Chema Ahimsa - 15/15\15
(Segunda de las crónicas acerca del encuentro recién celebrado en Betanzos, después de la realizada por Xan das Bólas.
En esta ocasión es nuestro nuevo colaborador y suscriptor de la
revista, Chema Ahimsa, quien nos da una perspectiva más emocional y
detallada de las sensaciones y actividades de las jornadas.)
Hola, apreciados kompis. Vengo a compartir con vosotros mi experiencia en el V Encuentro de Transición y Decrecimiento celebrado en los últimos días de octubre de este año de 2016 en la ciudad gallega de Betanzos.
Para mí tuvo doble sentido asistir al encuentro: por una parte estoy comenzando una nueva etapa vital y, sin pretenderlo a priori,
mi nuevo hogar no disponía al llegar de electricidad, ni agua ni baño,
por lo que me he visto estimulado para poner en marcha mis recursos de
autosuficiencia aprendidos en el pasado cuando estuve experimentando la
vida simple bajo una noguera, tienda de campaña, baños en la acequia,
recogiendo palos por el bosque… lo cual me hizo sentirme libre y dichoso
aunque en ocasiones tuviera que acudir a al pueblo cercano (Coín,
Málaga) en busca de otras humanidades.
Y el segundo motivo de mi viaje a la bella Betanzos fue que acabábamos de poner en marcha el colectivo Soria En Transición,
lo cual —para mi sorpresa— me ha ilusionado y motivado bastante, para
descubrir que cuando es menester y estamos preparadxs aparece lo
inesperado y las sincronías se dan como por arte de magia.
Llegué a Valladolid desde Soria en bus y a Betanzos en coche
compartido. Ya por el camino pude disfrutar de la grata aventura de
conocer nuevos seres, con su singularidad en todos los aspectos (como
dicen los mayas, otros yoes).
La primera noche la pasé en el albergue de peregrinos, yo también
peregrino por mi camino interior, como le dije a Fernando, el
hospitalero local, un hombre amable y cariñoso, sincero y atento.
Después de bien duchado, bien descansado.
Y el sábado, antes del amanecer, me senté en unas escaleras delante de una pequeña iglesia ante la plaza de Galicia, o Praza do campo,
sin saber aún la ubicación del lugar de encuentro. Y mientras clareaba
el día observaba cómo las mujeres de la tierra ponían sus puestos para
el mercado de aquella mañana de sábado. Flores para difuntxs y
hortalizas para vivxs. Alguna llevaba ya un buen rato sentada en su
silla con unas pocas cajitas alrededor esperando la alborada. Respiraba
yo un aire cultural de la tierra y su gente labriega, mujeres en
posesión de sí mismas, del espacio y del nuevo día.
Una vez localizado el edificio, al observar cómo iba una pareja
colocando carteles en las inmediatas paredes, me fui levantando, y otro
peregrino próximo a mí, que se había echado en perpendicular sobre las
escaleras a descansar como si fuera un fakir, hizo lo mismo y nos
saludamos.
Comenzaba a haber gente en las escaleras del edificio del concello,
sede del ayuntamiento y aula de cultura y exposiciones, y me dirigí
hacia ellas. En la recepción encontré a Marta que me indicó el proceder
para inscribirme, y aquí comenzó una gran aventura de compartires y
conoceres, nuevas caras, nuevas voces, nuevas expresiones…
La gente iba llegando, mis compañeras de viaje; Clara de Valladolid,
Carmen de Barcelona y Paula de Argentina, también se incorporaron.
Reconocí a Juan del Río sentado en
las escaleras de subida a la planta de arriba y me acerqué a saludarle;
charlaba con Mauri, un compañero suyo de la coordinadora de la Red de Transición
sita en Barcelona. Aún no tenía registrados a los nuevos rostros que
iba descubriendo y por ello el tanto mirar y remirar para ir haciéndolos
familiares. En la planta de abajo se encontraba el auditorio, o sala de
cultura, donde se realizó la presentación del encuentro. De la
organización estaban Pepe, Begoña y Juan, y un representante del
ayuntamiento. Se nos explicó la idea de repartir los días entre la cabeza, el corazón y las manos
para vivenciar las diferentes jornadas como partes de un todo, y poder
así sentirlas desde diferentes aspectos. Nos invitaron a subir al aula
superior y formamos un gran círculo para presentarnos, aunque en la
recepción ya se nos proponía colocarnos un papel ahdesivo en el pecho
para identificarnos con nuestros nombres, procedencia y motivos de
asistencia, e ir así abriendo sendas para acercarnos poco a poco lxs
unxs a lxs otrxs.
Al bajar pudimos ver en el gran panel de papel la programación prevista para el día entero: mesa redonda con Teresa Moure, Xoán Ramón Doldán y Ana Huertas, sobre los caminos que nos trajeron a la actual situación de crisis, desde el punto de vista económico, de género y…
Después nos subimos a comer; dos largas filas de mesas y sillas con
sus correspondientes utensilios esperaban a los comensales. Las
cocineras nos fueron contando cómo nos organizaríamos, pasando los
platos servidos de manos en manos hasta tener todxs delante las sanas
delicias. Sus ayudantes fueron eficaces (gracias).
Como suele ser habitual entre kompis de mesa se intercambiaban impresiones, dudas y comentarios; más ratos de acercamientos.
Después de la sobremesa encontramos un panel donde apuntarnos a los
diferentes talleres ofertados: “De la lógica de la dominación a la
ecodependencia post-género”, a cargo de Concha López Llamas, o “Los
pliegos de condiciones técnicas para la contratación de la energía por
parte de los municipios” y también “Modelado a mano con barro”. Después
del pertinente descanso pasamos a disponer de nuevas opciones:
“Estrategias para la Transición”, “Electricidade alternativa, Teoría”,
“Escribiendo la nueva historia”, “Historia da elaboración da cervexa
dende unha perspectiva ecofeminista” y “Activismo y Espiritualidad”
Asistí al taller “Escribiendo la nueva historia”, por la resonancia
interior que tenía para mí el título, a cargo de Miki y Joserra. Con su
presentación nos fueron mostrando diversos personajes que han incidido
en la conciencia social mundial con posturas pacíficas, como Jesús el nazareno, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, la madre Teresa de Calcuta, el Dalai Lama, Nelson Mandela, Satish Kumar, Peace Pilgrim, y algunos más de quienes no retuve el nombre, o las comunidades africanas que practican Ubuntu.
Mencionaron el libro Acción y Meditación, Cambiarse así mismo para cambiar el mundo
de Christophe André, Jon Kabat-Zinn, Pierre Rabhi y Matthieu Ricard,
dando pequeñas consignas que desarrollar como la transformación interna,
evitar las acciones perjudiciales y crear la realización de acciones
constructivas.
Dando un repaso a la parte oscura de la historia reciente de nuestro país en estos años descubrimos:
- Que abundan el egoísmo, la avaricia, la corrupción, la desigualdad y la desocupación laboral remunerada.
- 4 millones de viviendas vacías.
- 7´7 millones de toneladas de comida desperdiciadas al año.
- 4´3 millones de parados.
- 4000 suicidios en 2013.
- Desigualdad económica.
- Deterioro natural.
- Urbanización masiva.
- Crecimiento económico insostenible.
- Crisis de refugiados.
Mostraron las relaciones entre lo individual y lo colectivo, como las emociones, las acciones, el carácter… y la moral, las normas, las ideas, los paradigmas, los proyectos y los sistemas, también a niveles internos y externos. Cambiar de consumir a contribuir, y en lugar de ir en busca de obtener más por menos preguntarnos cómo podemos contribuir más, en el casino, en el comercio, en el trueque, en el regalo… Joserra habló sobre la experiencia en Burgos, su ciudad, de Karma Kitchen donde un grupo de gentes diversas se unen para compartir una comida juntas ofreciéndola como regalo a quienes se acercan. Hablaron de los gestos amables incondicionales como, por ejemplo, después de tomar algo en un bar, dejar pagada una consumición a un ser desconocido que pase después, o repartir tarjetas que invitan a sonreír recordándonos que el valor real de los seres humanos no es lo que tiene si no lo que da. También nos contaron acerca de seres especiales que dan la vuelta a las propuestas económicas convencionales como el conductor de un rickshaw en Delhi que acepta la voluntad tras el servicio con una amorosa sonrisa. Nos invitan a la comunidad para dejar el aislamiento y valorar los diferentes capitales existentes, a parte del cultural, el natural, el financiero, el material, están el intelectual, el experiencial, el social y el espiritual. Nos contaron también la historia del hombre que cenó con su atracador: tras darle la cartera al ser amenazado con un cuchillo le ofreció su chaqueta para que se abrigara y luego le invitó a cenar, tras lo cual recuperó su cartera y nació una nueva amistad. Miki nos habló de un libro editado y regalado por internet recopilando diferentes escritos que relacionan lo que su título indica: Activismo y Espiritualidad. Y terminaron con una reflexión de Paul Goodman:
“Imagina que hubieras conseguido la revolución de la que hablas y sobre la que sueñas. Imagina que tu lado ha ganado, y que tienes la sociedad que querías. ¿Cómo vivirías entonces, tú, personalmente, en ese tipo de sociedad? ¡Empieza a vivir así ahora! Lo que haráis entonces, hazlo ahora!”
Para terminar la tarde hubo una presentación general de iniciativas a nivel nacional, entre las que destaco y resumo: desde la lejana Sevilla se acercaron siete seres con experincias de moneda social, la creación de la red local de decrecimiento, la Transicionera, el huerto social Rey Moro, merienda una vez por semana, la tienda gratis y la tienda de abastecimiento, y el curso de decrecimiento en la universidad de Cádiz.
De Madrid, Miki, participante en Decrece Madrid, nos habló de su web Gift Yoga donde hay información del libro-regalo Activismo y Espiritualidad, de cosmética natural, de masaje, de psicología traspersonal…
Yo mencioné brevemente la reciente puesta en marcha de Soria en Transición, y recordé también mi participación en 2010 en la enriquecedora experiencia de Coín en Transición, en Málaga.
Mauri, Ana y Juan comentaron sobre sus actividades en la Red de Transición catalana apoyando a la red nacional, y de la Cooperativa Integral Catalana donde la moneda social (ecos) aporta un valor ecológico y social, gestionando servicios y alimentos naturales.
Carina, de Portugal, en representación de sus otros tres kompas, comentó sobre algunas iniciativas que allá se dan.
Luego nos fuimos a cenar al Matadero, edificio con algo más de un siglo de historia, hoy centro cultural de usos múltiples. La organización había propuesto desde el principio llevar cada cual algo para compartir en esta primera cena representativo del lugar de origen. Y allí nos pusimos a distribuir por la larga mesa las viandas y cocinados, dulces y licores. También estaban algunas personas ofreciendo bebida y comida tras una barra improvisada. Sonaron músicas por los altavoces del equipo y algunos seres disfrutaron bailando.
Esa noche me fui con Bea a refugiarme en su casa a unos diez kilómetros de Betanzos, junto con Joserra y Miki, compartiendo habitación.
A la mañana del domingo nos esperaba la presentación del documental Decrecimiento, del mito de la abundancia a la simplicidad voluntaria, producida por Cámara Libre y dirigida por Luis y Manuel Picazo Casariego. Un poco en la línea de Utopía, La voz del viento, semillas de transición y Stop, rodando el cambio.
Nos contaron que ya están preparando una segunda parte donde mostrar algunos proyectos alternativos en marcha.
En el panel se presentaban los siguienets talleres: “Transición, Conflicto y No Violencia”, por Andreas, del grupo de Sevilla; “Elaboración Artesanal de productos saludables de aseo personal y cuidado del hogar” y “Electricidade Alternativa, montaxe de placas solares e turbinas”, que se realizaba en el Matadero donde también se podía disfrutar de una exposición permanente de bioconstrucción titulada “Construye con Naturalidad”, tras unas jornadas de bioconstrucción que habían tenido lugar en septiembre y octubre.
En la segunda parte de la mañana teníamos las opciones siguientes: “Workshop por el decrecimiento”, por André de São Luís, en Portugal; “Gymkana de la Generosidad, por Joserra y Miki; “Municipios en Transición, la transición dentro de las instituciones”, “O proxecto moi alta tensión na Coruña”, “Transiçao y chapapote”, “Construcción de cúpulas geodésicas” y “O aceite reciclado como combustible para motores”.
Yo asistí al “Workshop por el decrecimiento” donde André nos guió por una dinámica de grupos para cocrear una realidad amable por encima de los futuros posibles, primero proyectando una visión de los posibles escenarios y después planificando lo necesario para construir el deseado por la comunidad (en este caso tratamos sobre la comarca de Betanzos). Nos dividimos en tres grupos y en la pizarra se describieron varios escenarios: el actual y más reconocido con su potencial autodestructivo; el verde y tecnológico, pero muy centralizado; en otro, fragmentación y conflicto; y un cuarto que describe una sociedad despierta que se reorganiza y genera un decrecimiento controlado y un localismo con ecología profunda. André pidió a Pepe que describiera esos marcos existenciales con su imaginación, lo cual hizo con una gran soltura sorprendiéndonos a todxs.
El primer escenario, es el ya conocido e insostenible en el tiempo. El segundo, el verde y tecnológico en el que las élites dominan y los sencillos son apartados de la sociedad ecológica y super-mercantilizada. En el tercero, debido a la falta de toma de decisiones políticas, se desarrolla un gran desorden en medio del cual bandas de criminales toman el poder esclavizando a la gente pacífica. Y en el cuarto de desarrolla lo más parecido a un entorno armonioso y consciente de sus obligaciones sociales, ecológicas, económicas y filosóficas sacando adelante un proyecto exitoso. Y los grupos teníamos que describir un quinto escenario.
Después estuvimos unos minutos debatiendo cada grupo sobre sus impresiones para luego ir definiendo el futuro que se quería plasmar. André solicitó una persona voluntaria que anotara las cuestiones comunes que apareciesen en la creación de futuro de los grupos. Este ejercicio aportó como similitudes: el respeto a la diversidad de opiniones y maneras de ser y hacer; la toma de decisiones participativa; y la creatividad. Con la conclusión de que había que desarrollar el marco propicio para el respeto y la expresión, y crear el consciente colectivo hacia un futuro común participativo. Al terminar este taller nos fuimos a xantar (a comer).
Tras la comida aparecía en el panel un taller de “Ecología Profunda, Dinámicas grupais, Resiliença no Activismo, Camiñando pola Vida e Escoita Activa” y otro titulado “A cociña galega do día a día”. Después del descanso: “Ecoloxía Profunda”, “Mindfulness, Traballo de conciencia, Atención e Concentración”, “Teatro de las Oprimidas” (por Carmen Alonso), y “Auto-Masaje, Conexión, Resiliencia y promoción de la salud”.
Me apunté al taller de ecología profunda llevado por Juan, Ana y Mauri. Según Joanna Macy la ecología profunda defiende que la naturaleza posee un valor intrínseco. Surgieron algunas preguntas, como: ¿Cuáles son las creencias fundamentales que sustentan nuestra sociedad moderna?, ¿Cómo nos afectan las situaciones y catástrofes del mundo?, ¿Por qué hemos creado un mundo auto destructivo?, ¿Por qué no despertamos y actuamos?. Nos hablaron de resiliencia, transición interior y de apoyo mutuo; también de resolución de conflictos, de reconexión con la Madre Naturaleza y de celebración, como ejes de transformación básicos y empoderantes. En cuanto a la resiliencia y transición interior se mencionó la necesidad de disponer de espacios para descansar, de tener cubiertas las necesidades básicas y de crear relaciones humanas saludables. Sobre el apoyo mutuo, contar con seres afines para compartir y colaborar y en cuanto a resolución de conflictos se propuso no evitarlos sino prepararnos para afrontarlos. Luego continuamos describendo el mapa de los sentimientos repartidos en cuatro básicos como son: ira, tristeza, miedo y alegría, a los cuales íbamos añadiendo significados con palabras sueltas.
En una segunda parte subimos a la planta superior y desarrollamos una dinámica para imaginarnos en la urbe caminando hacia nuestro quehaceres cotidianos, y la voz de Mauri nos involucraba en diferentes ritmos y emociones, cruzándonos agitadamente con nuestros semejantes. De repente paramos y nos pusimos por parejas para mirarnos de cerca a los ojos y descubrir al otro ser hermano de cerca, y a uno mismo reflejado. Y la voz nos invitaba a imaginar y valorar el gran esfurzo del otro ser por haber llegado hasta aquí tras siglos y siglos de luchas y supervivencia. Para finalizar, podíamos abrazarnos y expresarnos mutuamente agradecimiento.
Luego nos sentamos en grupos de tres y cada miembro del grupito tenía que ponerse en el lugar de una persona desfavorecida, un animal en peligro de extinción y un bebé cercano al nacimiento, y tratar de expresar sus sentimientos a los otros dos que escuchaban en silencio.
Y al terminar el día nos fuímos paseando por el casco antiguo camino de la cena en el Matadoiro, donde nos ofrecieron caldo galego, con una grata versión vegetariana del mismo (gracias). Un pequeño grupo de músicos nos deleitó la noche tocando gaita, acordeón y tambores. De nuevo salieron danzantes al pasillo entre las columnas de granito. Afuera, en el patio de entrada, se citaban a fumar, beber y charlar. De nuevo nos fuimos a descansar y a recargar las pilas para el último día del encuentro.
En la mañana del lunes encontramos las propuestas: “Nodo de Iniciativas Locais Galegas” y “Foro Abierto, Construyendo Redes”, que se desarrollarían ambas durante toda la mañana. Yo me decidí por asistir al foro abierto (open space en inglés). En él se describieron tres fases del proceso: 1ª, propuestas; 2ª, discusiones; y 3ª, puesta en común. Se daban tres maneras de participar: hormiga, abeja y mariposa. La hormiga trabaja denodadamente, coordina y desarrolla la mesa de trabajo, la abeja visita los diversos grupos y va enlazando, comunicando, y la mariposa revolotea y se relaciona de manera aleatoria y diversa. Cada participante tomó el papel que le pareció oportuno.
Se dieron a conocer los cuatro principios del foro abierto: empieza cuando empieza; termina cuando termina; la gente que está es la que tiene que estar; y deja que tus pies te lleven donde te tengan que llevar. Y una ley: movimiento.
Se dibujó la plaza del mercado en la cual había varias opciones de mesa participativa como tomate, lechuga, cerezas, zanahorias, remolachas, brócoli, berenjena y puerro. En cada mesa había una hormiga que gestionaba el tema que tratar y había gente abeja y mariposa pululando, y otras hormigas que se quedaban. Hubo dos rondas, cada una de una hora de duración. Una primera propuesta en la mesa tomate fue “Conexión de la Red de Transmisión con redes de respuesta a emergencias existentes”, en la mesa lechuga se planteó el tema de “Cómo comunicar el colapso a quienes lo ven como ajeno y lejano” y también el de “Sensibilización”. En la mesa cerezas se desarrolló “Betanzos 100/100 renovable”. En la segunda ronda en la mesa tomate se transformó el debate a “Crear redes unificadoras en/con internet”, en la mesa cerezas “Cómo podemos involucrar y llegar más a las iniciativas locales de la red?, en la mesa zanahoria apareció “Red de ferias de intercambio y productos locales” y “Redes Locales”, en la mesa remolacha “Estratégias no violentas para afrontar el colapso” y en la mesa brócoli “Ayuntamientos rurales, ¿cómo atraer nuevos habitantes?”. De lo acontecido en este foro abierto cada cual, después de entregarse al compartir expresiones y escuchas, se llevó un trocito consigo…
En un momento dado desarrollamos el Mandala de la Verdad, un espacio protegido para expresar el dolor. Nos dispusimos sentados en círculo y en base a cuatro elementos naturales (una piedra representaba el miedo, un palo la ira, unas hojas la tristeza y un representaba la soledad y el vacío). Quien así lo sintió salió al centro para expresarse. En el centro, entre los elementos, estaba el lugar para la esperanza y quien lo deseó la expresó poniendo la mano abierta hacia el suelo.
Después de la comida del lunes se ofrecieron las posibilidades de ver el documental francés Demain (Mañana, en español), o formar un grupo para debatir sobre los próximos pasos y creación de redes de encuentros. Yo estuve disfrutando de la película y salí con una grata sensación de que en el mundo se están desarrollando muchas bellas transformaciones que no aparecen en los miedos de información. De manera improvisada también visualizamos un pequeño vídeo que había creado el grupo del foro abierto “Betanzos 100/100 renovable”.
Ya cerrando las jornadas nos congregamos de nuevo en el Matadero para celebrar el Magosto, o castañada, antigua tradición de asar castañas al fuego de las brasas mientras se comparte la celebración del otoño benefactor. Amenizó de manera espectacular una asociación con gaitas, tambor y voces, y el personal transicionero desmelenándose con las muiñeiras…
Entre el ir y el venir me iba fijando en algunos seres más que en otros y buscando ocasiones me acerqué para preguntarles: ¿Qué te ha traído aquí y qué hay, de lo que encontramos aquí, en tu vida cotidiana? Y estas fueron las respuestas:
- Raúl Serrano que gusta de vivir en la montaña, al norte de Madrid, gusta de la simplicidad. Le agrada compartir este tipo de encuentros y ofrecer su apoyo informático, diseñador de webs en Estudio Web La Patineta.
- Ángela, de Tavira, Algarve, sur de Portugal. Inmersa en el movimiento de transión local, cultivando sus propios alimentos y relacionada con otrxs productorxs y consumidorxs de la zona. Tavira em Transição cuenta con una comunidad de aprendizaje de la escuela Waldorf, con empresas de bioconstrucción, con gente artesana en joyería minimalista, en costura, en un mercado de artesanxs. Tavira cuenta con unos 18.000 habitantes, más 12.000 en el entorno cercano, desarrolla un turismo consciente. Hay proyecto de una universidad popular.
- Con ella se acercaron desde el país vecino: André de São Luís, Odemira, Alentejo; Carina siendo de Coimbra venía de Lisboa; Rita desde Lagos, también Algarve; y Sara, la italiana que paraba también por São Luís. Y no puedo olvidar que ellxs mostraron mucho contento y celebración con las músicas y los bailes, como si en sus respectivos lugares de origen lo estuvieran haciendo a menudo, y con alborozo (gracias por transmitir vuestra alegría de vivir, gracias).
- Pablo, de Madrid, ocupado en tratar de hacer comprender la necesaria conexión entre la Red de Transición y las redes nacionales de emergencias de Protección Civil.
- Silvia y Sergio, participantes del centro social A Comuna en el antiguo barrio obrero de Montealto, en A Coruña, donde ofrecen diversas actividades para crear lazos y conciencia nueva. Organizan conciertos de música local, colaboran en fiestas con la asociación de vecinos A Billarda, dinamizan semanalmente debates sobre temas de interés social, disponen de un armario comunal donde llevar lo que sobra o coger lo que se necesita, y una vez al mes organizan el comedor comunal. Colaboran con el viñetista Miguel Brieva en temas decrecentistas.
- Repo, con proyecto familiar, y Boni, artesano, de sendos pueblos leoneses que se conocieron en encuentros sobre bioconstrucción y foros decrecentistas y fueron para encontarse con amistades.
- Ane y Amaia, de Gasteiz, Vitoria, activistas sociales, participantes en Desazkundea Gasteiz, grupo de decrecimiento de Gasteiz en el casco viejo, con huerta colectiva, movilizaciones contra el tren de alta velocidad, contra la central nuclear de Garoña en Burgos… Se relacionan con las asociaciones de vecinxs, organizan EkoZinemaldi, cine social y de naturaleza. Desarrollan un mapeo de puntos decrecentistas de la ciudad señalando parques y fuentes, espacios de ocio sin negocio y tiendas eko.
- Marta y Víctor, de Vilasantar, comarca de Betanzos. Pioneros con 8 años de granja orgánica, venta directa y a grupos de consumo, asisten también a un mercado ecológico de Lugo llamado Daterra. Su granja se llama Millo e landras, es decir maíz y bellotas. Asistentes activos al encuentro, activistas de corazón.
- Begoña, también de la zona, pequeña y grande a la vez. Perteneciente también al grupo de consumo de Betanzos, agricultura ecológica familiar y casa de turismo rural con espacio para compartir saberes y centro para la resiliencia en Pousadoira. Forma parte del colectivo Véspera de Nada para unha Galiza se petróleo, coorganizador del encuentro, que ha editado la Guía para o descenso enerxético, que promueve la difusión con respecto a los límites planetarios.
- Cómo no recordar a Manuela y Débora, de Leiralonga, que nos prepararon los sanos alimentos con su dulce conciencia. Vivían juntas y cultivaban el huerto, por idea de un amigo montaron un catering eco ofreciéndolo a empresas pero no llegó a funcionar. LLevan sus productos a la asociación Labrega Natura en la plaza de abastos de San Agustín, A Coruña, los martes. Y a otro mercado el primer y tercer domingo de mes en la plaza Campo da Leña, también en A Coruña.
- Pepe Valverde, disponible, amable, capaz y rapaz. Pablo, Marta, y otros seres cuyo nombre no supe y que entregaron lo que tenían para apoyar este encuentro. Gracias, gracias y gracias.
- Bea, que nos hospedó en su hogar de manera incondicional, y su hijo que nos cedió su habitación. Bea, que nos llevó y trajo por las carreteras culebreras, y nos enseñó su huerto-selva (gracias, Bea).
Semillas como emociones y sentires nos hemos llevado de allí algunxs peregrinos de la transición interior… Gracias, kompis, hasta siempre.
De vuelta hacia casa viendo el documental de Leonardo di Caprio Before the flood, (Antes de la inundación)… Saludos fraternos y cordiales.
PS: A lo largo y ancho del encuentro me llegó en dos ocasiones la historia guaraní que relata la fuerza del colibrí. Hay un incendio en la selva y se ve a un colibrí yendo y viniendo, lo que atrae la atención de la multitud de animales congregados y apesadumbrados por el gran fuego destruyendo sus hogares. Se le pregunta por qué hace tanto viaje de aquí para allá y les contesta que toma agua del arroyo y la lanza contra las llamas, a lo que le dicen que está haciendo algo inútil y que nunca conseguirá apagar el fuego. El pequeño ser responde: “Yo estoy haciendo mi parte”.
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