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En defensa de la ganadería ecológica

  Julio García Camarero

En defensa de la ganadería ecológica.
Vegetariano o vegetarianismo

 

En cuanto tengo ocasión me declaro enemigo del sufijo –ismo porque lo considero pernicioso y peligrosa-mente tendente al sectarismo. Y tengo que decir que desde luego no practico el vegetaría-nismo aunque si tengo una tendencia vegetariana.

Soy consciente de que comer frutas y verduras además de ser muy sano es mucho más ecológico que ser un adicto a la carne. Lo cierto es que para mi estar sin frutas y verduras es muy penoso. Incluso, últimamente cada vez tengo más tendencia a casi no comer carne.

Y también soy consciente, y sé, que para producir un Kg de carne son necesarias unas cuantas veces más de agua y de energía que para producir un kg. frutas o verduras. Además, el agua es el elemento más esencial de la vida, es el líquido más preciado y más preciso que existe; debemos conservarlo como oro en paño.

Es indudable que la ecología y el decrecimiento económico nos están pidiendo, a gritos y con urgencia, que practiquemos la Agroecología y la Agricultura Ecológica, entre otra muchas cosos porque es menos esquilmante y tiene mucho menor impacto ecológico que la Agroindustria y la Agroquímica.

Y creo que acabo de poner el dedo en la llaga, hay urgencia de acabar con este tipo (este timo) de agricultura concebida como algo mecánico-químico en lugar de algo biológico-ecológico. Sí, es cierto que es urgente terminar totalmente con esta Agroindustria de los agro-tóxicos y los agro-mineralizantes del suelo que rompen el ciclo cerrado de la M.O.

Todo esto está claro, pero no parece que los veganos tengan claro que sea lícita la existencia de la Ganadería Ecológica. Pienso que sí, que sí que es necesaria la Ganadería Ecológica. En efecto, al igual que con la Agro-industria, es preciso y urgente terminar con la Ganadería Intensiva, estabulada masivamente o la que exige pastos, que a su vez piden gran extensiones de suelo, que roban a los suelos forestales. Todo esto lo exigen las corporaciones globales de la alimentación para inducir a la adicción al consumismo obsesivo de esa comida basura de los restaurantes de fast food y de las grandes multinacionales globales de las hamburguesas, como la Mc Donal´s, Burguer King, Hut, etc.; que tanto han propagado por el mundo y sobre todo en EEUU la penosa enfermedad de la obesidad, y simultáneamente aun arrasamiento global de ecosistemas.

Pero a realidad es compleja y contradictoria, y así como acabamos de ver que existen dos tipos de agricultura diametralmente opuestas (la Agroecología y la Agroindustria), también existen dos tipos de ganaderías de características contrarias (Ganadería Intensiva-Estabulada y Ganadería Extensiva-Ecológica). Y cuando se contabiliza la desorbitada cantidad de agua y energía que necesita la producción ganadera, este cálculo suele referirse a la Ganadería Intensiva y Estabulada, que necesita gran aporte agua y de energía, produce mala calidad de carne y unos purines no reciclables para el ciclo de la M.O. también puede aparecer la nefasta ganadería no ecológica en foema de extensiva que es aquella que necesita gran carga ganadera por ha., y que por tanto necesita de fabulosas cantidades de agua de regadío; amen, de robar aceleradamente el suelo forestal con lo de aniquilación de ecosistemas forestales que ello supone.

Pero la ganadería, usada de modo mesurado y ecológico, si que tiene un efecto positivo para la biosfera y los ecosistemas agrarios (entre ellos los forestales). Es más, podríamos decir que la Ganadería Extensiva-Ecológica, no solo tiene un efecto beneficioso, sino que además resulta indispensable, diría yo, para conseguir el cierre del ciclo de la M.O. Ciertamente, sí que es necesaria una ganadería extensiva que sea respetuosa con su ecosistema circundante, que aporte M.O. con sus deyecciones y que realice una “limpieza” natural del monte. Y esto lo consigue una ganadería mesurada y ubicada entre los árboles, como lo es el caso de la dehesa o de la interesante asociación olivos ovejas. Por supuesto ubicada en un suelo que no esté raso de vegetación, como suele ocurrir en la mayoría de los olivares. Estas asociaciones son especialmente adecuadas para mantener cerrado el ciclo de la M.O. del ecosistema agrario.

Y es que es más interesante lo agrario (concepto más amplio y panorámico, que consta de agricultura y foresta) que lo agrícola estricto y simplificado.

En conclusión, la ganadería ecológica debe existir aunque sea en pequeña proporción. Y también deben existir dietas alimentarias con pequeñas proporciones de carne. Así que comer carne moderadamente no debe verse como un pecado de cuaresma. Que duda cabe que muchas veces las religiones imponen conductas sanitarias a las masas, pero las llevan a extremos simples, porque no llegan a comprender del todo la complejidad que debe tener en cuenta en esas conductas. Estas conductas sanitarias tienden a poner correcciones extremas y sectarias como en realidad son las religiones, pero el acierto está en la mesura y en conocer la complejidad.

Lo que no es admisible es que todos los días tengas que comer un segundo plato basado en carne.
Como decía, yo cada vez tengo más tendencia a eludir la carne, aunque no es cosa fácil cuando vas a comer a un restaurante normal, lo que suelo hace para poder zafarme de la carne del segundo plato (que además casi nunca es ecológica) es preguntar al camarero si puedo pedir dos primeros platos, suelen contestar que sí. Esta es la única forma de que en un restaurante normal puedas aproximarte a comer un plato que tenga algo parecido a ser vegetariano.

Pese a todo es sana una dieta con una pequeña porción de proteína animal, y no solo eso; además, es necesario para conseguir el cierre del ciclo de la M.O. De igual manera que es sano para la salud de las personas que la dieta tenga cierto contenido de legumbres, que además también es bueno para enriquecer el suelo en nitrógeno, al cultivar en él leguminosas.

El problema es que para conseguir una ganadería adecuada sería preciso iniciar una reestructuración del sistema social, en donde el pastor ecológico gozara de consideración, respeto, un puesto de honor en la sociedad; y disponer de todas las atenciones que deben tener los humanos. Habrá que cortar la sangría del medio rural y la creencia de que a todos nos resulte necesario vivir en las nefastas mega-ciudades parasitas e insostenibles, cuyo fin más tarde o temprano será el de la ciudad norteamericana de Detroit.

Lo que no hay duda que sea cierto, es que cuando una persona consigue la autoproducción de sus bienes de uso y la autoproducción de sus alimentos ecológicos ha ascendido a un nivel humano superior porque está saliendo del inhumano capitalismo. Y no solo eso, sino que está adoptando la postura inteligente de desarrollar su resilencia de cara al muy próximo colapso del sistema social global insostenible en el que vivimos. La persona que consigue esto es verdaderamente envidiable y rica.

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