que está sucediendo y de lo que vendrá. Podemos encontrar una persona o personas que actúen como facilitadoras, y nos ayuden con el trabajo emocional que necesitamos hacer, avanzando a través de la tristeza y desesperanza, el miedo, la ira, nadando con ellas y más allá de ellas, avanzando juntas, hombro con hombro, mano a mano, corazón con corazón, descubriendo que somos suficientemente fuertes para soportar impactos duros, que estamos todavía lo suficientemente enteros como para no tirar la toalla, dándonos cuenta de ello en comunidad, podemos permanecer de pie frente a los faros que avanzan hacia nosotras a toda velocidad, podemos permanecer en pie y sostenernos las unas a las otros durante la embestida del camión, viendo, quizás, solo quizás, que algunas personas todavía seguirán vivas tras el impacto. Algunas personas necesitaremos hacer este trabajo, por que la mayoría se negará a asumir esa responsabilidad. Negarse a sentir el miedo ahora, se están condenando a sentirlo durante y tras el choque, cuando el trauma será mayor, y las pérdidas más difíciles de soportar. Necesitarán nuestra ayuda.
Y podemos actuar para protegernos a nosotras mismas (un
nosotros más grande, que incluya a cualquier ser vivo). No tenemos ninguna idea
real de como pequeños grupos de nosotras podemos hacer frente a ese camión, si
permanecemos firmes y con determinación ante su embestida, pero podemos
contemplar la posibilidad de que el camión acabe volcado en la cuneta,
escacharrado más allá de cualquier arreglo, no pudiendo arrancar nunca más,
mientras nos retiramos del pavimento a lamer nuestras heridas. Podría pasar, y
como es posible encontrar algún camino de empujar el camión a la cuneta que
pueda “funcionar” (con “funcionar” definido como “de alguna manera evitar
nuestra caída a plomo hacia un evento de extinción masiva global), entonces
merece la pena responder y actuar, intentar, ser y hacer. Las cosas se van a
volver un poco “locas”. Las reglas van a cambiar, todas. Permaneced despiertas.
Permaneced conscientes. Permaneced alerta, con determinación. Todo parecerá más
claro.
La gente que veo comprometida en respuestas efectivas, todas
han “sentado”, mascado y mirado cara a casa a sus miedos. Esto no significa que
ya no tengan miedo. Significa que han enfrentado sus miedos, y encontrado un
sentido a este momento. Significa que han encontrado su poder para responder
incluso cuando están asustadas, lo cual no es más que la definición de
coraje. Todavía están de pie frente a
los faros y no tienen un lugar donde esconderse, pero no están petrificados. Se
están preparando para el golpe, como venga y cuando venga, respondiendo momento
a momento, intuitivamente, racionalmente, irracionalmente, y con una
consciencia elevada. Y se están preparando para jugar su rol en el intento de
provocar que el camión que el camión vuelque en la cuneta.
Parece justo, de alguna manera, que alguien absorba el
golpe. No necesariamente a nivel individual, por supuesto. Hay muchas, muchas
víctimas en esta historia. Todas hemos nacido en esta situación. No discutiré
que cualquiera de nosotros en particular tiene una deuda que pagar. Eso es algo
que cada corazón debe saber.
Pero a nivel colectivo, a nivel de civilización, de cultura,
hay cierta justicia que se puede sentir profunda y claramente. Esta tropa
particular de simios resabidos ha actuado de forma abominable. Como
disfuncionales miembros de la comunidad de la vida. Quizás sintiendo el miedo
que hemos engendrado, el dolor que hemos causado, la pena que hemos creado, la
irá provocada, la culpa que hemos ganado
y la clara y emergente alegría a la que podemos acceder en cualquier momento,
quizás sintiendo profundamente generamos un sentido, una forma de seguir
caminando. Sintiendo. Yendo a una respuesta defensiva y protectora que pudiera
“funcionar” realmente. Es un tipo de encrucijada “cósmica”, tu-rompes-tu pagas
los daños, asumes la responsabilidad. Nosotros hemos creado esto, nosotras las
“civilizadas”. Hemos roto las leyes de la vida. El resultado nos pertenece.
¿Quién vamos a ser ante esto?
Se mi camino. Voy a acabar de crecer, de madurar, de asumir responsabilidad plena. Voy a hacer lo posible para reunirme como un ser humano adulto con la comunidad de la vida. Rechazar sentir el miedo de uno mismo es solo un disfraz de adolescente indestructible, solo otra faceta de una civilización que ha durado milenios (civilización patriarcal dominadora). A la mierda esto. Es momento de crecer. Estoy preparado.
Siento mi parte justa en el miedo, la tristeza, la ira, la
vergüenza y la alegría, y la sensación de estar vivo en un tiempo excepcional.
Encontraré y me encontraré con esas pocas personas que ven el camión
aproximarse, y se sentarán en círculo y compartirán mi corazón, mis lágrimas, y
todas permanecemos juntas de pie y miraremos fijamente el camión mientras se
aproxima. Usaré ese miedo para mantenerme alineado, firme en modo respuesta, de
forma real.
Usaré el miedo en
vez de rechazarlo. Lo usaré para mantenerme despierto, vivo y en acción.
Lo usaré como un antídoto a la cultura que siempre busca la forma de
mantenerme dormido, anestesiado y atontado. Lo usaré para ayudar a poner
fin a esa cultura.
Joder, que bien me siento. Que venga el maldito camión!"
Con este texto,
declaro que este blog queda cerrado y que me ausentaré de las redes sociales por un tiempo,
cerrando permanentemente el muro de mi perfil, y estando presente solo
ocasionalmente para gestionar páginas y grupos sobre los que siento cierta
responsabilidad. El perfil quedará abierto para mensajes privados, sin garantía
de respuesta temprana, eso si :)
Continuaré activo en la Red de Transición, y el sitios como 15-15-15
Salud, y resiliencia.
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