Decrecimiento en Euskal HerriaPropuestas para el debate político sobre el decrecimiento Idea de base: las acciones “tradicionales” desde la izquierda son necesarias y deben ser apoyadas pero, además, deberíamos ir impulsando acciones de transición hacia una nueva sociedad no capitalista sobre fundamentos de decrecimiento o postdesarrollo. Para ellos deberíamos recuperar aspectos del republicanismo político como la concepción de ciudadanía y el comunitarismo. Tenemos un “problema” al pasar de las acciones individuales que dependen básicamente del convencimiento y la voluntad (sencillez voluntaria; consumo familiar o individual ecológico y responsable; medidas de ahorro energético, etc…) a lo político práctico más global que requiere voluntad política y programas concretos de acción.Todo ello no puede realizarse sin movimientos sociales (de ahí que sea buena idea el surgimiento de partidos “no al uso” que de verdad estén en relación con los movimientos transformadores). Como propone Enric Duran: Habría que elaborar prácticas y calendarios concretos de acciones de respuesta en la calle a cuestiones concretas que pueden ser más o menos las tradicionales (huelgas, etc) hasta otras que respondan a estrategias de carácter sostenido y que vayan incluyendo e incitando a generar el embrión de una nueva sociedad superadora del capitalismo. 1- Nuevo modelo energético-modelo social: Relocalización lo más profunda posible (del trabajo, de los medios de producción, de los recursos, de la agricultura, de la política) que disminuya el coste del transporte + Inversión en energías renovables = I+D de verdad (por ejemplo comenzando por la vieja idea de acabar con los gastos científico-militares para pasar esas sumas a investigación científica y práctica en energías renovables, distribución, etc.) + nuevas pautas de consumo basadas en la negación del sistema capitalista que prima lo innecesario y el individualismo consumista (activación de mecanismos en el ámbito de la educación y cultura). Nota sobre la relocalización política: Supone una revolución democratizadora que haga que la ciudadanía pueda detentar el poder desde lo más cercano, es decir desde la vida municipal a través de la participación. La propuesta es que los municipios sean los primeros y primordiales ámbitos de decisión comunitaria recuperando viejas aspiraciones del pensamiento republicano y dotando a los ayuntamientos de muchos más poderes, competencias y recursos.
2- Promoción del cooperativismo: Basado en usar las fórmulas legales que existen (sin por ello menospreciar otras acciones como la desobediencia civil, etc.) para hacer avanzar el cooperativismo desde diferentes niveles pero con una perspectiva no capitalista: consumo responsable-ecológico; cooperativas de viviendas de uso al estilo nórdico; centros sociales autogestionados; cooperativas de trabajadores en empresas en crisis; asociaciones de tipo vecinal o cooperativas vecinales que sirvan como redes sociales para los más desfavorecidos, etc. Obviamente, como señalan diversos activistas, esto requiere igualmente de niveles de comunicación y coordinación entre las diversas iniciativas.
3- Educación y cultura: Unido a los puntos 1 y 2, sin una nueva idea de sociedad (de postdesarrollo o superadora del desarrollo basado en el crecimiento económico capitalista) será difícil avanzar de verdad. Por eso todas las acciones culturales y educativas que puedan ayudar a poner en el centro a la persona (y no al consumo o a lo económico), a promocionar los derechos humanos y los valores de ciudadanía desde la perspectiva individual y comunitaria serían fundamentales. Aquí pueden surgir ideas para cooperativas de educación (con elaboración de materiales y, sobre todo, dinámicas adecuadas) que además colaboren con lo que ya existe (alguna ONG seria que quede, las organizaciones por el laicismo, por los derechos humanos, etc.).
4- Otras ideas: por ejemplo planes reales de austeridad institucional y similares; una nueva concepción de la cooperación internacional para el desarrollo, etc.
Iñaki Valentín