José Luis Vicente Vicente - elsalmoncontracorriente
Estimado Sr Crecimiento,,
Necesito escribirte estas palabras, palabras desde la desesperación
de quien ve que el mundo en el que vivimos se desmorona. En marzo de
2015 el observatorio de Mauna Loa (Hawaii) mide por primera vez una
concentración media mensual de CO2 en la atmósfera por encima de los 400
ppm. Seguramente la mayoría de la gente, no sé si tú estás entre ellos,
no es consciente de lo que ello significa. Más CO2 en la atmósfera no
solo significa aumentar la temperatura media global, sino que también se
producen otros problemas como la acidificación de los océanos que
conduce a la desaparición de los arrecifes de coral (la gran selva de la
biodiversidad del océano). Ya hay islas del Pacífico afectadas por el
incremento en el nivel del mar, ya hay refugiados climáticos. Ya tenemos
olas de calor que duran semanas (en España solo hay que remontarse al
verano pasado). El ritmo de extinción de especies se acerca a la de la
última gran extinción, cuando un asteroide impactó contra la Tierra hace
65 millones de años.
Se me paraliza el corazón cuando oigo decir que la salida a esta
crisis, económica, se sobreentiende (ya nadie habla de la crisis
ambiental o, mejor dicho, socioambiental) es dando más dinero a la gente
para que ésta consuma más y así se reactive la economía. ¿Cómo puede
crecer la economía eternamente en un planeta cuyos recursos son finitos?
Sé que es una pregunta obvia e incluso roza lo trivial, pero es que
tengo la sensación de que ustedes no tienen en cuenta este hecho. Ya no
hay nada más que descubrir, que explorar, los recursos no son
ilimitados, por lo que el resultado es muy fácil de entender: si hay una
tarta dividida en 10 trozos y yo paso de comerme 5 a comerme 8, sí he
comido más, pero ¿a costa de qué? ¿A costa de quién? A costa de los más
débiles, de los sin voz, de aquellos a los que explotamos para que
nosotros en nuestros países que se han convertido en archipiélagos en
medio de un océano de pobreza podamos continuar derrochando y aspirando a
crecer económicamente ad eternum.
En este tiempo de elecciones (ya podemos decir que son varios años
seguidos, dado el número de elecciones de todo tipo que hemos tenido)
las alusiones a la defensa del medio ambiente han sido mínimas, y no
será por falta de hechos. El tan afamado Acuerdo de París aspira a no
superar los 1.5°C de media para mediados de siglo. Tan solo estos
últimos meses la temperatura media global se ha situado en torno a 1°C
superior a la media, y estamos en el año 2016. ¿Cómo piensan cumplir el
Acuerdo de París? ¿Puede una economía basada en el consumo aspirar a
cumplir este reto?
Hay muchísimas formas de desarrollo (que no crecimiento) económico. Las
energías renovables, la rehabilitación de edificios, la eficiencia
energética, la implementación de modelos de ciudad de metabolismo
circular en vez de lineal, la reducción del consumo, la reutilización y
aprovechamiento de subproductos… Todo ello es industria, es empleo, es
desarrollo humano.
Por otro lado, necesitamos un modelo de alimentación diferente,
bastado en una agricultura de proximidad, donde podamos ejercer en la
medida de lo posible la soberanía alimentaria, donde nuestros suelos no
estén sometidos a la sobreexplotación a la que obliga este sistema
capitalista, donde la agroindustria no se dedique a contaminar nuestros
suelos y aguas, donde se fomente el consumo de frutas, verduras y
legumbres y no el de carne y pescado, donde desde el Estado se fomente
la educación ambiental y para la salud.
Es posible que el planeta ya haya sobrepasado el punto de no retorno,
pero eso no quiere decir que todo esté perdido. Yo, como científico,
veo cómo evolucionan muchas variables (CO2 en la atmósfera, pH del
océano, fertilidad del suelo…) y sé que, aunque el cambio es complicado y
lento, es posible reducir esta alta tasa de degradación que sufre
nuestro planeta. Pero para ello es necesario un cambio en la economía,
una economía más eficiente, que consuma menos recursos incrementando el
desarrollo humano y que sea a la vez una economía solidaria que deje de
ver a las personas como simples números.
Sin embargo, a pesar de este breve relato que pueda denotar pesimismo
y cansancio quiero alentar a lo contrario. Quiero decirte, que todavía
confío en ti, en que si llegas a tener un puesto de responsabilidad (o
no) en el futuro Gobierno del Estado sigas siendo fiel a todo lo que has
demostrado. Quien ha sufrido y superado tantas crisis desde dentro y
fuera de su partido político, desde medios de comunicación que te han
vetado, y lo siguen haciendo, estoy seguro que quien ha superado todo
esto es capaz de hacer frente a la crisis socioambiental que vive
nuestro planeta y que aportarás lo que esté en tus manos para sentar las
bases de una nueva economía.
Mucho ánimo. Salud y República.
Carta al crecimiento sin límite
febrero 17, 2017
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