Pilar Cáceres
La machacona maquinaria publicitaria del sistema
nos tiene acostumbrados al crecimiento como eje económico sustancial.
Una progresión lineal e ilimitada en un planeta finito, es, de facto,
una secuencia destructiva e irracional.
Frente a ese modelo, hay otros, que se silencian desde los
poderes y que, sin embargo, se corresponden más con la naturaleza
posible y equilibrada entre el hombre y los recursos naturales.
Un camino alternativo lo constituye, la clausura de algunos sectores,
como la industria del automóvil, la construcción, la militar y la
publicidad.
La tesis parte de la necesaria catarsis en la sociedad actual,
del predominio de la vida social sobre la primacía de la producción, el
consumo y la competitividad; el ocio creativo frente al vinculado al
dinero; el reparto del trabajo; el establecimiento de una renta básica a
la ciudadanía que permita hacer frente a los problemas que puedan
derivarse de la aplicación del nuevo modelo. En definitiva, se trata de
la recuperación de valores anulados, rescatando a un individuo sumiso en
el capitalismo salvaje, que ha desmantelado el estado de bienestar y
aniquilado la biodiversidad, hacia una nueva era.
El mito del desarrollo ilimitado se fundamenta en la creencia de
unos recursos naturales eternos y el resultado es la deforestación, la
desertización, el calentamiento global, la lluvia ácida y la situación
de injusticia y de pobreza en el mundo. El sistema, como norma, como
fundamento, es agresivo, y despiadado con el individuo que ponga en
peligro su existencia. Es necesaria la “Revolución Ecológica”, que
reclama Raúl de la Rosa en su libro del mismo título. Según el autor, la
contaminación del planeta, la de nuestros cuerpos y mentes, es
consecuencia de lo que consumimos.
La civilización actual se muestra
igual que un cáncer, pues trata de destruir al organismo que la sustenta
y da vida, como es el propio planeta, y proviene del consumo desaforado
y equivocado, generado por la presión de una información manipulada por
los intereses de una oligarquía financiera.
Les voy a contar algo del fenómeno de unos señores, los
decrecientes -décroissants en francés-, que están HASTA LA CORONILLA de
tanto consumo (y de tanto crédito). Y que cada vez son más. Se
autodenominan objetores del crecimiento y cada vez tiene más fuerzas –en
términos relativos, muy relativos- en países europeos. Sobre todo en
Francia. Están convencidos que no es sostenible un crecimiento infinito
en un planeta finito. También creen que los recursos naturales se agotan
y que la crisis que vivimos nos es más que un aperitivo del gran plato
envenenado que se servirá en 2050, el “gran hundimiento”, la gran
crisis, derivada de la confluencia de la escasez de petróleo, los
zarpazos del cambio climático y otros factores. Sostienen los
decrecientes que el ser humano llega siglos viviendo fuera del
economicismo y la economía –la economía como ciencia data del siglo
XVIII- y que en Occidente debemos de dejar de consumir –aunque ello
implique más paro y nos obligue a repartir el trabajo- y permitir así
que los países en desarrollo sigan gastando para acercarse a nuestros
niveles de vida. Su mantra es MÁS NO ES IGUAL A MEJOR. Les doy algunas
pinceladas: la mayoría prefiere ganar poco dinero, la mayoría odia las
grandes cadenas multinacionales, la mayoría odia el despilfarro
energético, la mayoría prefiere vivir en ciudades lentas, desestresadas…
¿Tiene sentido esta corriente? ¿No tiene un tufillo apocalíptico?
¿No peca de poca fe en el progreso tecnológico y en la inteligencia del
ser humano? Les recuerdo que Malthus allá por el siglo XVIII decía que
en el mundo no había bastantes alimentos para tantas bocas y entonces
había 700 millones de personas y hoy hay casi 7.000 millones. Otro
interrogante retórico: ¿No surgen siempre los milenaristas en épocas de
crisis? Y otro más: ¿Acaso es posible el capitalismo sin el consumo? Y
otro más: ¿El decrecimiento no nos devolvería a sociedades primitivas,
cerradas, proteccionistas?
Decrecimiento: Un modo de vida muy ecológico
abril 20, 2014
2 comments
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Me parece que apelar a Malthus y tildar de apocaliptica la critica a un crecimiento exponencial indefinido en defensa de un sistexma que deshumaniza como esl capitalismo es sino tendencioso por lo menos poco riguroso y sin fundamentar.
ResponderEliminarExcelente documento sobre el creciente y desesperante desarrollo inmobiliario tendencioso en todo el planeta. Zonas rurales están siendo invadidas por proyectos macroeconómicos que talan bosques y desertifican tierras agrarias..En Chile, especificamente Santiago, hay una verdadera invasión de proyectos inmobiliarios para clases económicamente pudientes, que contemplan lagos artificiales y extensos campos de golf, restando tierra de cultivo a los campesinos.
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