Es la hora en punto, podemos escuchar las señales horarias (sintonía). Una sucesión de imágenes nos presentan los titulares del día, seguidamente una persona con gran aplomo nos dibuja lo que ocurre: Es el parte de hoy.
Diferentes canales de televisión y en todos se encadenan las mismas secuencias, las mismas noticias, en el mismo orden: son los diferentes informativos que nos muestran la realidad.
Un número de crónicas concreto, el número adecuado para que exista un métrica armónica: una tragedia, un suceso, una calamidad, un acontecimiento, una hazaña, una excentricidad…, es necesario alguna quiebra psíquica a través de diferentes alteraciones emocionales que permitan poner al espectador dispuesto para no preguntarse sobre las causas o el intento de comprender la construcción intelectual presentada, se trata de evitar la reflexión.
Los expertos avisan…, un grupo de investigadores afirma…, según el Instituto Nacional de Meteorología el tiempo para mañana será … -los expertos en ‘realidad’ se entiende, los que se la inventan, los que la definen, los que defienden los intereses de quienes les pagan, los que trabajan para quien tiene el poder-.
El presentador o presentadora, apenas inmutables ante los mensajes ofrecidos, sugieren mediante casi imperceptibles gestos, mediante la entonación, mediante el tono, el matiz de la noticia (humorística, trágica, benevolente, irreverente, adversa, patética, triste…) buscando la complicidad del espectador.
Las noticias siempre suceden en tiempo real, ahora, ‘conectamos en directo’, la realidad siempre es efímera y está muy lejana. El directo parte de la premisa de la presencia de los informadores y su ojo electrónico en el lugar de los hechos (la cámara estaba allí). El directo crea un aura en torno al acontecimiento, da prestigio al medio y se convierte en un espectáculo atractivo para el espectador. Por estas razones frecuentemente se manipula el directo falseando la presencia, creando una proximidad virtual incluso mediante dispositivos visuales o falseando el tiempo del acontecimiento.
También hay que entretener, se debe mantener al espectador sentado en su sillón mediante una gran espectáculo emotivo, conmovedor, impresionante y expresivo.En la actualidad, informar es esencialmente hacer asistir a un acontecimiento, es decir, mostrarlo, situarse a un nivel en el que el objetivo consiste en decir que la mejor manera de informarse equivale a informarse directamente. El testigo queda absorbido y englobado en el suceso. El receptor ya no puede hablar de mentiras, puesto que se ha informado por su cuenta y asume que “ver es comprender”, en detrimento de la reflexión que lleva al verdadero conocimiento. El instante suplanta al proceso.
Y sobretodo la agradable noticia final, no nos vayamos a levantar del diván con malas sensaciones y pensar que pertenecemos a esa realidad.
Para saber más: La formalización de la realidad, noticia, acontecimiento mediático, ciberacontecimiento. Rafael Díaz Arias
Sí, desgraciadamente estamos en guerra. El parte de cada día para ver cómo vamos muriendo sin ser consciente de ello.
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