En inglés, el término está acuñado y se denomina “Energy Returned On Energy Invested, o EROEI; esto es, la energía que se obtiene al invertir una determinada cantidad de energía para obtenerla en disposición de ser utilizada, en castelleno la denominamos Tasa de Retorno Energético (TRE).
Existe gran dificultad para aprehender este concepto, así suponemos que un combustible como la madera tiene una TRE superior a uno; ya que es energía que el sol deposita en el bosque y las personas lo utilizan como fuente de calor desde que aprendieron a utilizar el fuego hace unos 500.000 años.
Suponemos también que la utilización del carbón, el petróleo y el gas natural, tiene una TRE superior a la unidad, a pesar de la creciente complejidad para su utlización como fuente de energía, y aunque existan diferentes rendimientos energéticos según el tipo de combustible (por ejemplo mayores en el uso de antracita que de lignito).
Las energías renovables, solar, fotovoltaica y eólica, son muy dependientes de que exista un tipo de modelo de sociedad compleja para ser poducidas. Investigación, fabricación, sistemas de transporte y distribución, mantenimiento... Lo que nos devuelve otra vez a la necesidad de petróleo para sostener este tipo de fuentes de energía. Lo que intuitivamente nos lleva a pensar que la TRE puede ser negativa.
Sirve, sobre todo, para darse cuenta de que a medida que la TRE se acerca a la unidad, la obtención de ese recurso tiende a dejar de ser interesante. Al menos desde el punto de vista de rendimiento energético.
En un mundo que se acerca a pasos agigantados al comienzo de la segunda mitad de la Era del Petróleo, en la que los mejores y más accesibles depósitos y con la mejor calidad de combustibles se han ido explotando primero, seguiremos hablando cada vez más de las leyes de los beneficios decrecientes, del descenso inevitable de la TRE en diferentes fuentes de energía.
Para saber más: Tasa de Retorno Energético
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