Yayo Herrero y Luis González Reyes – Viento Sur
El reparto de la tierra será en el futuro un asunto nodal. La tarea será sustraer tierra a la agricultura industrial, a la especulación urbanística, a la expansión del asfalto y el cemento, y ponerla a disposición de sistemas agroecológicos locales.
La exploración de propuestas como la renta básica de ciudadanía o los sueldos complementarios se hace urgente. Igualmente sería interesante considerar la posibilidad de establecer una renta máxima.
Reducir las desigualdades nos sumerge en el debate sobre la propiedad. Paradójicamente nos encontramos es una sociedad que defiende la igualdad de derechos entre las personas y que sin embargo asume con naturalidad enormes diferencias en los derechos de propiedad. En una cultura de la sostenibilidad habría que diferenciar entre la propiedad ligada al uso de la vivienda o el trabajo de la tierra, de aquellas otras ligadas a la acumulación, ya sea en forma de bienes inmuebles o productos financieros, y poner coto a éstas últimas.
En definitiva, se trata de cambiar los criterios que hoy prevalecen por otra racionalidad económica que se someta a las exigencias sociales y ambientales que permiten el mantenimiento de la vida. Orientar las decisiones económicas hacia la igualdad no es sólo cuestión de normativa o instrumentos económicos, sino de impulsar también cambios culturales.
Extraído del artículo: Decrecimiento justo o barbarie
El decrecimiento forzado ya está aquí. Es hora de empezar a hablar del estado estacionario.
ResponderEliminarHola Camino a Gaia:
ResponderEliminarPuesto que hemos sobrepasado el límite de lo sostenible necesitamos una etapa de decrecimiento. Pero ni el crecimiento ni el decrecimiento (las tasas de crecimiento positivas o negativas) pueden durar en el largo plazo. Ambos deben de ser procesos coyunturales encaminados a alcanzar una escala óptima o sostenible de la economía en relación con el ecosistema. Esa escala óptima debería de mantenerse en estado estacionario durante mucho tiempo.
salud y alegría