Nerea Ramírez Piris - Público.es
Co-Coordinadora confederal de Ecologistas en Acción
Las personas primero es un diálogo del sentido común, el que ponen Mónica Oltra y Yayo Herrero en este libro de la colección Más Madera a dos voces de Icaria. Se trata de una conversación entre dos mujeres que tienen claro que cuando las personas están primero pierden protagonismo los mercados, afloran los debates verdaderamente esenciales para la vida, el dinero deja de ser la única vara de medida y el lucro deja de ser la prioridad.
Si todas las personas, absolutamente todas, somos seres interdependientes (dependemos unas de otras) y ecodependientes (dependemos de la naturaleza) no tiene sentido gobernar, legislar o producir de espaldas a las bases que mantienen la vida. Pero la realidad, marcada por los desahucios, la construcción de infraestructuras innecesarias que profundizan la crisis ecológica aún más, los rescates bancarios o la pobreza energética, se aleja cada vez más de esta cuestión, relegando a las personas al último lugar.
Esto es lo que explican y desgranan de forma sencilla y minuciosa las autoras de este libro. Porque las cuestiones esenciales pueden y deben explicarse de forma sencilla. Mónica desde el mundo de la política parlamentaria, Yayo desde el mundo de los movimientos sociales, algo que hace el diálogo muy enriquecedor y plagado de propuestas posibles y esperanzadoras para transitar hacia un sistema que nos permita tener una vida que merezca la pena vivir.
El libro recorre todas esas preocupaciones que tenemos en la cabeza. El diálogo se va adentrando en el tema de la corrupción, del trabajo, de la clase política, en la cuestión de la distribución de la riqueza y la propiedad privada, en las puertas giratorias entre el mundo político y el económico, y también en el mundo de los movimientos sociales, de los procesos constituyentes, de la transición ecológica o de la economía invisible de los cuidados. El análisis de todo ello lleva a las autoras a confirmar que “tenemos que asumir que estamos en un momento que va más allá de la mera crisis económica. Es el momento de repensar todo de otra manera, es obligado repensar cómo lo hacemos de otra forma. Es necesario articular colectivamente un nuevo pacto social”.
Y además de análisis riguroso, algo fundamental, la lectura del diálogo transmite energía, optimismo y ganas para emprender la construcción colectiva de alternativas, sin perder la alegría, sin olvidarnos de la teoría y los discursos pero sin perder de vista las emociones y esa solidaridad que nos permite seguir adelante. Por eso el libro termina con la propuesta de que nos pongamos manos a la obra, sin tiempo que perder, a llevar a cabo esas transformaciones que se perfilan en el diálogo y otras muchas que surgirán para sentar las bases de un modelo que ponga a las personas primero.
Extracto de la conversación entre Yayo Herrero y Mónica Oltra contenida en Las personas primero. Mónica Oltra es diputada ecosocialista valenciana de Compromís, y Yayo Herrero, activista, coordinadora de Ecologistas en Acción y directora de FUHEM. Ambas conversan e incorporan al discurso político un punto de vista no pocas veces olvidado: la política, las leyes y el sistema económico deben estar al servicio de las personas.
Yayo Herrero
Inevitablemente la humanidad va a tener que vivir con menos energía y materiales y va a depender de energías renovables y limpias, necesitamos que la transición comience ya. Porque puede llegar un momento en que ni siquiera pueda ser posible físicamente reconvertir el modelo energético para que los 7.000 millones de personas que habitan el mundo puedan vivir en unas condiciones mínimamente decentes. A mí me preocupa mucho que no se perciba que la humanidad, quiera o no quiera, va a tener que vivir con menos recursos materiales, ya que así lo van a imponer los límites físicos del planeta, y que lo que está en juego es si ese decrecimiento material se hace con criterios de reparto y justicia o se hace por una vía violenta. Muchas veces, cuando se lanzan los discursos de cómo regenerar de nuevo la churrera del crecimiento, el modelo que se plantea tiene exactamente los mismos criterios que nos han llevado a este desastre en el que nos encontramos ahora.
Mónica Oltra
Sí, pero cuando decimos que la humanidad va a tener que vivir con menos de lo que vive, no tenemos en cuenta que hay una gran parte de la humanidad que vive con muy poco.
Yayo Herrero
Quiero decir que la humanidad globalmente va a tener que vivir con menos energía y materiales, y eso es algo que no está en nuestra mano cambiarlo.
Mónica Oltra
Claro, pero la humanidad globalmente tiene un problema, y es que nosotros utilizamos el 80% de los recursos del planeta, mientras que hay una parte de la población, más numerosa que nosotros, a la que le queda el 20% y mal repartido. Justo en nuestro caso, el valenciano, al vivir al lado de «la huerta», tenemos la suerte de que el tomate que comemos sea de al lado de casa, a no ser que te lo quieras comer en el mes de diciembre. Sin embargo, en algunas partes del mundo un alimento tiene que recorrer 5.000 kilómetros para llegar al consumidor, y en otras partes del planeta lo primero que hace la gente al levantarse por la mañana es ir a buscar agua, y el pozo igual está a 20 kilómetros y se pasan medio día en ir y volver a por el agua; un trabajo que mayoritariamente hacen los niños y las mujeres y que está absolutamente invisibilizado. Aquí, más allá de las campañas navideñas de algunas ONG que nos ablandan el corazón, vivimos de espaldas a una realidad: que nosotros depredamos el 80% de los recursos del planeta.
Yayo Herrero
Lo cual nos lleva inevitablemente a plantear que cualquier tipo de propuesta política que se haga en un país que sobreconsume por encima de lo que pueden dar sus territorios y que quiera ser igualitaria y justa con el conjunto del planeta, lo primero que tiene que plantearse es cómo organizar el reparto de la riqueza y adaptar su modelo productivo, para ajustarse a lo que proporciona cada territorio. Es absolutamente imposible hablar de justicia, por ejemplo en Nigeria o en Somalia, si no disminuye de una forma radical la presión sobre los recursos naturales por parte de aquellos lugares llamados desarrollados, que son los que se sostienen en una economía caníbal a costa de devorar otros territorios.
Mónica Oltra
Y el suyo propio. Porque si tenemos en cuenta que nos debemos abastecer de lo que nos rodea, no podemos tapar la tierra con cemento, y esto es algo en lo que los mediterráneos tenemos mucha experiencia.
¡Que los tomates no crecen en el hormigón!, y además todas las civilizaciones en decadencia han minimizado su sector primario, la agricultura, o lo han maltratado. De la misma manera que nosotros también estamos maltratando nuestra tierra cuando la sobreexplotamos, cuando hacemos un tipo de agricultura intensiva o ganadería intensiva, que al final lo que hace es imposibilitar la continuidad en el futuro. Y eso a pesar de que nosotros venimos de una tierra privilegiada, a la que hemos empobrecido durante años con planes de actuación urbanística, tapándola con hormigón, construyendo más casas de las que necesitábamos, haciendo campos de golf… estoy segura de que en algún momento en los campos de golf habrá inevitablemente campos de tomateras, estoy segura.
Yayo Herrero
Estos modelos de explotación son racionalmente incomprensibles. La única manera de explicar cómo se ha podido apostar por esta locura, por este tsunami de cemento y de infraestructuras, por este modelo que es absolutamente irracional y loco, es cuando se hacen visibles todos los casos de corrupción, entonces sí se entiende.
Mónica Oltra
Sabes qué pasa, después de darle muchas vueltas al tema de la corrupción, vemos que no ha sido un fenómeno que ha salido de repente como una seta porque llovió, sino que la corrupción se gesta a largo plazo, hay varios elementos que hay que tener en cuenta. Aquí la corrupción ha pivotado sobre tres grandes ejes: la especulación urbanística por un lado; los grandes eventos (Fórmula 1, la visita del Papa, por ejemplo); y la gestión de residuos. Aquí volvemos a evidenciar la importancia de una gestión sostenible.
¿Por qué estos tres elementos? Porque generan grandes plusvalías en muy poco tiempo. Es lo que se llamaba el pelotazo. En la transformación urbanística, un terreno que hoy vale cinco mañana vale cien, hay una plusvalía muy grande; en los grandes eventos se generan también cuantiosas plusvalías porque son muy caros y se genera un gasto enorme en muy poco tiempo, y en la gestión de residuos, porque antes que nada es una primera necesidad, el agua hay que depurarla, el agua tiene que llegar potable. Tanto en la gestión de residuos sólidos como líquidos han estado implicados todos. La gestión de las basuras, de los residuos urbanos, la depuración de las aguas… por un lado son infraestructuras muy caras, concesiones muy caras en muy poco tiempo, y a la vez de primera necesidad.
Así, cuando se genera este tipo de movimiento de dinero, de tanto dinero en tan poco tiempo, la malversación se nota menos, es decir, si tú tienes que quitar 2.000 euros de 20.000 se nota mucho, pero de 400 millones de euros quitarte ocho millones no se nota tanto: este ha sido el caldo de cultivo perfecto para la corrupción, porque esas plusvalías además generaban comisiones ilegales, dinero fácil. Y es que cuando cuesta mucho ganar el dinero no se suelta fácilmente, pero cuando llega por un pelotazo, pues se le da a fulano, a ese concejal…
La corrupción es el síntoma, es el estornudo del constipado, pero ¿la causa, la enfermedad, dónde está? La causa es anterior, la causa es cuando la democracia se pone enferma. La corrupción es el estornudo de una democracia enferma ¿por qué?, ¿qué ha pasado anteriormente? Ha habido abuso de poder, se han utilizado mal las mayorías absolutas, el que gobierna se ha creído que ganar las elecciones habilita para hacer cualquier cosa, no han dejado a la oposición hacer su trabajo, cuando han pedido un contrato lo han escondido, etcétera, etcétera, y a partir de ahí llega la falta de control, el sentimiento de impunidad: yo he ganado las elecciones y puedo hacer cualquier cosa. Camps decía: «las urnas me absolverán», Fabra también lo decía, Camps decía: «hombre, yo he ganado las elecciones». Pero las elecciones habilitan al político para gobernar y no para otras cosas, porque, en todo caso, los delitos los absuelven los tribunales, no las urnas…
Este cóctel es explosivo: una democracia enferma donde la calidad democrática va bajando, donde los controles se van relajando, donde la sociedad también se relaja, y donde todo es justificable porque ganas las elecciones, sumado a lo que yo llamo el tridente del diablo: la especulación urbanística, la gestión de residuos y los grandes eventos, ya que cualquier caso de corrupción en esta tierra tiene relación con uno de los tres o de dos de estos elementos.
Yayo Herrero
Otro ámbito de importante especulación y corrupción ha sido el desarrollo de las grandes infraestructuras. Estas infraestructuras se han llevado a cabo aunque movimientos como el ecologismo, por ejemplo, han denunciado desde hace décadas que era absurdo hacer nuevas carreteras, ya que no se llegaba a los niveles de afluencia de coches que aconsejan construirlas, y se han construido aeropuertos en los que no aterrizan aviones, o puertos en los que no hay barcos, o tramos del AVE que no utiliza nadie, o estaciones de AVE en páramos. Es evidente que detrás de toda esta irracionalidad y este disparate está la corrupción.
Creo que este tema, el de la corrupción, no ha sido suficientemente tratado, es necesario partir de la base de que para que haya corruptos tiene que haber corruptores. Y ese es el papel que presuntamente han jugado algunas constructoras y otras grandes empresas en el Estado español, haciendo donaciones que parecen ser ilegales a los partidos que gobernaban, a cambio de la adjudicación de obras. Ha habido un enorme trasvase de dinero público para infraestructuras, que ahora se muestran como inútiles, y que la ciudadanía aceptó porque supuestamente creaban riqueza y puestos de trabajo. Ahora tenemos el récord en infraestructuras y en paro.
Para mí, denunciar a quienes corrompen es también muy importante. Cuando comentas toda esta descomposición de la democracia, de la clase política corrupta, no hay que olvidar un elemento muy vinculado: cuando la clase política se ha corrompido, en algunos casos lo que ha sucedido es que algunos políticos se han fusionado con el poder económico. Estas políticas de puertas giratorias que hacen que un ministro de economía o un presidente de gobierno, cuando deja de serlo, pase a ser consejero o un alto cargo de una eléctrica, y cuando vuelve ha ser elegido vuelve a dejar la eléctrica y pase al gobierno… Se acaba produciendo una especie de golpe de Estado metafórico, es como si el poder económico hubiese tomado las instituciones.
Yo creo que, ahora mismo, el problema enorme que hace que realmente el modelo de Estado y la democracia hayan desaparecido debajo del poder económico es que se sigue sin poner coto ni límites a quien ostenta un cargo político, un representante de quienes lo han votado, y que es corrompido por el poder económico. Para mí es un problema gravísimo, y efectivamente hay una conexión muy importante, es lo que tú decías, las tres patas que señalabas de la corrupción acaban teniendo un impacto y un peso tremendos sobre el territorio, sobre la naturaleza y sobre las personas.
Mónica Oltra
Que introduzcas el elemento del que corrompe me parece muy interesante. No sé si te acuerdas de que hace unos meses hubo una intensa ofensiva de los líderes de la patronal en contra de los empleados públicos, y Rosell se levantaba todos los días diciendo que aquí sobraban 400.000 funcionarios, y cosas por el estilo. Y siguen igual, han estado diciendo que cuatro días de permiso
para la muerte de un familiar es demasiado, en concreto, José de la Cavada hizo estas declaraciones. Se ve que a este buen hombre no se le ha muerto nadie, o bien este señor desconoce la naturaleza humana o al menos a los trabajadores no nos otorga el beneficio de la condición humana y lo que es la tristeza y el duelo. Lo importante para él debe ser que no nos movemos con diligencia para ir a enterrar a nuestros muertos… en fin, espero que no tenga que pasar por un trago así, porque a mí me ha pasado hace muy poco y me han tocado la moral, por no decir otra cosa, las palabras de este hombre.
Cuando oigo esto solo pido que se le echen al cuello, dialécticamente hablando, determinados sectores sociales, incluso los sindicales, para que este señor no sea representante de la patronal, porque una persona que nos deshumaniza hasta ese punto no puede serlo, por lo menos yo no me sentaría con ese individuo en ningún sitio.
Comento este tema porque hace poco tiempo escribí un artículo precisamente sobre esto, ya que parece que la corrupción solo sea un fenómeno de los políticos.
¡Cuidado!, que para que haya un corrupto tiene que haber otro que pague, que esté dispuesto a poner los dineros encima de la mesa, por lo tanto tiene que haber un corrompedor. Hay alguien que se deja corromper, pero necesariamente hay otro que va con un fajo de billetes a corromper, y no hay corrupción sin estos dos elementos, esto es un binomio y no existe uno sin el otro.
Me hace gracia que los representantes más altos de la patronal diesen lecciones de que había que apretarse el cinturón, de cómo gestionar lo público, cuando no eran capaces de, en su propia casa, solucionar o ver lo que pasaba con Arturo Fernández, un señor al que se le acusa de pagar en dinero negro. Y no digo ya Díaz-Ferrán, un representante de la patronal que no pagaba a sus trabajadores y que quebró todas las empresas de forma fraudulenta, por lo menos eso es lo que parece por los autos judiciales. Después de ver esto te preguntas ¿cómo es posible que en los medios de comunicación se invisibilice la parte corrompedora de la corrupción? Por eso me encanta que hayas sacado el tema, yo lo plasmé en un papel. ¡Oiga! ¡aquí no hay corrupción si no hay alguien dispuesto a corromper! Los políticos tienen su parte, y muy importante, la diferencia es que al político le votan y le dan su confianza, por lo tanto tiene más responsabilidad, y al empresario nadie le vota. Pero ¿qué pasa con los empresarios? A los que además les da lo mismo una sigla que otra, aunque obviamente conviven con más comodidad con la sigla que ahora gobierna.
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