“La visión de un salvaje desnudo en su tierra nativa es un hecho que nunca se olvida. Nunca olvidaré el asombro que sentí al ver por primera vez una partida de fueguinos en una orilla indómita y agreste, puesto que de inmediato me vino a la mente la reflexión de que aquellos eran nuestros antepasados. Aquellos hombres iban desnudos y embadurnados con pinturas; su largo pelo estaba enmarañado; echaban espuma por la boca de excitación y su expresión era salvaje, asustada y desconfiada. Apenas disponían de artes y como animales salvajes, vivían de lo que capturaban; no tenían gobierno y se hallaban a merced de cualquier otro que no perteneciera a su pequeña tribu.”
Charles Darwin.
Desde los primeros días de nuestra existencia nos hemos sorprendido viviendo en el seno de un grupo de personas. Surgen una serie de factores que condicionan la vida del colectivo configurando unas características determinadas, que moldean la conducta de sus miembros: los usos sociales, las costumbres, las leyes, las creencias, los valores, las obras materiales realizadas por las sucesivas generaciones y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por las personas en tanto miembros de una sociedad.
La continuidad de los estilos de vida de una generación a otra se mantiene gracias a los procesos de endoculturación, que se basan en el control de la generación de más edad sobre los más jóvenes mediante el premio y el castigo.
La incomprensión del papel que desempeña en el mantenimiento de las pautas de conducta y pensamientos de cada grupo forma el núcleo del fenómeno que llamamos etnocentrismo; es la creencia de que nuestras propias pautas de conducta son siempre naturales, buenas, hermosas o importantes, y que los extraños, por el hecho de actuar de manera diferente viven según patrones salvajes, inhumanos, repugnantes o irracionales.
Puede que los fueguinos que Darwin vio no tuvieran una forma de gobierno en el sentido que entonces imperaba en Europa, pero ciertamente disponían de medios complejos y efectivos para regular su vida social y política. No hay nada teleológico en la evolución cultural, ni existe nada inevitablemente universal en la aparición de las civilizaciones o de cualquier otro tipo de orden social, y nada que distinga a una cultura como superior en términos creativos o morales respecto al resto.
Cultura y endoculturación
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Hola Antonio,agradezco tu comentario a mi blog y de paso decirte que una vez visitado el tuyo, veo que hay más gente sensibilizada en estos temas, espero que mantengamos los canales de comunicación abiertos para intercambiar impresiones.
ResponderEliminarsaludos
María
Magnífico blog, Antonio. Me pasaré muy a menudo por aquí
ResponderEliminarUn poco de cultura puedes encontrar visitando todosobremorella.com. Gracias!
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