Tenemos que preguntarnos para qué queremos más desarrollo. Lo hacemos para mantener la maquinaria productiva, y eso produce consumismo y contaminación. Esa dinámica no nos satisface, sino que nos estresa, y además crea pobreza y desequilibrios. Es necesario explicar que hay que reducir el consumismo, porque no hay recursos para que todo el planeta viva al ritmo de quienes más consumen. Además, sería injusto pensar sólo en el futuro. El actual modelo ha arrasado ya muchos países en forma de guerras, catástrofes naturales... Es curioso que nos inquieten más los fenómenos futuros que las desigualdades ya creadas.
La humanidad no suele adaptarse bien a cambios rápidos, y ha reaccionado tarde ante cualquier catástrofe. Esta vez tenemos que intentar cambiar a tiempo. Hay que lanzar el mensaje optimista de que hay solución porque los mensajes catastrofistas inmovilizan. Tendremos que cambiar a la fuerza para que el planeta no se destruya. ¿No será mejor hacer el esfuerzo poco a poco, de una manera poco costosa y traumática, e incluso beneficiarnos de ello?.
Nos estamos quedando en lo más superficial. Concentrados en reciclar residuos, no vamos a ver peligros mayores. Los mecanismos de participación ciudadana están desactivados, y desde arriba tampoco nos van a solucionar nada. El papel de la prensa es clave porque los periodistas son expertos en transmitir mensajes, y a partir de ahí, con participación social, marcaremos las pautas para avanzar.
Extraído de la entrevista a Eduardo Rubio en Diagonal
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