¿Y si la manera de ir transitando hacia un mundo más justo y sustentable fuera a partir del decrecimiento, una vez que se comprueba que el crecimiento continuo es inviable, antiecológico y que está generando un mundo crecientemente injusto e ingobernable?.
Un camino de cambio profundo desde abajo, radicalmente democrático, de la base material y estructural de nuestras sociedades; es decir, del modelo económico, productivo y de consumo dominante. Pero también de sus estructuras políticas, desde sus niveles más locales, a través de dinámicas democráticas verdaderamente participativas.
Un camino hacia modelos más justos, solidarios, en consonancia con el entorno ecológico y antipatriarcales. Sobre todo si empezamos a transitar hacia la necesidad de volver a relocalizar nuestras economías, impulsar la solidaridad y no la competitividad, reducir la movilidad motorizada, frenar el desarrollo urbano y la creación de infraestructuras, revitalizar el mundo rural, cerrar paulatinamente los ciclos de materiales, limitar nuestra dependencia exterior de recursos, restringir el consumo energético fósil, cambiar hacia energías renovables, reducir poco a poco el ámbito de la economía monetaria (es decir, reducir el crecimiento), recuperar el control social del dinero, desarrollar monedas locales y sistemas de trueque, supeditar el mercado a la sociedad, romper con la lógica del beneficio y la acumulación, desmantelar los conglomerados empresariales, impulsar la autogestión laboral, recrear nuevas estructuras comunitarias basadas en la diversidad multicultural e intercultural (mestiza), redefinir los espacios públicos y privados para el equilibrio de género, revalorizar las tareas de cuidados, regenerar los espacios metropolitanos, recuperar la habitabilidad interior y el espacio público de las ciudades, propiciar la agricultura periurbana, reducir el impacto del metabolismo urbano-agro-industrial, reconectar nuestras formas de conocimiento y cultura con el territorio, sanear sistemas territoriales y ambientales devastados, reducir progresivamente el gasto militar, policial y penal, incrementar el gasto social, etc., etc., etc.
La respuesta a la Crisis Energética que se avecina se llevaría a cabo a través de una transformación alternativa de la sociedad mediante nuevas formas de producción y consumo en estructuras comunitarias con un gasto energético de baja intensidad. Para ello debemos de rescatar valores como la noción de mesura, el concepto de límite, a través de lo local en consonancia con el medio, incrementando la autonomía y la autosuficiencia, y recuperando el mundo rural.
Los modelos productivos serían a escala humana y que no necesiten crecimiento económico.El trabajo debería ser una ocupación que permitierse la realización personal, el contacto con los demás y un sentimiento de utilidad social y pertencia a la colectividad en beneficio de una producción autónoma, basada en la cooperación voluntaria y el intercambio de servicios. El carga de trabajo heterónomo debería ser repartido mediante rotación de las personas.
Vivir con el interés del capital ecológico que nos queda mediante el desarrollo de la agricultura ecológica, diversificando la explotación agraria y orientándola hacia el autoconsumo.
La tecnología debe estar orientada a liberar al ser humano de las penalidades del trabajo (no como instrumento de poder), desarrollando un base tecnológica blanda, poco intensiva en capital y energía, facilitando el acceso al trabajo para todos.
Reducción de la movilidad desarrollando medios de transporte no motorizados: peatonal, bicicleta y tracción animal.Mejor con menos energía.Se hace necesario desarrollar un nuevo discurso emancipador y liberador que permita situar el marco de una política futura:
No aceptar el sistema industrial generado por capitalismo, en el cual la persona queda presa, siendo una pieza insignificante de la máquina productiva. Simplificar la estructura productiva, trabajo autónomo.
El sístema es transformable desde fuera, con una presión social externa que obligue al poder a ello (resistencia y rebeldía).
Aceptar la diversidad de personas potenciales de resistencia y transformación
Un rearme ético; valores: solidaridad, generosidad, reducción de necesidades superfluas, valoración de la capacidad de entrega y cuidado a los demás, tranquilidad, mesura... lo pequeño es hermoso. Rechazar aquellas pautas de comportamiento humano que no sean universalizables pues su generalización pondría en peligro la capacidad de sustentación del planeta Tierra.
Autosuficiencia y descentralización con preeminencia de lo local.
Vivir con el interés del capital ecológico que nos queda.
Un nuevo modelo territorial que favorezca la reconversion ecológica de la agricultura.
Una tecnología al servicio del ser humano y de una relación de equilibrio con el medio.
Reducción de las necesidades de transporte motorizado.
Sociedad sin clases.
"Intentar desmontar la Catástrofe es llevar a cabo una acción colectiva de libertad" – Guattari y Negri
¿Quién le va a poner el cascabel al gato?.Circunscribiéndonos al ámbito estatal español, está claro que las únicas personas con posibilidad de desarrollar estrategias de transformación social están situadas en el ámbito político de la denominada "izquierda", para centrar un poco más quienes serían los sujetos que propiciarían un cambio; serían aquellas personas que están enfrente del libre mercado a escala planteria.Dentro de este grupo de personas, habría que redefinir muchas ideas y valores.
El pensamiento marxista debe ser superado, es un producto de hace dos siglos; la caída de los regímenes burocráticos del este ha dejado en una orfandad ideológica a la izquierda actual, se necesita superar una visión histórica desarrollista que acepta un sistema ecónomico generado por la burguesía.
La división del trabajo y su jerarquización genera personas presas del sistema, piezas insignificantes de la máquina productiva.El actual sístema político-social-económico-cultural no es transformable desde dentro del sistema.Los cambios sólo se producen si actúan las conciencias, si se está plenamente convencido de ellos. Es necesario trascender los esquemas del mundo occidental, reivindicar una cultura y forma de vida propia.¿Quiénes están en los márgenes?Los y las que viven de un salario, cada vez más de forma precaria (se sienten precarios/as), aquellos que no tienen vivienda, los/las inmigrantes,presos/as,prostitutas, drogadictos/as, psiquiatrizados/as, minusválidos/as, las mujers solas con hijos, personas explotadas, marginadas, reprimidas, diferentes movimientos sociales emancipativos, okupas...Habría que aceptar la multiplicidad de sujetos potenciales de resistencia y cambio.
Resumiendo creo que es prioritario desenmascarar la realidad, e intentar elaborar de manera colectiva un nuevo modelo económico-político-social-cultural basado en la autosuficiencia con unas nuevas formas de vida basadas en el bajo consumo que frenen la aceleración de los actuales procesos entrópicos.
Extraído de: '¿Construyendo Europa manu militari?'. Ramón Fernández Durán