¿En qué consiste la idea de decrecimiento? ¿Cuándo surge?
El ‘decrecimiento’ es una metáfora subversiva que intenta hacer una crítica radical de uno de los grandes mitos de nuestra civilización: ‘el crecimiento’; Una imagen necesaria para abrir un espacio a la inventiva y la creatividad bloqueado por el totalitarismo economicista, basado en una idea de progreso y desarrollo que siempre resolverá nuestros problemas mañana.
El término ‘decrecimiento’ es utilizado muy recientemente, aunque alguna de las ideas en las que se apoya tengan una historia bastante antigua; la concienciación sobre la crisis ecológica, la crítica a la técnica y al progreso, el fracaso del desarrollo en el Sur, las aportaciones de la física y la biología en la economía...
¿Qué relación tiene con otras corrientes como el primitivismo o el neorruralismo?
Las diferentes miradas que sobre la realidad ejercen el movimiento primitivista, el fenómeno neorrural u otras corrientes de pensamiento nos tienen que servir para romper una cosmovisión ilustrada, liberal y progresista, elaborada y enriquecida sin tregua desde hace más de doscientos cincuenta años por autoridades políticas e intelectuales; esto no quiere decir que aceptemos todo el bagaje ideológico que aportan acríticamente.
Una opinión muy habitual de las personas que se consideran ‘progresistas’ es intentar presentar el movimiento decrecentista como una marcha atrás en la historia: “¡Nos quieren llevar a la edad de piedra!”; pero salir de la autopista del progreso no implica meterse en el callejón sin salida del pasado.
Por otra parte, en una sociedad tan global como la nuestra, ya no es posible escapar a la naturaleza, el mundo está lleno, nos afecta una explosión nuclear en Japón, una guerra en Libia, una plantación de transgénicos en Argentina o la instalación de una incineradora en Serín.
¿No es posible un “desarrollo sostenible”?
Condicionado por la ideología del consumo y prisionero de la fe ciega en la ciencia, nuestro mundo busca una respuesta que no contravenga su deseo en crecimiento exponencial de objetos y servicios sin perder la buena conciencia.
El concepto ético de ‘desarrollo sostenible’ ha respondido a esta esperanza. Las instituciones suelen difundir mensajes para utilizar bombillas de bajo consumo, televisores más eficientes o coches ecológicos; Las grandes empresas descubren una nueva etiqueta de moda, pero el mensaje es siempre: “¡Consume!”.
El desarrollo en el modelo económico actual genera pobreza, ignorancia, insolidaridad, consumismo, uniformidad, violencia... y por supuesto: Es insostenible.
¿El decrecimiento supone pérdida de calidad de vida?
Si entendemos por calidad de vida la satisfacción de las necesidades humanas, lo que cambiaría con una sociedad más convivencial, sería la manera o los medios utilizados para la satisfacción de estas necesidades.
Pongamos un ejemplo:
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su bebé, tanto para su desarrollo físico como psicoafectivo. La lactancia es beneficiosa para el bebé, la madre y la sociedad en todos los lugares del mundo.
La leche materna es un alimento ecológico que no necesita fabricarse, envasarse ni tansportarse con lo que no malgasta recursos energéticos y materiales y evita la contaminación del medio ambiente, siempre lista para su uso y además es gratuita.
Para producir la leche artificial se precisa la utilización de grandes espacios para la explotación del ganado vacuno, por lo que aumenta la deforestación; quema combustible para su transporte por el mundo; la fabricación de botes para la leche, biberones, etc. produce un agotamiento de recursos naturales, y genera materiales de desecho. Además necesita ser calentada y hay que pagarla.
Pero, los intereses económicos de las multinacionales prevalecen sobre los derechos de las personas, la lactancia materna no es rentable, y sí lo son las leches artificiales, que se están convirtiendo en productos de consumo habitual.
Un absurdo generado por un modelo productivo que responde a los intereses de las clases capitalistas.
Dado el volumen de consumo de la sociedad actual ¿Crees que es una opción viable o una utopía?
Pongamos otro ejemplo:
En 1993 Stefanie Böge publicó en Alemania un estudio, ya famoso, sobre la intensidad de transporte del yogur de frutilla y sus materias primas: ingredientes, envases, recipientes y tapas. Esta autora calculó los kilómetros que debía recorrer un yogur atravesando 4 países antes de llegar a la mesa del consumidor. Detrás de cada pote de yogur se esconden tres mil kilómetros recorridos en camión. Pero dado que los proveedores de materiales tienen a su vez sus propios suministradores de materias primas, se deben sumar otros 4.500 kilómetros.
Al consumo de combustible fósil no renovable, se agrega el impacto medioambiental. Por otra parte, la utilización de potes de plástico desechables, en vez de envases reutilizables de vidrio, significa el empleo de otros 100 litros de petróleo por cada 7.000 unidades que acaban en la basura."
Si el yogur se hace de una manera más barata y sencilla de forma doméstica.
¿Por qué todo este gasto?
¿El retorno a lo local implica chovinismo?
Hablar de un renacimiento de lo local, se traduce en un viejo principio de la ecología política: “pensar globalmente, actuar localmente”. Hablamos de reapropiación de espacios tanto rurales como urbanos, hablamos de soberanía alimentaria, hablamos de nuevas formas de vida de carácter comunitario, hablamos de nuevas pautas de producción y de consumo, hablamos de una tecnología al servicio de las personas y de una relación de equilibrio con el lugar donde vivimos, hablamos de reducción de transporte motorizado y consumo energético, hablamos...
Y también nos situamos dentro una visión holística, donde se plantea la necesidad de una nueva cosmología y una nueva antropología que nos coloque, como seres humanos, en el lugar que nos corresponde, dentro y no sobre la naturaleza y que potencie la cooperación, el cuidado mutuo, el amor, como formas de relación entre los hombres y mujeres, y entre los seres humanos y la naturaleza.
Parece que cada vez se habla más del decrecimiento. ¿Qué iniciativas se están desarrollando en Asturias o en su entorno más próximo?
Desgraciadamente en Asturias no se ha desarrollado ninguna iniciativa, hay una serie de personas interesadas en el tema pero no existe una actividad decrecentista como tal. Si existen una serie de grupos que son una referencia dentro del movimiento como son ‘El local cambalache’ y ‘Ramitas’.
El consumo consciente y transformador (CCT), puede resultar más caro para el individuo en varios aspectos que la oferta de los grandes centros de distribución de productos ¿cómo trasladar la necesidad del CCT a la gente en tiempos de crisis?
Existen muchas experiencias interesantes que intentan, aunque de una manera limitada, la transformación del actual modelo capitalista, el consumo consciente transformador es una de ellas, hacer del consumo un acto político, el comercio justo, la renta básica y el límite máximo de beneficio, la cooperativa integral, la huelga de usuarios de bancos, las universidades libres, los bancos de tiempo, la educación sin escuela, las cooperativas de energías renovables, la red de insolventes e insumisos, la recuperación de edificios vacíos, el uso de transporte compartido, la repoblación rural, la autoconstrucción ecológica, el movimiento de ciudades en transición, las monedas sociales, las redes de intercambio, el proyecto de economía comunitario...
Hoy en día no se puede luchar de frente contra el capitalismo, la única posibilidad que existe es entrar en disidencia. Solamente si encontramos un hilo que sea capaz de armonizar todas las luchas que se plantean día a día por parte de aquellos a los cuales el sistema explota, margina o reprime seremos capaces de proponer un sistema que no entre en la lógica del mercado. Yo pienso que este hilo puede ser el decrecimiento.
Grandes empresas afincadas en nuestro país como Eroski, Leroy Merlin o Carrefour se están etiquetando como ecologistas, con propuestas como la reducción de bolsas de plástico o el uso de maderas y papel certificado ¿Qué opinión te merecen estas medidas?
Las grandes empresas descubren una nueva etiqueta de moda, la estética ambiental vende, un escaparate donde esconder la contaminación, un lavado de imagen que permite mercadear con el consumo verde.
Las grandes empresas ganan mucho dinero, no les interesa un discurso alternativo, simplemente se disfraza con la retórica del ‘consumo ecológico’, una especie de escaparate deslumbrante diseñado para ocultar el inmenso vacío existente tras él.
Para finalizar ¿Qué textos u otro material recomiendas para conocer más sobre la teoría del decrecimiento?
Existen libros cuya temática central es el decrecimiento como el libro de Carlos Taibo ‘En defensa del decrecimiento’, ‘La apuesta por el decrecimiento’ de Serge Latouche o ‘El decrecimiento feliz’ de Julio García Camarero, también muy interesante el libro ‘Decrecimientos, sobre lo que hay que cambiar en la vida cotidiana’ escrito por varios autores y coordinado por Carlos Taibo.
Existen, además, vídeos que se pueden ver en la portada del blog del decrecimiento donde exponen Carlos Taibo, Luis González, Serge Latouche y otros.
Espacio para despedirte o poner lo que quieras
Lo primero que salta la vista es que la gran mayoría de los textos, los manifiestos, los libros que constituyen la base intelectual del decrecimiento han sido escritos por autores masculinos. Estos autores a su vez se han basado principalmente en otros pensadores (hombres) anteriores. Esta observación, que puede parecer banal, ha influido en buena medida en que, a día de hoy, la influencia real del pensamiento feminista en el discurso del decrecimiento no sea algo palpable.
Poner en entredicho el modelo capitalista de crecimiento ilimitado implica cuestionar también el paradigma del patriarcado como sistema social y moral que lo sustenta.
El Decrecimiento propone construir otras formas de vida basándose en las relaciones sociales, la cercanía, la austeridad, la vida en común y la ralentización del tiempo. Elementos que lejos de ser limitantes son los que enriquecen la vida y la llenan de alegría. No son nuevos los estudios que apuntan que la felicidad subjetiva no está asociada al consumo y al dinero sino más bien a la vida comunitaria donde prima la relación.