"Y si bastara sencillamente con no ser tentados… O, dicho de otra forma, con escapar del bombardeo publicitario: vuestro buzón se inunda a diario de publicidad que os propone promociones, unas más apetitosas que otras, la mayoría de las veces de productos de los que no tenéis ninguna necesidad.
¿Sabíais que…?
Cada hogar recibe 35 kg de publicidad al año en el buzón (o más bien «cajón de la propaganda»), es decir, un millón de toneladas de papel. Esto representa el 30% de la totalidad de documentos impresos, o sea el 30% de la pasta de papel que se produce. Algunos folletos publicitarios publicados por las grandes marcas alimentarias imprimen varios millones de ejemplares. No os hagáis ninguna ilusión: sois vosotros quienes pagáis la cuenta, porque el presupuesto publicitario de estas marcas (o de sus proveedores) repercute sobre el precio fi nal de los productos.
Pegad en vuestro buzón un adhesivo de
STOP PUBLICIDAD"
Extracto del libro: La simplicidad voluntaria en 130 consejos prácticos
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Esta claro que este blog le hace el juego a las directrices de la UE para empobrecer a los paises como Italia, Grecia, España, Portugal...
ResponderEliminarToda una técnica de persuasión social para empobrecidos.
belijerez, igual no he entendido tu mensaje, pero siento no estar de acuerdo.
ResponderEliminarNo creo que la simplicidad voluntaria y el decrecimiento le sigan el juego a ninguna directriz de la UE para empobrecernos. De hecho, si existe una estrategia de la UE para empobrecernos es a través de la deuda. Deuda que nosotros elegimos libremente contraer o no, y en qué medida.
Podemos reducir la deuda con una filosofía de simplicidad en el día a día: si no tenemos dinero y QUEREMOS algo, sentimos que lo necesitamos... pedimos un préstamo y contraemos una deuda. Deuda que con el tiempo y los intereses se puede volver impagable. Pero si no tenemos dinero y NO NECESITAMOS ese algo, tal vez prefiramos prescindir de ese préstamo y, por lo tanto, no contraer esa deuda que nos empobrecería.
Hace ya una década, desde Europa nos vendieron la moto del Euro, con la que íbamos a crecer económicamente como nunca antes, que íbamos a ser tan ricos como Alemania, Holanda o Francia. Picamos el anzuelo porque creíamos que así ibamos a salir del pozo en el que estábamos desde hace mucho tiempo. Picamos el anzuelo por querer más, no por querer menos. Por confundir cantidad con calidad. Por confundir nivel de vida con calidad de vida.
Hablas de persuasión social para empobrecidos. No entiendo bien lo que quieres decir. ¿Algo así como el opio del pueblo? ¿Crees que el decrecimiento se está usando desde Europa para que los empobrecidos nos conformemos con lo que tenemos e incluso queramos tener menos, y que la UE siga exprimiéndonos más y más sin que nos demos cuenta? Puede ser, pero vuelvo a mi argumento anterior: Nadie te puede vender algo que tu no quieres. Y si no compras, no pagas.
Es algo muy simple, pero que usado como base creo que puede servir para construir un futuro en el que el valor de las personas no se mida por lo que tengan, sino por lo que son. Aunque suene a tópico, encierra una gran verdad y muchos ratos de reflexión :)
A mi juicio, no se trata de hacer el juego a nadie. Simplemente es consumir lo que es necesario, por una razón principal, porque estamos consumiendo más recursos de lo que nos permite el planeta Tierra, y porque si nosotros consumimos más otros consumirán menos (recursos robados). Debemos pensar, también en las generaciones futuras: nuestra obligación es dejar el planeta como lo recibimos (Eso ya no podrá ser, pues hemos destrozado muchas cosas que no podremos arreglar).
ResponderEliminarYa conozco la opinión de los "optimistas económicos" que creen que el hombre tendrá inteligencia suficiente para arreglar todo, pero están demostrando que no es así.
Una cosa más que creo también muy importante. Si consumimos menos no podrá aumentar el crecimiento económico y eso nos permitirá tener más tiempo libre para ser nosotros.
Podría decir más, pero ...
Solo quería contestar a belijerez, pero no estoy segura de haberlo hecho bien
Un saludo