George
Monbiot - Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
Imaginemos
que en 3030 A.de C. las posesiones totales del pueblo de Egipto
llenaban un metro cúbico. Propongamos que esas posesiones crecieron
4,5% por año. ¿Qué tamaño hubiera tenido esa pila al llegar la
Batalla de Actium en 30 A.de C.? Es el cálculo hecho por el
banquero de inversiones Jeremy Grantham (1). La trayectoria de la
tasa de crecimiento compuesto muestra que la erosión del planeta
solo acaba de comenzar. Simplemente no podemos seguir por el mismo
camino.
Continuemos,
adivina. ¿Diez veces el tamaño de las pirámides? ¿Toda la arena
del Sahara? ¿El océano Atlántico? ¿El volumen del planeta? ¿Un
poco más? Es 2.500 trillones (1018) de sistemas solares
(2). No precisa mucho tiempo, al considerar ese resultado, para
llegar a la paradójica posición de que la salvación reside en el
colapso.
Tener
éxito es destruirnos. Fracasar es destruirnos. Es el aprieto que
hemos creado. Ignora si es necesario el cambio climático, el
colapso de la biodiversidad, el agotamiento del agua, del suelo, de
los minerales, del petróleo; incluso si todos estos problemas se
desvanecieran milagrosamente, la matemática de la tasa de
crecimiento compuesto hace que la continuidad sea imposible.
El
crecimiento económico es un artilugio del uso de combustibles
fósiles. Antes de que grandes cantidades de carbón fueran
extraídas, cada aumento en la producción industrial iba acompañado
por una caída en la producción industrial, ya que el carbón
vegetal o los caballos de fuerza requeridos por la industria
reducían la tierra disponible para cultivar alimentos. Cada
revolución industrial anterior colapsó, ya que el crecimiento no
podía ser sustentado (3). Pero el carbón rompió este ciclo y
posibilitó –durante algunos siglos– el fenómeno que ahora
llamamos crecimiento sostenido.
No
fue ni el capitalismo ni el comunismo lo que posibilitó el progreso
y las patologías (guerra total, la concentración sin precedentes
de la riqueza global, destrucción planetaria) de la modernidad. Fue
el carbón, seguido por el petróleo y el gas. La meta-tendencia, la
narrativa madre, es la expansión alimentada por el carbono.
Nuestras ideologías son meros argumentos secundarios. Ahora, a
medida que las reservas más accesibles han sido agotadas, tenemos
que saquear los rincones ocultos del planeta para sustentar nuestra
imposible proposición.
El
viernes, unos pocos días después que científicos anunciaron que
el colapso del hielo de la Antártida poniente es ahora inevitable
(4), el gobierno ecuatoriano decidió que la perforación por
petróleo continuaría en el corazón del parque nacional Yasuní
(5). Había hecho una oferta a otros gobiernos: si le daban la mitad
del valor del petróleo en esa parte del parque, dejaría su suelo
intacto. Puede ser interpretado como chantaje o como comercio justo.
Ecuador es pobre, sus depósitos de petróleo son ricos: ¿por qué,
argumentó el gobierno, debiera dejarlos intactos sin compensación
cuando todos los demás están perforando hasta el último círculo
del infierno? Pidió 3.600 millones de dólares y recibió 13
millones. El resultado es que Petroamazonas, una compañía con un
pintoresco historial de destrucción y derrames (6), penetrará
ahora uno de los sitios con mayor biodiversidad del planeta, en el
cual se dice que una hectárea de selva tropical contiene más
especies que las que existen en todo el continente de Norteamérica
(7).
La
compañía petrolera Soco del Reino Unido espera ahora penetrar el
parque nacional más antiguo de África, Virunga, en la República
Democrática del Congo (8); uno de los últimos baluartes del gorila
de montaña y el okapi, de chimpancés y elefantes de bosque. En
Gran Bretaña, donde acaban de ser identificados potenciales 4.400
millones de barriles de petróleo de esquisto (shale) en el sudeste
(9), el gobierno fantasea con la idea de convertir los frondosos
suburbios en un nuevo delta del Níger. Con este fin está cambiando
las leyes de trasgresión para posibilitar la perforación sin
consentimiento y generosos sobornos a gente local (10, 11). Estas
nuevas reservas no solucionan nada. No terminan nuestra hambre de
recursos; la exacerban.
La
trayectoria del crecimiento compuesto muestra que la erosión del
planeta acaba solo de comenzar. A medida que el volumen de la
economía global se expande, todo sitio que contenga algo
concentrado, poco usual, precioso, será buscado y explotado, sus
recursos extraídos y dispersados, las diversas y diferenciadas
maravillas del mundo reducidas al mismo rastrojo gris.
Alguna
gente trata de resolver la imposible ecuación con el mito de la
desmaterialización: la afirmación de que a medida que los procesos
se hacen más eficientes y los artefactos son miniaturizados,
usamos, en suma, menos materiales. No hay señales de que esto esté
sucediendo. La producción de mineral de hierro ha aumentado 180% en
diez años (12). El organismo comercial Forest Industries nos dice
que “el consumo global de papel se encuentra a un nivel alto
récord y seguirá aumentando”. (13) Si, en la era digital, no
reducimos siquiera nuestro consumo de papel, ¿qué esperanza existe
para otros productos de consumo?
Consideremos
las vidas de los súper ricos, que fijan el ritmo del consumo
global. ¿Están reduciendo el tamaño de sus yates? ¿Sus casas?
¿Sus obras de arte? ¿Su compra de maderas finas, de peces raros,
de piedras raras? Los que cuentan con los medios necesarios compran
casas cada vez más grandes para almacenar la creciente acumulación
de cosas que no vivirán lo suficiente para usar. Por acumulación
inadvertida, se usa cada vez más superficie del planeta para
extraer, fabricar, y almacenar cosas que no necesitamos. Tal vez no
sea sorprendente que hayan vuelto a aparecer fantasías sobre la
colonización del espacio – que nos dicen que podemos exportar
nuestros problemas en lugar de resolverlos (14).
Como
señala el filósofo Michael Rowan, las inevitabilidades del
crecimiento compuesto significan que si la tasa de crecimiento
predicha el año pasado para 2014 (3,1%) se mantiene, incluso si
fuésemos a reducir milagrosamente el consumo de materias primas en
un 90% retardamos lo inevitable en solo 75 años (15). La eficiencia
no resuelve nada mientras el crecimiento continúa.
El
fracaso inescapable de una sociedad basada en el crecimiento y en su
destrucción de los sistemas vivos de la Tierra son los hechos
apabullantes de nuestra existencia. Como resultado casi no son
mencionados en ninguna parte. Constituyen el gran tabú del Siglo
XXI, los temas garantizados para enajenar a amigos y vecinos.
Vivimos como si estuviésemos atrapados dentro de un suplemento
dominical: obsesionados por la fama, la moda y los tres elementos
básicos aburridos de la conversación de clase media: recetas,
innovaciones y centros turísticos. Cualquier cosa que no sea el
tópico que demanda nuestra atención.
Declaraciones
de lo exageradamente obvio, los resultados de una aritmética
básica, son tratados como distracciones exóticas e imperdonables,
mientras la proposición imposible según la cual vivimos es
considerada como tan sana y normal y poco interesante que no vale la
pena mencionarla. Es como se mide la profundidad de este problema:
según nuestra incapacidad de llegar a discutirla.
Referencias:
1.
http://www.theoildrum.com/node/7853
2.
Grantham expresó este volumen como 1057 metros cúbicos.
En su trabajo We Need To Talk About Growth, Michael Rowan lo
tradujo como 2.500 trillones (1018) de sistemas solares.
(http://persuademe.com.au/need-talk-growth-need-sums-well/). Esta
fuente menciona el volumen del sistema solar (si es considerado como
una esfera) como
39.629.013.196.241,7
kilómetros cúbicos, lo que es aproximadamente 40 x 1021
metros cúbicos. Multiplicados por 2.500 trillones (1018),
esto da 1041 metros cúbicos. Por lo tanto, a menos que
tenga la cifra equivocada para el volumen del sistema solar o haya
confundido mis unidades, lo que es eminentemente posible, la
traducción de Michael Rowan parece estar subestimada. Sin embargo,
me basaré en su cifra, ya que no tengo mucha confianza en la mía.
Agradecería cualquier mejora, comentario o corrección.
3.
EA Wrigley, 2010. Energy and the English Industrial Revolution.
Cambridge University Press.
4.
http://www.theguardian.com/environment/2014/may/12/western-antarctic-ice...
5.
http://www.theguardian.com/environment/2014/may/23/ecuador-amazon-yasuni...
6.
http://www.entornointeligente.com/articulo/2559574/ECUADOR-Gobierno-conc...
7.
http://www.theguardian.com/world/2013/aug/16/ecuador-approves-yasuni-ama...
8.
http://www.wwf.org.uk/how_you_can_help/virunga/
9.
http://www.theguardian.com/environment/2014/may/23/fracking-report-billi...
10.
http://www.telegraph.co.uk/earth/energy/fracking/10598473/Fracking-could...
11.
http://www.theguardian.com/environment/2014/may/23/fracking-report-billi...
12.
Philippe Sibaud, 2012. Opening Pandora’s Box: The New Wave of
Land Grabbing by the Extractive Industries and the Devastating
Impact on Earth. The Gaia Foundation.
http://www.gaiafoundation.org/opening-pandoras-box
13.
http://www.forestindustries.fi/industry/paper_cardboard_converted/paper_...
14.
https://www.globalonenessproject.org/library/articles/space-race-over
15.
Michael Rowan, 2014. We Need To Talk About Growth (And we
need to do the sums as well.)
http://persuademe.com.au/need-talk-growth-need-sums-well/